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PolíticaEconomíaBiografía

Serra i Serra, Narcís (1943-VVVV).

Narcís Serra.

Economista y político español nacido en Barcelona el 30 de mayo de 1943. Miembro de la cúpula directiva del Partido de los Socialistas de Cataluña (PSC-PSOE), fue alcalde de Barcelona entre 1979 y 1982, ministro de Defensa entre 1982 y 1991 y vicepresidente del Gobierno entre 1991 y 1995.

Miembro de una familia de clase media, tras la prematura muerte de su padre, Narcís y su hermano Lluís compaginaron sus estudios con algunos trabajos que aportaban recursos económicos a la familia. Matriculado en la Facultad de Económicas de la Universidad de Barcelona, en aquellos años militaba en el Frente Obrero de Cataluña (FOC), agrupación de tendencia izquierdista vinculada al Frente de Liberación Popular (Felipe), y colaboraba con algunos artículos en la revista económica Promos junto a compañeros como Ernest Lluch, Miquel Roca o Pasqual Maragall.

Tras licenciarse en 1965 e iniciar los cursos de doctorado, consiguió ejercer como profesor en su facultad aunque fue expulsado, tres años después, por su actividad política claramente enfrentada a los postulados franquistas. También trabajó en el Servicio de Estudios de la Cámara de Comercio de Barcelona, donde entró en contacto con buena parte del capitalismo ilustrado catalán. Allí conoció a Pere Durán Farell que apoyó su traslado a la Escuela de Económicas londinense para redactar su tesis doctoral. En 1992 se convirtió en el primer español en recibir el nombramiento de miembro honorario de esta prestigiosa institución.

Regresó a España en 1973 y fue nombrado profesor de Teoría Económica de la Universidad Autónoma de Barcelona, en la que ejercía como decano su tutor académico Joan Sardá Dexeus, así como coordinador del Departamento de Teoría Económica de la Facultad de Ciencias Económicas. Creó, junto a Miquel Roca i Junyent, un despacho de asesoría jurídica y urbanística.

Su militancia política evolucionó desde el FOC hacia Convergencia Socialista de Cataluña (CSC), formación que finalmente desembocó en el Partido de los Socialistas de Cataluña y, desde 1978, en el PSC-PSOE. Con ocasión de las primeras elecciones democráticas en junio de 1977, Narcís Serra expuso el programa de gobierno de su partido en el mitin final de campaña celebrado en la Monumental de Barcelona. En diciembre de 1977 fue nombrado consejero de Política Territorial y Obras Públicas de la Generalitat de Cataluña que presidía, por entonces, Josep Tarradellas, y en abril de 1979 se convirtió en el primer alcalde socialista de la ciudad de Barcelona. Entre sus mayores éxitos como gestor municipal, se recuerda su propuesta de la candidatura olímpica de la ciudad para los Juegos de 1992 y los proyectos de expansión urbanística.

A finales de mayo de 1982 fue elegido secretario de Acción Territorial de la Ejecutiva del PSC-PSOE y en diciembre de 1982 dimitió como alcalde de Barcelona para aceptar el nombramiento como ministro de Defensa del primer gabinete de Felipe González. Inició su labor al frente del departamento impulsando una importante reforma de las Fuerzas Armadas que otorgaba un nuevo régimen normativo para el servicio militar, la defensa nacional y la organización militar y recogía aspectos como la regulación de la objeción de conciencia y la Ley Orgánica del Código Penal Militar.

En las elecciones legislativas de 1986 resultó elegido diputado por Barcelona y el presidente González volvió a confiarle la cartera de Defensa en la segunda legislatura socialista. Con la reestructuración del ministerio, su departamento asumió nuevas competencias como la Dirección General de Política de Defensa y en abril de 1988 solicitó el consenso parlamentario para el ingreso de España en la Unión Europea Occidental (UEO), protocolo que finalmente firmó en Londres en noviembre de aquel año.

Con la tercera victoria socialista en las urnas en las legislativas de 1989, renovó su escaño en el Congreso y su cargo al frente del ministerio de Defensa, desde donde impulsó una intensa actividad legislativa para sentar las bases de una renovada organización militar. Uno de los puntos negros de su mandato llegó con la participación de España en el conflicto del golfo Pérsico, muy criticada por un amplio abanico de la sociedad y explicada de forma deficiente por el responsable del ministerio.

El 11 de marzo de 1991, Felipe González lo nombró vicepresidente del Gobierno en sustitución del eterno número dos del partido, Alfonso Guerra, y le encargó la coordinación política del conjunto de acontecimientos que España celebraría en el ya mítico año 1992: la Exposición Universal de Sevilla, la Olimpiada de Barcelona, los actos del Quinto Centenario del Descubrimiento y la capitalidad cultural de Madrid.

Tras los comicios de 1993, Serra consiguió la reelección como diputado parlamentario y también fue confirmado en la vicepresidencia del séptimo gobierno socialista que, tras algunas remodelaciones departamentales, otorgó mayores competencias al cargo que ocupaba el político catalán. A finales de aquel año, los escándalos políticos que surgieron a raíz del descubrimiento de expedientes y escuchas ilegales efectuadas por miembros del Cesid durante su etapa al frente de Defensa precipitaron su caída del Ejecutivo. El 28 de junio de 1995, el presidente del Gobierno aceptó su dimisión y la del entonces ministro de Defensa Julián García Vargas.

Nuevamente resultó elegido diputado por Barcelona en las elecciones de 1996 y 2000, años en los que los socialistas perdieron el gobierno central en favor del Partido Popular. Miembro habitual de la Ejecutiva del PSOE, en el VIII Congreso de su formación política, el PSC-PSOE, resultó elegido primer secretario en sustitución de Raimon Obiols, cargo que abandonó en el IX Congreso con la aprobación casi unánime de los delegados a su informe de gestión.

Alejado de la primera línea de la vida política, en la primavera de 2004 ingresó como asesor en Telefónica y en el mes de julio de ese mismo año fue nombrado vicepresidente y consejero de la filial chilena de la compañía. Un año más tarde, y a instancias de la Diputación de Barcelona, fue nombrado presidente de Caixa Catalunya.

Autor

  • Isabel Sánchez Calvo