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PolíticaHistoriaBiografía

Servilio Cepión, Quinto (¿-140 a.C.).

Militar y político romano nacido y muerto en fechas desconocidas, que tras ser nombrado cónsul, en el año 140 a. C., luchó contra los lusitanos dirigidos por Viriato.

Apenas se disponen de datos biográficos sobre Servilio Cepión, aunque fue miembro de una noble familia romana, perteneciente al orden senatorial. Hijo de Fabio Máximo Cunctator y hermano, del pretor Quinto Máximo Serviliano, tras ocupar todos los cargos de la administración romana, como marcaba la costumbre, en el año 140 a. C., tras presentarse a las elecciones consulares, obtuvo el nombramiento de cónsul, recibiendo el gobierno de la Hispania Ulterior. (Véase: Cursus honorum).

Algunos historiadores afirman que tras conocer su nombramiento, Servilio Cepión presionó al Senado, para que éste le autorizara a reanudar las acciones de guerra en contra de los lusitanos, ya que el pueblo de Roma no podía tolerar la paz impuesta a su hermano por Viriato, algunos meses antes, en la cual se reconocía al caudillo lusitano como rex (rey) y como amigo de Roma; por no mencionar, que si las hostilidades se reanudaban, el nuevo cónsul podría obtener importantes beneficios económicos. Otras teorías afirman que Cepión se limitó a cumplir órdenes, ya que esta paz, firmada tras la grave derrota de las legiones en la ciudad de Erisane, no podía ser duradera, puesto que Roma en ningún caso había firmado paz alguna en condiciones de igualdad con sus enemigos desde el establecimiento de la República.

Así tras la llegada de Servilio Cepión Quinto a Hispania, amparándose en supuestas violaciones del tratado de paz, éste inició una dura campaña militar que cogió por sorpresa a unos debilitados lusitanos, agotados tras largos años de luchas. El cónsul de la Ulterior, atacó en primer lugar la región de Beturia, donde conquistó la ciudad de Arsa, lo cual obligó a Viriato a retirarse a la Carpetania. Inmediatamente después Cepión intentó enfrentarse en campo abierto al ejército lusitano, intentando aprovechar el efecto sorpresa, pero una astuta maniobra de Viriato impidió la confrontación, ya que logró poner a salvo a la mayor parte de sus hombres tras llegar a su propio territorio. Durante los meses siguientes se sucedieron las escaramuzas entre ambos contendientes, aunque no se produjeron resultados definitivos capaces de inclinar la balanza. Pero los años de guerra pesaban en la moral de las tropas lusitanas y Viriato decidió iniciar nuevas conversaciones de paz. Cepión impuso a los lusitanos unas condiciones muy duras para finalizar las campañas militares, que éstos no pudieron aceptar, pero no perdieron la esperanza, e intentaron negociar con el cónsul de la Citerior, con el que tampoco llegaron a un entendimiento. Poco tiempo después, Servilio Cepión reanudó las hostilidades y atacó el territorio de los vetones, también llegó a ocupar algunos asentamientos de los galaicos con el fin de penetrar en el corazón de Lusitania. Por este motivo, con el fin de consolidar sus conquistas construyó una serie de ciudades, como Metellium o Vicus Caecilius.

La situación de Viriato empeoraba por momentos, ya que los propios nobles lusitanos comenzaron a presionar al rey para que firmara la paz, lo cual benefició notablemente los intereses romanos y especialmente los de Cepión. Así el monarca lusitano envió a tres de sus hombres, Audax, Ditalkon y Minuros a negociar con el cónsul de la Ulterior. Servilio Cepión recibió a los enviados de Viriato en la ciudad de Osuna, donde éstos fueron objeto de todo tipo de atenciones. Días después de haber dado comienzo las supuestas negociaciones de paz el general romano logró convencer a los emisarios para que traicionaran a Viriato, así se comprometió a entregarles una elevada cantidad de dinero, además de la protección de los romanos. Éstos aceptaron la propuesta y tras llegar al campamento lusitano, asesinaron a Viriato mientras dormía (139 a. C.). Pero los asesinos no recibieron la recompensa pactada, ya que el cónsul romano se negó a recompensarles alegando que Roma no paga a traidores.

Tras la muerte de Viriato, Cepión no tuvo muchas dificultades para pacificar a los lusitanos dirigidos por Tántalo. Así decido a ampliar los dominios romanos en la Península y poco tiempo después inició la penetración en el territorio de los galaicos, hasta llegar a los límites del río Miño, aunque no pudo consolidar las nuevas conquistas ya que se encontró con la dura oposición de los pobladores de territorio.

El mismo año de la muerte del rey de los lusitanos (139 a. C.) Cepión regresó a Roma satisfecho de sus resultados, ya que definitivamente había aniquilado a uno de los principales peligros que dificultaban la dominación de Península Ibérica. Por este motivo antes de entrar en la ciudad con su ejército solicitó que el Senado le reconociera el Triunfo, petición que fue denegada, ya que la mayoría de los representantes consideraron que su actuación había sido deshonrosa y que la victoria no era debida al triunfo de las armas sino producto de la traición.

Lo más probable es que Servilio Cepión no ocupase ningún puesto destacado en la administración romana con posterioridad, ya que perdió la mayoría de sus apoyos en el Senado tras sus actuaciones en Hispania. De su paso por la Península han quedado notables testimonios, pues durante su consulado intentó consolidar las posiciones romanas en determinados puertos del Atlántico y en el interior, así llevó a cabo la construcción de la Turris Cepionis, que tenía como objetivo facilitar la orientación de los barcos, y que fue el origen de la actual población de Chipiona; en este sentido, también ordenó la construcción de un campamento romano, situado en la ría de Setúbal, al que bautizó como Castra Caescipionis. Por lo que respecta al interior, Cepión ordenó la edificación de campamentos y ciudades a lo largo de la llamada Vía de la plata, para consolidar los intereses económicos romanos en la zona.

Bibliografía

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  • ROLDÁN, J. M., Historia de Roma. La República romana. (Vol. 1). Madrid, Cátedra, 1995.

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