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HistoriaBiografía

Silva y Mendoza, Rodrigo de. IV Duque de Pastrana (1614-1675).

Noble español, cuarto duque de Pastrana, de Francavila y Estremera, quinto príncipe de Melito y de Éboli, marqués de Algecilla y de Almenara, conde de Chamusca y Ulme, y señor de numerosas villas y lugares, nacido el primero de agosto de 1614 y fallecido en diciembre de 1675. A lo largo de su vida participó activamente en los avatares políticos de su tiempo.

Fue bautizado en Pastrana en la iglesia parroquial de la Asunción. Desde su más tierna infancia, sus padres Ruy Gómez de Silva y Mendoza (1586-1626), tercer duque de Pastrana y Leonor de Guzmán y Sotomayor (fallecida en 1657), descendiente de la casa de Medina-Sidonia, le educaron con exquisito esmero dotándole de distinguidos criados y expertos tutores para que pudiera representar un alto servicio al rey y llevara con solidez las riendas de los crecidos estados que por herencia le correspondían.

Ejerció numerosos cargos como los de gran justicia del reino de Nápoles, comendador de Estepa y trece de la Orden de Santiago (1672). También formó parte de los Consejos de Estado y Guerra (1674), y ocupó el influyente cometido de mayordomo mayor (1670) de la reina regente Mariana de Austria (1634-1696), esposa de Felipe IV y madre del joven Carlos, heredero del trono.

Cuando todavía no había cumplido dieciséis años, Rodrigo contrajo matrimonio con Catalina Gómez de Sandoval y Mendoza (1616-1686), de tan sólo trece años, primogénita de la casa y estados del Infantado. El enlace se celebró en la iglesia de San Diego de Alcalá el domingo 21 de abril de 1630 con gran pompa y ceremonia. La novia, hija heredera de Diego Gómez de Sandoval, comendador mayor de Calatrava, poseedora conjuntamente de los títulos de duquesa de Lerma y de Cea, marquesa de Santillana y del Cenete y condesa de Saldaña, representaba, independientemente de sus destacadas condiciones personales, un inmejorable partido para la casa de Pastrana, pues por muerte de su hermana, la marquesa de Tarifa, era heredera del mayorazgo que fundó su abuelo paterno el duque de Lerma para los segundos de la Casa del Infantado. Catalina conseguiría igualmente el título de octava duquesa del Infantado al suceder a su hermano Rodrigo Díaz de Vivar Sandoval y Mendoza, que murió prematuramente sin sucesión el 15 de enero de 1657.

Como resultado de este matrimonio se unieron estas dos poderosas casas nobiliarias (Pastrana-Infantado), cuyos escudos de armas quedaron así entroncados. Por una parte, el de la casa y linaje de los Silva, que venía representado con un león de púrpura, coronado y rampante en campo de plata, y, por otra, el de los Mendoza, con su clásico escudo cuartelado en sautor con bandas de gules fileteadas de oro y la leyenda del "Ave María. Gratia Plena".

A criterio de algunos cronistas Rodrigo fue un joven apuesto de “gentil rostro y buen talle”. Caballero aventajado, de notoria inteligencia y buscado de todos los eruditos para ser el mecenas de sus obras. De él era conocido su gran afición por los libros y la lectura, que bien pudo atender en la espléndida librería que reunió en su palacio ducal. Sin embargo, noticieros de la corte suelen ser despiadados con algunas actuaciones que tuvo a lo largo de su vida. Por ejemplo, el maldiciente Jerónimo Barrionuevo, en sus Avisos, no duda en calificarle de “logrero” y “ambicioso” añadiendo que “en materia de hacienda no había Nerón como él”. Su fama de avaro y “de miserable por no gastar” corrió por toda la corte, sobre todo a raíz del sonoro desplante que le hizo a Felipe IV cuando no asistió en Valencia al bautizo del príncipe Felipe Próspero (1657-1661). El rey, en represalia, supo castigarle desterrándole de la corte durante cuatro años, además de imponerle un severo tributo.

Después de pasar sus años mozos entre Pastrana y Guadalajara, es probable que a consecuencia de los compromisos derivados de los numerosos pleitos en los que siempre estuvo metido, o quizás sólo por el deseo de intervenir en las incidencias palatinas, se instaló en Madrid en donde tomó como residencia las casas que su madre había edificado en las Vistillas de San Francisco, muy cerca del Alcázar Real. Allí, el 12 de enero de 1636, seis años después de su unión matrimonial, nació su hija primogénita, a la que llamaron Leonor en recuerdo de su abuela paterna. Su segundo hijo, Gregorio María, nació en Pastrana en 1649 y sería llamado a continuar la línea sucesoria como noveno duque del Infantado y quinto de Pastrana. Gaspar María, segundo hijo varón, nació en 1653 y ostentó los títulos de comendador de la Orden de Alcántara y virrey de Nueva España. El tercer hijo varón, nació en 1654, y le pusieron por nombre Josef María, fue primer marqués de Melgar, por merced de Carlos II, y comendador de Estepa perteneciente a la Orden de Santiago. Sus otros dos hijos, Juan y Francisco, murieron siendo niños.

En 1634, Rodrigo, con 20 años de edad y ansioso por progresar en el escenario de la corte, aceptó el requerimiento de Felipe IV, al igual que otros nobles, para que librara, a su costa, una coronelía de más de 1.500 hombres destinada a resistir las pretensiones del rey de Francia sobre Perpignan. En recompensa se le hizo merced de una cesión en el pleito que tenía puesto sobre las villas de Chamusca y Ulme, y de que cobrase hasta 10.000 ducados de renta. Siguió ofreciendo servicios al rey y recibiendo de palacio otros numerosos favores. Financió seis compañías para repeler la amenaza de los portugueses sobre Badajoz en 1657. Tres años antes, en marzo de 1654, fue nombrado guarda mayor del Monte de la Seca, jurisdicción de Medina del Campo, en detrimento del duque de Cardona. Meses después se le facultará para ostentar los cargos de regidor de las ciudades de Toledo, Segovia, Valladolid, Guadalajara y Tordesillas, nombrándosele alcalde perpetuo de esta última, cuando ya lo era de Simancas. Consiguió también los censos perpetuos que pagaban a la Real Hacienda los concejos y nuevos pobladores de Guadix, Baza, Huéscar y marquesado de Cenete.

En octubre de 1659 cayó gravemente enfermo e hizo testamento disponiendo su entierro en el panteón familiar de la Colegiata de Pastrana: “en donde descansan mis padres y abuelos”. No obstante, el encargo principal del testamento fue la fundación de un mayorazgo para cada uno de sus tres hijos varones.

Una vez recuperado de su enfermedad entró de nuevo en su actividad política, al concurrir con varios nobles a entorpecer la privanza de Luis de Haro, probablemente con la disimulada aspiración de suplantarle. El triunfo del valimiento de Haro alejó al duque de la corte, no obstante, consiguió que su primer hijo varón, Gregorio María, se desposara en 1666 con María de Haro, hija del ya difunto adversario.

Tras la muerte en 1661 de Luis de Haro, los insistentes requerimientos de la alta nobleza para que el rey gobernara por su propia mano consiguen hacer claudicar a Felipe IV, que quedó sumido en una profunda depresión hasta su muerte en 1665. En sus últimas voluntades designó a su esposa la reina Mariana como regente del futuro Carlos II, sus decisiones quedaban así substraídas a la Junta de Gobierno, constituida igualmente por expreso deseo del rey. La incapacidad política de la reina la llevaron a buscar apoyos más personales, que tomaron forma en la figura de su confesor, Johannes Eberhard Nithard. La no pertenencia del jesuita a la aristocracia castellana y su impopularidad fueron caldo de cultivo de nuevas conspiraciones nobiliarias entre las que Rodrigo de Silva formó parte activa. Entre tanto el enorme vacío político dejado por Felipe IV fortaleció las ambiciones políticas del que fuera su hijo bastardo, Juan José de Austria. Entre sus partidarios se significaron nobles como don Rodrigo que veía en el de Austria la legítima encarnación de las virtudes de la Monarquía Católica. El hijo de Felipe IV, retirado en Consuegra, y a petición del propio Duque, se instala durante casi tres meses en el Palacio del Infantado en Guadalajara, convirtiéndose en un centro de conspiración. La lucha se entabla cada vez más tirante entre Nithard y el bastardo.

En enero de 1669 Juan José de Austria avanza desde Aragón hacía Madrid. El duque de Pastrana a la cabeza de varios nobles se dirige a palacio y solicita audiencia a la regente. Después de una larga negociación la reina decide firmar la destitución del padre Nithard. Sin embargo, el programa político de Juan José y su facción aristocrática no pudo o no supo capitalizar la situación, que se mantuvo tan vacilante como antes. La incompetencia de la reina Mariana para enfrentarse a las disposiciones de la Junta de Gobierno, la hicieron de nuevo recabar en el soporte político de otro primer ministro: Fernando de Valenzuela.

El 6 de noviembre de 1675, Carlos II alcanzó su mayoría de edad a los catorce años. Al mes siguiente, el día de Navidad, falleció Rodrigo de Silva y Mendoza, duque de Pastrana y del Infantado, cabecilla de una nueva camarilla que seguiría manifestando su ultraje por la privanza del nuevo advenedizo. Sus tres hijos acompañaron el cadáver “con majestuosa pompa funeral” hasta el panteón de los Pastrana en la Colegiata de la villa ducal, en donde descansa.

Bibliografía

  • ARTEAGA Y FALGUERA, C.: La casa del Infantado. Cabeza de los Mendoza, Madrid, 1944.

  • DOMINGUEZ ORTIZ, A.: La sociedad española en el siglo XVII. I. El estamento nobiliario, (edición facsímil), Granada, CSIC, Universidad de Granada, 1992.

  • GUTIÉRREZ CORONEL, D.: Historia genealógica de la Casa de Mendoza. Edición, prólogo e índice de Angel González Palencia, tomo I y II, Madrid, Instituto Jerónimo Zurita del CSIC y Ayuntamiento de la ciudad de Cuenca, 1946.

  • PÉREZ CUENCA, M.: Historia de Pastrana y sucinta noticia de los pueblos de su partido, Madrid, 1871.

  • SALAZAR Y CASTRO, L. de: Historia genealógica de la casa de Silva...., Madrid, Melchor Álvarez y Mateo de Llanos, 1685.

José Manuel Prieto Bernabé
Consejo Superior Investigaciones Científicas

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  • 0111 José Manuel Prieto Bernabé