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Ocio y entretenimientoBiografía

Segura Martínez, Vicente (1885-1953).

Matador de toros mejicano, nacido en Pachuca de Soto (en el estado de Hidalgo) en 1885, y fallecido en Cuernavaca (en el estado de Morelos) el 20 de marzo de 1953. Célebre sobre todo por su valentía, que le impulsó a realizar hazañas taurinas verdaderamente temerarias, si hubiese contado con algo más de gracia y variedad se habría convertido en uno de los principales matadores de toros mejicanos de todos los tiempos. A pesar de ello, fue figura en su época, y de las más notables.

Su caso constituye una rara excepción en la generalidad biográfica del Arte de Cúchares, ya que nació en el seno de una familia acaudalada y jamás necesitó vivir de los ingresos que le reportaba su oficio taurino. Así, y frente a la lógica oposición de sus mayores, se dedicó al toreo sólo por afición, lo que le permitió desarrollar su andadura profesional sin otras presiones y exigencias que las que él mismo se impuso.

Llevado, pues, de esa innata afición, desde muy joven tomó parte en diferentes festejos menores en los que se fue convenciendo de que poseía dotes para el ejercicio del toreo, por lo que pronto pasó a anunciarse en los carteles de algunas novilladas celebradas en su país natal y, dado su poder adquisitivo, en suelo hispano. Pero, una vez que se había dado a conocer, en calidad de novillero, en diferentes plazas españolas, regresó a su lugar de origen para recibir la alternativa en las arenas mejicanas. Fue el celebérrimo diestro sevillano Antonio Fuentes y Zurita quien, al otro lado del Atlántico, recibió el honor de convertirse en padrino de alternativa del joven Vicente Segura, en el transcurso de una emotiva ceremonia verificada el 27 de enero de 1907.

La fama de sus primeras actuaciones como matador de reses bravas en los redondeles hispanoamericanos, sumada a la curiosidad que despertaba entre la afición su condición de millonario desde la cuna, le permitió volver a cruzar con presteza el océano para vestirse de luces en las principales plazas de la Península. Así, el día 6 de junio de aquel mismo año de 1907 pisó el ruedo de la plaza de toros de Madrid dispuesto a confirmar, ante la primera afición del mundo, la validez de su título de doctor en tauromaquia. Venía, a la sazón, apadrinado por quien le introdujera en la profesión en suelo azteca, el ya citado Antonio Fuentes y Zurita, quien, en el transcurso de una de esas corridas de ocho toros que eran frecuentes en la época, le facultó para muletear y dar muerte a estoque a un toro perteneciente a la vacada de Moreno Santamaría. La importancia del cartel que anunciaba esta confirmación de alternativa de Vicente Segura queda patente en la mera cita de los otros dos espadas que lo configuraban: el sevillano Ricardo Torres Reina ("Bombita") y el cordobés Rafael González Madrid ("Machaquito").

Tras tomar parte en diferentes corridas celebradas en suelo hispano durante aquella temporada de 1907, el diestro de Pachuca regresó a su México natal para seguir toreando delante de sus compatriotas. Aquel período de rodaje en las arenas aztecas sirvió para que Vicente Segura se cuajase de verdad como torero, por lo que, de vuelta a los circos españoles en la campaña de 1908, fue incluido en los carteles del ciclo madrileño e invitado a torear en otras muchas plazas de renombre, en las que, por norma general, causó una grata impresión (sobre todo, por sus desmesurados alardes de coraje). Durante otras tres temporadas permaneció en los circuitos taurinos de México y España, hasta que en 1911, reclamado por sus responsabilidades familiares, abandonó el ejercicio activo del toreo para centrarse en sus negocios. No obstante, tras un largo período de alejamiento de los ruedos volvió a sentir esa imperiosa necesidad que, ya en su lejana adolescencia, le había impulsado a lanzarse a los ruedos; y así, en la temporada de 1922 protagonizó una sonada reaparición en las plazas de México y, cómo no, también el las arenas españolas, en las que sus escasas intervenciones pasaron prácticamente inadvertidas para una afición que ya poco podía conmoverse con el reducido repertorio artístico de Vicente Segura (entre otras razones, porque, a partir de la retirada del espada mejicano, había presenciado los triunfos de dos figuras de la talla de José Gómez Ortega y Juan Belmonte García).

No obstante, a pesar de esta reaparición anecdótica y fallida, Vicente Segura Martínez ha quedado en los anales del Arte de Cúchares como uno de los toreros hispanoamericanos que gozó de las mayores simpatías de la afición española, la cual, sin dejar de advertir su escasez de recursos técnicos y su falta de alegría y variedad en el manejo de los engaños, supo apreciar desde el principio su enorme valentía, su mérito en la ejecución temeraria de la suerte suprema y, por encima de todo, el valor simbólico de su gesto de torear movido tan sólo por su enorme afición.

Bibliografía.

  • COSSÍO, José María de: Los Toros (Madrid: Espasa Calpe, 1995). (2 vols.).

  • GUARNER, Enrique: Historia del toreo en México (México, 1979).

  • ORTIZ BLASCO, Marceliano: Diccionario de la Tauromaquia (Madrid: Espasa Calpe, 1995).

  • VILLATORO, Ángel: Antología taurina mexicana (Madrid, 1964).

  • VINYES RIERA, Fernando: México, diez veces llanto (Madrid: Espasa-Calpe, 1991).

Autor

  • JR.