A B C D E F G H I J K L M N O P Q R S T U V W X Y Z
PeriodismoLiteraturaBiografía

Silva, Micaela de, o "Camila Avilés" (1809-1889).

Poetisa, narradora y articulista española nacida en Oviedo (Asturias) el 8 de mayo de 1809 y fallecida en Jadraque (Guadalajara) el 20 de julio de 1889. Publicó muchos de sus escritos literarios bajo el pseudónimo anagramático de Camila Avilés. Aunque en forma de libro sólo dejó editados dos volúmenes poéticos, por la gran cantidad de colaboraciones que envió a numerosos periódicos y revistas de su época puede considerarse como una de las escritoras más prolíficas del romanticismo literario español.

Era hija de Fernando Silva, un comisario que se había destacado por sus actuaciones en la Guerra de la Independencia. Al término de la contienda bélica se trasladó con su familia a Barcelona, de donde pasó a instalarse definitivamente en la capital de España. En Madrid, la joven Micaela tuvo acceso a una esmerada educación, basada fundamentalmente (como era habitual entre las pocas mujeres de su tiempo que tenían estudios) en el aprendizaje de idiomas. Pronto sobresalió entre las escritoras del momento, y entró a formar parte de los principales círculos literarios del país. Así, en 1861 el poeta Miguel Agustín Príncipe le dedicó su fábula "Piedras de Mármol", y pocos años después fue nombrada vocal auxiliar del Ateneo Artístico y Literario de Señoras de Madrid, fundado por la escritora madrileña Faustina Sáez de Melgar. Con motivo de su muerte, el diario El Imparcial publicó una semblanza biográfica de Micaela de Silva.

Los dos libros impresos que dejó Camila Avilés (mencionados al comienzo de estos renglones) son los titulados Un novio a pedir de boca (Madrid; M. Campo-Redondo, 1863) y Emanaciones del Alma (Madrid; Hijos de Vázquez, 1885). El primero de ellos consta de un sólo poema ("Pollos imberbes y barbudos gallos") que no es sino una réplica en octavas a otra famosa composición del escritor Vargas Ponce ("Proclama de un solterón"); el segundo es una extensa recopilación de las poesías de la autora asturiana, prologada por don José María Perier.

A lo largo de su dilatada trayectoria literaria, Micaela de Silva colaboró en infinidad de medios de comunicación, como Las dos Asturias, Almanaque (Lugo, 1861), El Porvenir de Asturias, La Mujer Cristiana, La Defensa de la Sociedad, La Ilustración Católica, La Ilustración de los Niños, etc. En la revista La Educanda, de Madrid, dejó estampadas cerca de treinta colaboraciones entre las que pueden citarse "Las flores de Yemen" (24 de junio de 1863), "Batilde (leyenda histórica)" (16 de julio de 1863), "Una riña de amantes" (31 de agosto a 24 de septiembre de 1863), "Leer y escribir" (8 de octubre de 1863), "Alegrías y tristezas de un pino (leyenda dinamarquesa)" (24 de diciembre de 1863), "Lo que no se compra con dinero" (31 de enero de 1864), "La voz del Ángel" (8 de marzo de 1864), "La hormiga león" (8 de septiembre de 1864), "Inconvenientes de la burla" (16 de septiembre de 1864), "El hueso del melocotón" (8 de noviembre de 1864), y los poemas "La alegría" ("Yo perdí la compañera...", 24 de noviembre de 1864), "Las flores de María" ("Todas las mañanitas...", 8 de junio de 1865), "La violeta doble" ("Qué flor podré añadir a tu guirnalda...", 16 de diciembre de 1865) y "Fantasía" ("Pálida sombra que doquier me sigues...", 31 de diciembre de 1865). Como fácilmente se desprende de un somero repaso por todos estos títulos y primeros versos, la obra literaria de Camila Avilés queda enmarcada dentro de esa corriente romántica que acaparó la actividad creativa de casi todos los autores de su tiempo.

Al margen de estas colaboraciones impresas en La Educanda, Micaela de Silva vio también publicados sus escritos literarios en El Ángel del Hogar, El Semanario Pintoresco, La Sílfide, La Elegancia, La Aurora de la Vida, La Crónica de Ambos Mundos, La Violeta, El Correo de la Moda, La Voz de la Caridad, y La Ilustración Gallega y Asturiana, todos ellos editados en la capital de España, y en El Mundo Ilustrado y La Ilustración de la Mujer, de la Ciudad Condal. Por todos estos medios diseminó gran cantidad de poemas, artículos, narraciones e, incluso, traducciones de obras extranjeras (como la de La Abadía, de Rodolfo Jopffer, publicada en El Correo de la Moda entre el 2 de enero y el 28 de marzo de 1872). Con esta acusada presencia en los principales periódicos y revistas del país, la escritora asturiana se convirtió en uno de los puntos de referencia más notables de las Letras femeninas de su época, lo que la permitió colaborar también en algunas de esas obras colectivas que tanto auge y difusión alcanzaron durante la segunda mitad del siglo XIX. Entre ellas, resulta obligado mencionar las tituladas Poesías dedicadas a S.M. la Reina Isabel II al ceder a la Nación la mayor parte de su Real Patrimonio (Madrid; M. Rivadeneyra, 1865), donde dejó estampado el poema "La flor silvestre" ("Si un grande arrojo a combatir provoca..."), y Escritoras españolas contemporáneas (Madrid; Perlado y C.ª, 1909), donde apareció su composición "La rosa del invierno" ("Flor que para dar consuelo...").

Bibliografía

  • SIMÓN PALMER, Carmen. Escritoras españolas del siglo XIX. Manual biobibliográfico (Madrid; Castalia, 1991).

Autor

  • J.R. Fernández de Cano