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DeportesBiografía

Schumacher, Michael (1969-VVVV)

Michael Schumacher

Piloto de carreras alemán, nacido en Hürt-Hermülheim el 3 de enero de 1969. Su impecable trayectoria en el deporte de las cuatro ruedas, donde se proclamó siete veces campeón del mundo en la especialidad reina del automovilismo, la Fórmula 1 (en 1994, 1995, 2000, 2001, 2002, 2003 y 2004), le convirtieron en el mejor piloto de todos los tiempos. Conocido con el sobrenombre de "Barón Rojo" y el apelativo de Schumi, este mecánico de profesión consiguió hacer realidad su sueño de llegar a lo más alto en el circuito de la Fórmula 1.

En 1984 comenzó su meteórica carrera y al volante de un kart se proclamó campeón de Alemania en la categoría junior. Un año después revalidó el título germano y consiguió además el subcampeonato mundial. En 1986 sólo consiguió la tercera plaza en la competición nacional y en el Europeo pero, en la siguiente temporada, subió a lo más alto del podio en ambos campeonatos. Había llegado el momento de dar el salto a categorías más ambiciosas y en 1988 debutó en Fórmula König con una autoridad incontestable. Ese mismo año concluyó en tercera posición el campeonato alemán de Fórmula Ford 1600 y se proclamó subcampeón europeo de la categoría.

Con sólo veinte años, Schumi comenzó a competir en Fórmula 3, antesala de la máxima especialidad del automovilismo en circuito: la Fórmula 1, y concluyó la temporada en tercera posición. En 1990 logró proclamarse campeón alemán de Fórmula 3 y participó en el Campeonato Mundial de Prototipos con Sauber-Mercedes para acabar en la quinta plaza de la clasificación al final del torneo. Inmediatamente después, el 25 de agosto de 1991, debutó en Fórmula 1 al volante de un Jordan-Ford para disputar el G.P. de Bélgica en el circuito Spa-Francorchamps. Flavio Briatore, por entonces patrón de Benetton, quedó impresionado por el talento del joven piloto y al día siguiente le fichó para su escudería. Schumacher no decepcionó a los responsables de su nuevo equipo y en la siguiente carrera, el G.P. de Italia, acabó quinto.

En 1992, cuando se cumplía justo un año de su debut en la categoría reina, logró su primera victoria en el G.P. de Bélgica, un circuito talismán en la carrera del piloto alemán, y concluyó el Campeonato del Mundo en tercera posición. En 1993 su regularidad en la temporada le permitió acabar en cuarto lugar y dar muestras suficientes de su impecable pilotaje. Agresivo y arrogante, en 1994 consiguió ocho victorias en otros tantos Grandes Premios y se convirtió en el campeón mundial más joven de la historia de la Fórmula 1. Logró el cetro en Australia, la última cita del año, después de sacar literalmente de la pista al británico Damon Hill, su máximo rival. A sus veinticinco años y en un equipo modesto como el Benetton, Schumacher había desafiado con rotundo éxito a los pilotos de McLaren, Ferrari y Williams, las escuderías históricas.

En 1995 demostró que su sensacional irrupción en el circuito no había sido casual y revalidó el título por segundo año consecutivo en el G.P. del Pacífico, a falta de dos carreras para el final del Campeonato. Igualó además el récord de victorias en una sola temporada, establecido en 1992 por Nigel Mansellcon nueve podios.

La emblemática Ferrari, huérfana de títulos desde hacía demasiados años, decidió entonces recuperar el prestigio perdido y fichar al doble campeón mundial. A las órdenes de Jean Todt, director deportivo de la escudería italiana, Schumi se convirtió en la gran esperanza para los míticos bólidos de la familia Agnelli. Sin embargo, los éxitos tardaron en llegar. Durante su primera temporada al volante del monoplaza rojo, el piloto alemán sólo pudo conquistar tres Grandes Premios y concluir el Mundial en tercera posición, por detrás de sus grandes rivales de los últimos años, el británico Damon Hill y el canadiense Villeneuve.

Schumacher al volante de su Ferrari.

En 1997 logró cinco victorias parciales y llegó a la última carrera con posibilidades de reconquistar el título pero su ambicioso asalto al Campeonato provocó una importante colisión con el coche de Villeneuve, líder de la clasificación. La peligrosa e ilegal maniobra del alemán le reportó las críticas de todo el mundo del automóvil y la Federación Internacional le impuso una sanción ejemplar. Perdió todos los puntos obtenidos en la temporada y su más que seguro subcampeonato. Schumacher admitió su error y aceptó el castigo dispuesto a buscar el desagravio en 1998. Pero aún tendría que esperar dos años más para entregar a Ferrari el ansiado título.

Las dos últimas temporadas de la década de los noventa devolvieron a la escudería McLaren la hegemonía que había ejercido en los ochenta y el piloto finlandés Mika Hakkinen se proclamó campeón mundial de forma consecutiva. De nada le sirvieron a Schumi las seis victorias obtenidas en 1998, dos menos que el finlandés, y su liderazgo parcial en la competición durante 1999 se congeló de forma súbita cuando, en el circuito británico de Silverstone, sufrió un grave accidente y se fracturó una pierna.

La maldición terminó en 2000, el año mágico para el incontestable reinado del piloto alemán. Schumacher logró su tercer campeonato mundial, con nueve victorias parciales, y con la ayuda de su compañero Rubens Barrichello ofreció a Ferrari el ansiado doblete: campeón mundial en pilotos y constructores. Un año después y con más facilidades de las previstas, piloto y máquina reeditaron la victoria. El 19 de agosto de 2001, Schumi logró con su triunfo en el G.P. de Hungría igualar el palmarés de uno de los míticos pilotos de todos los tiempos, Alen Prost. Logró la victoria número 51 de su carrera, tantas como el francés, y, a falta de cuatro citas para la conclusión del campeonato, se proclamó, también como Prost, tetracampeón mundial de Fórmula 1. Sólo dos semanas después volvió a subirse a lo más alto del cajón tras ganar el G.P. de Bélgica -donde había debutado en 1991 y ganado su primera carrera en 1992- y establecer, con 52, un nuevo récord de victorias. No fue la última vez que el piloto alemán coronó el podio de vencedores. En la última prueba de la temporada, el G.P. de Japón, Schumi consiguió la decimoprimera pole position del año para, el 14 de octubre de 2001, certificar su incontestable liderato en el circuito con una nueva victoria, la novena de la temporada y la 53 de su palmarés. Además logró añadir nuevas marcas a su ya larga lista de récords: 123 puntos en un temporada (15 por encima de los logrados por Mansell en 1992) y 801 en toda su carrera (frente a los 798.5 de Prost).

De forma unánime, Schumi logró el reconocimiento internacional como mejor piloto de la historia, una auténtica leyenda situada a un peldaño del histórico Fangio, el piloto argentino que en la década de los cincuenta fue cinco veces campeón del mundo; una gesta sólo al alcance del "Barón Rojo" de la Fórmula 1. Camino de emular a Fangio, Schumacher comenzó el Campeonato del Mundo 2002 con una clara victoria en el G.P. de Australia, la número 54 de su cuenta particular y la tercera consecutiva en el circuito de Melbourne. Después sólo necesitó disputar diez pruebas más, en las que logró otras siete victorias (Brasil, San Marino, España, Austria, Canadá, Gran Bretaña, Francia), dos segundos puestos (Mónaco, Europa) y un tercero (Malaisia), para proclamarse pentacampeón mundial. Igualó así el récord de Fangio pero además logró el título a seis pruebas del final del campeonato y arrebató a Nigel Mansell la marca conquistada en 1992 cuando el británico fue campeón a falta de cinco carreras.

Cuando el 21 de julio de 2002 el piloto alemán subió a lo más alto del podio tras el G.P. de Francia, los números hablaban por sí solos de la supremacía de Schumi en la Fórmula 1: cinco veces campeón del mundo, 61 victorias en 172 Grandes Premios disputados, 108 podios, 897 puntos y 48 vueltas rápidas. A sus 33 años, el mejor piloto de todos los tiempos había logrado batir todas las marcas, salvo la del número de pole positions (mejor tiempo en los entrenamientos) que aún encabezaba Senna con 65, frente a las 47 de Schumacher. Celebró la conquista del título con una nueva victoria en el G.P. de Alemania, la 62 de su cuenta particular y la novena de la temporada, una marca que ya había establecido en 1995 y 2000 y que compartía con Mansell.

Schumacher en el GP de Japón de Fórmula 1 [Mundial 2003].

A pesar de haber sentenciado el Mundial con extraordinaria antelación, Schumi no levantó el pie del acelerador y continuó divirtiéndose al volante de su Ferrari. En el G.P. de Hungría fue segundo, tras su compañero Barrichello, y ambos pilotos celebraron en el podio el duodécimo título mundial por equipos que lograba la escudería italiana. Dos semanas después, volvió a cruzar primero la meta en el G.P. de Bélgica para añadir, con la décima victoria de la temporada, el enésimo récord a su palmarés. Ferrari también consiguió el doblete en los G.P. de Italia y Estados Unidos aunque, en ambas ocasiones, Schumi cruzó la meta por detrás de Barrichello. No obstante, el campeón aún tuvo tiempo de colocar la guinda al pastel de su arrolladora temporada con una nueva victoria en el G.P. de Japón, la última cita del Mundial. Y ya sin rivales ni récords por batir presentó, finalizado el curso, un cuaderno de notas sobresalientes con 64 victorias y 945 puntos anotados en 179 G.P. disputados, 11 de ellas y 144 de ellos en la última temporada; 17 podios consecutivos en las 17 pruebas del año; 54 mejores vueltas en carrera y 50 pole positions. Sólo en este último registro, el del mejor tiempo en los entrenamientos, el malogrado Ayrton Senna mantenía, al menos de momento, el récord histórico con 65 poles.

El arranque del Mundial 2003 resultó más irregular de lo esperado para el piloto alemán que no logró subir al podio en los dos primeros G.P. del año y, en el tercero, abandonó el circuito; una circunstancia que no protagonizaba desde muchas carreras atrás. Todo cambió en San Marino, cuarta cita del campeonato, donde Schumi logró un triunfo especialmente emotivo pocas horas después de conocer el fallecimiento de su madre en Colonia. Con un golpe soberano de autoridad, también fue primero en Montmeló y en el G.P. de Austria y comenzó a fraguar la consecución de su sexta corona mundial. Volvió a subir a lo más alto del podio en Canadá y, pese a no demostrar la hegemonía de otras temporadas, el piloto de Ferrari se ocupó de puntuar en todos los G.P. para mantener la regularidad necesaria en todo aspirante al campeonato. Dos triunfos consecutivos en Italia y Estados Unidos colocaron a Schumi a un solo punto del título; una posición de privilegio para convertirse en el piloto más laureado de la historia. Todo debía dirimirse en el Gran Premio de Japón, última cita de la temporada, y en el circuito asiático el Barón Rojo cumplió su cometido: fue octavo y sumó a su casillero el punto que le otorgaba el sexto campeonato del mundo de su carrera; los cuatro últimos de manera consecutiva.

A sus 34 años, el piloto alemán había batido todos los registros de la Fórmula 1: seis títulos, 70 victorias en G.P. -incluido el más rápido de la historia en Italia 2003 (247,585 km/h)-, 122 podios, 56 mejores vuletas y 1.038 puntos totales. Al finalizar la temporada, sólo la clasificación de las pole positions -55- mantenía en cabeza a un piloto distinto a Schumi. El brasileño Senna logró en 65 ocasiones el mejor tiempo en los entrenamientos.

El 29 de agosto de 2004 sumó un nuevo título mundial a su palmarés, el séptimo, a falta de cuatro pruebas, tras lograr el segundo puesto en el Campeonato de Bélgica, por detrás de Raikkonen. Con un inicio fulgurante, con victoria en las cinco primeras pruebas, Schumacher sumó un total de trece victorias (Australia, Malaisia, Bahrein, San Marino, Montmeló, Nürburgring, Canadá, EE.UU., Francia, Gran Bretaña, Alemania, Bélgica y Japón) y 148 puntos, 34 por encima del segundo clasificado, Barrichello. Destacan además sus nueve poles, marcas todas que acreditan un excelente año y que encumbran aún más al piloto de Hürt-Hermülheim como uno de los mejores pilotos de todos los tiempos.

Con estos magníficos resultados, la temporada 2005 se presentaba con muchas expectativas para Ferrari y Schumacher. Sin embargo, pronto comenzaron los problemas para el piloto alemán. En el primer premio en Australia se vio forzado a abandonar, y en Malaisia, donde quedó muy atrás en la salida, tuvo que conformarse con un séptimo puesto. A esto había que sumar un abandono en Bahreim. Sus rivales se frotaban los ojos: tres grandes premios y "el kaiser" sólo había sumado dos puntos. Además, Fernando Alonso venía pisando muy fuerte, con dos victorias y un segundo puesto. Así las cosas, Schumacher, que no se creía lo que estaba pasando, protagonizó un duelo apasionante con Alonso en Ímola, y acabó segundo. Pero tres decepcionantes carreras más fueron el detonante para admitir que ese no era su año, y que el siete veces campeón del mundo ya no era el piloto a batir, ya que el propio Alonso y Raikkonen se estaban perfilando como los pilotos mejores en ese momento (con permiso de Montoya) y aspirantes al título. Un segundo puesto en Canadá, además de una victoria (la única de la temporada) en el esperpéntico Gran Premio de Indianápolis (sólo corrieron seis bólidos por un plante de los equipos que calzaban la marca Michelín ante los problemas de neumáticos), unido a un tercer puesto en Francia devolvieron la esperanza a Schumi. De ahí hasta el final de temporada sólo pudo subir una vez más al podio, sufrió tres abandonos y no puntuó en cinco ocasiones. Con todo, y después de aclamar a Alonso por conseguir su primer título, Schumacher se tuvo que conformar con sumar sesenta y dos puntos (con los diez de Indianápolis), que le valieron un tercer puesto que sabía a gloria después de una terrible temporada. El propio piloto admitió haberse relajado después de tantas victorias, y prometía prepararse a fondo para la siguiente temporada.

Y así lo demostró en la temporada 2006, la que sería a la postre su última campaña como piloto. "El kaiser" no defraudó, y realizó una actuación memorable que le hizo conseguir un subcampeonato con nada menos que siete triunfos, cuatro segundos puestos, cuatro poles y un total de 121 puntos, sólo superados por un gran Alonso, que se proclamó bicampeón del mundo en una temporada muy reñida con el alemán. El comienzo de la temporada fue un poco accidentado, con un segundo puesto en Bahrein, un sexto en Malasia y un abandono en Australia por una arriesgada maniobra que le hizo salirse de la pista y destrozar su monoplaza. Sin embargo, dos primeros puestos seguidos en Imola y Nürburgring, así como un segundo en el Gran Premio de España le hicieron recuperar terreno, y aguantar la increíble progresión de Alonso, que se plantó en el circuito de Montecarlo con 54 puntos (tres victorias y tres segundos puestos), 15 más que Schumacher. Pero precisamente sería en Montecarlo donde saltaría el escándalo: en la última vuelta de calificación, el alemán cruzó su coche en la pista y perjudicó a Alonso, que intentaba conseguir la vuelta rápida; los comisarios sancionaron al alemán, relegándole al último puesto, pero a pesar de todo terminó cuarto. Sin embargo, a estas alturas de campeonato la evidencia era sólo una: los dos pilotos que iban a disputarse el campeonato eran Alonso y Schumacher, fuera de combate ya Raikkonen, y con unos Massa, Fisichella y Button muy lejos de los primeros puestos. Los cuatro premios conquistados por Alonso (España, Mónaco, Gran Bretaña y Canadá) fueron contestados primero con dos (San Marino y Europa) y luego con cuatro (Estados Unidos, Francia, Alemania y Hungría; en el último de ellos, con una impresionante remontada) por Schumacher. Si a todo ello sumamos varias sanciones, problemas mecánicos en el bólido del español y una prohibición por parte de la organización del uso del compensador de masas propio de Renault, además de un tremendo lío en el circuito de Monza, donde Alonso fue sancionado por molestar a Massa tras una agria polémica (y donde Schumi aprovechó para anunciar su retirada definitiva al concluir la temporada), las cosas se presentaban en el Gran Premio de China con 108 puntos para Alonso y 106 para Schumacher. Precisamente, al vencer en dicho premio, el alemán volvió a recuperar el liderato mundial después de una excelente carrera en la que Alonso, que comenzó comandando la prueba, acabó perdiendo por problemas en los neumáticos. La carrera en Japón se presentó, pues, decisiva y muy emocionante. Sin embargo, cuando Schumacher dominaba la prueba, ocurrió algo que no le pasaba desde el Gran Premio de Francia del 2000: rompió el motor. Alonso, además, venció, lo que dejó el mundial expedito para el asturiano, sólo pendiente de una debacle o un imprevisto. Así, en Interlagos, Schumacher, que no sólo debía ganar, sino esperar que su rival no puntuara, salió a por todas, pero de nuevo la desgracia se cebó en él: pinchó en vuelta 8ª, y todas las opciones se esfumaron. Aún así, el alemán consiguió un más que meritorio cuarto puesto, mientras que Alonso, que con sólo un punto le bastaba, acabó segundo y se proclamó de nuevo campeón del mundo. Schumacher se despidió con un magnífico subcampeonato, cediendo el liderato a un corredor asturiano convertido en el nuevo gran campeón de la Fórmula 1, con tan sólo 25 años.

Schumacher cerró así una carrera plagada de éxitos difícil de igualar. Tras dieciséis años en la brecha, el campeón alemán se despidió de la Fórmula 1 como estandarte de una época brillante en el deporte de las cuatro ruedas. Sin el binomio Schumacher-Ferrari la Fórmula 1 ya nunca podrá ser la misma.

En diciembre de 2006 Michael Schumacher fue nombrado asesor de los pilotos de Ferrari, Raikköner, Massa, Badoer y Gené.

En noviembre de 2007 Schumacher participó en el entrenamiento de pretemporada en el Circuito de Cataluña al volante del F2007, el coche de la Scudería Ferrari de la temporada 2007, no obstante, su portavoz declaró que el piloto no tiene intención de regresar a la Fórmula 1. Para la temporada 2008 fue piloto de pruebas del equipo italiano.

El 25 de julio de 2009, Felipe Massa sufrió un grave accidente en las sesiones de clasificación del GP de Hungría y Schumacher fue elegido sustituto de Massa para la temporada 2009. El 11 de agosto, el propio Schumacher, después de haber entrenado con karst y el Ferrari 2007, anunció que los dolores en el cuello le impedían pilotar. Finalmente, Massa fue sustituido en el GP de Europa por el probador Luca Badoer, quien poco mas tarde fue reemplazado por Giancarlo Fisichella.

El 23 de diciembre de 2009 se hizo oficial el regreso del Käiser a la Fórmula 1 con la escudería Mercedes GP, en principio por tres años.

En Bahréin salió en la séptima posición y acabó en el sexto puesto. En Melbourne salió de nuevo el séptimo, pero en la salida fue tocado por Fernando Alonso, Schumacher tuvo que cambiar el alerón, en tanto que Alonso volvió a pista en último lugar, al final de la carrera terminó 10º. En Sepang salió el 8º pero solo puedo realizar 9 nuevas vueltas, tuvo que abandonar la carrera tras soltársele una tuerca mal apretada de la rueda. En España protagonizó la mejor carrera del año al acabar 4º. En Mónaco fue sancionado por adelantar a Fernando Alonso con el Safety Car en pista. Durante las siguientes carreras, Schumacher puntuó con cierta regularidad, pero siempre en los puestos bajos, excepto en Turquía y en Corea, donde consiguió el cuarto puesto, como en Montmeló. Terminó la temporada 2010 en Abu Dhabi accidentado en la primera vuelta. Consiguió 72 puntos frente a los 142 de su compañero Nico Rosberg.

En la temporada 2011, Michael Schumacher mejoró su rendimiento con respecto a la anterior, con un 4º puesto como mejor posición y con tan solo 13 puntos menos que su compañero, se retiró de forma definitiva al finalizar la temporada 2012.

El 29 de diciembre de 2013 mientras practicaba esquí en Méribel (Alpes franceses), sufrió un grave accidente al salirse fuera de pista, golpeandose la cabeza, produciendose lesiones cerebrales serias, quedando en estado crítico. El estado de salud del "Káiser" es toda una incognita, se sabe que abandonó el estado de coma y el Hospital en el que fue ingresado para ir a su mansión de Gland en Suiza, donde sigue recibiendo atención médica.

Autor

  • Isabel Sánchez Calvo