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MúsicaBiografía

Schubert, Franz (1797-1828).

Franz Schubert.

Compositor austríaco; nació en Viena el 31 de enero de 1797 y murió en la misma ciudad el 19 de noviembre de 1828.

Vida

Pocas biografías de compositores están tan rodeadas de leyenda como la de Schubert. El hecho de no haber alcanzado fama en vida y el haber tenido numerosos amigos en los que caló de forma especial y que, con los años, recordaron, cada uno a su modo, los años pasados junto a él, ha dado lugar a una serie de leyendas sobre su persona que son difíciles de separar de su biografía. A éstas se ha sumado la leyenda turística que hace de Schubert visitador de todas las tabernas antiguas de Viena y de todos los molinos de sus alrededores, los inspiradores de la música de La Bella Molinera. La leyenda schubertiana se ha hecho, no obstante, autónoma de cualquier tipo de investigación histórica y ha animado obras literarias como Sinfonía Inacabada de Alejandro Casona, operetas como La Casa de las Tres Muchachas y películas como Vuelan mis canciones.

Duodécimo hijo del matrimonio de Franz Theodor Florian Schubert y Elisabeth Vietz (sólo sobrevivieron cinco de los catorce que, en total, nacieron), fue bautizado con el nombre de Franz Peter. Hijo de un maestro de escuela, pronto destacó en el manejo del violín y del piano, instrumentos que tocaban en casa, respectivamente, su padre y su hermano Ignaz. Por esto, con sólo cinco años fue preciso buscarle profesores más experimentados, como Michael Holzer, director del coro de la parroquia a la que pertenecía la familia Schubert. Esta predisposición hizo que su padre intentara que el pequeño entrara a formar parte de los "Niños Cantores" de la Catedral de San Esteban (los hoy conocidos como "Niños Cantores de Viena"), que se educaban en el Stadtkonvikt, colegio interno creado por el emperador en 1803. El joven Franz pasó las pruebas con éxito en 1808 y permaneció en él hasta 1813. En este centro, recibió Schubert una esmerada educación musical y conoció a algunos de los amigos que lo acompañaron durante toda su vida, como Joseph von Spaun o Anton Holzapfel.
Recibió también lecciones de armonía y composición de Antonio Salieri, compositor de la corte y maestro de Beethoven, en casa de éste, para lo que recibió un permiso especial. Fueron los años en los que aparecieron sus primeras composiciones. En 1812, murió su madre y aparecieron los primeros síntomas de mal entendimiento con su padre. De 1813, su último año en el Stadtkonvikt, data su primera sinfonía (en Re Mayor, D 82) y unas sesenta obras más. Las circunstancias familiares (su padre se había vuelto a casar) y personales (la repentina muerte en combate de su joven amigo el poeta Körner, del que tomó varios textos para algunos de su lieder) marcaron una temporada de desaliento que se traslució, de inmediato, en un descenso en sus calificaciones. No obstante esto y haber dejado de cantar en el coro tras la muda de voz, se le prorrogó por un año la beca de estudios en el centro, aunque el joven decidió no aceptarla por motivos poco claros, pero que parecen relacionados con un deseo de cambiar de vida propio de la adolescencia que habría disgustado a los directores de la institución. Por otra parte, su padre pretendió hacer de él maestro de escuela, por lo que lo matriculó en la Escuela Normal de Santa Ana, donde obtuvo el título correspondiente en ese mismo curso. No obstante, siguió acudiendo a casa de Salieri y se dedicó cada vez más a la composición (la ópera El Castillo de Placer del Diablo D 84, la Misa en Fa D 105, etc.). También este año, y en su parroquia, se estrenó su Misa en Fa con gran éxito. Dos días después compuso Margarita en la Rueca D 118, una de sus mejores canciones, basada en el monólogo de la protagonista del Fausto de Goethe, y que parece haber estado dedicada a la voz de Therese Grob, su prometida durante esta temporada (que había cantado también en el estreno de la misa) con la que no pudo llegar a contraer matrimonio por falta de medios económicos. La posterior ejecución de la misa en una de las iglesias del centro de Viena (la de los Agustinos) no le produjo ningún beneficio a Schubert, que pasó a trabajar como ayudante de su padre. No obstante, el joven estaba cada vez más absorbido por la composición y demostraba pocas o nulas facultades para la docencia. El volumen de piezas compuestas en los dos años que pasó como maestro asistente es tal que parece un intento de afirmación de su vocación frente a una ocupación impuesta. De entre esta obra, destacan, junto a los lieder, piezas sinfónicas que el compositor dedicaba a una orquesta aficionada en la que él y sus hermanos tocaban.

1815 marcó el comienzo de la vida adulta de Schubert. A través de Josef von Spaun conoció al poeta Mayrhofer y a Franz Schober, amigos ambos que cambiarían el rumbo de su vida y que le proporcionarían, sobre todo el primero, material literario para lieder y óperas en los próximos años. La relación de Schubert con Mayrhofer fue especialmente estrecha durante años y ha dado lugar a ciertas leyendas sobre una posible relación homosexual entre ambos que nunca ha podido probarse y que forma parte de las numerosas leyendas tramadas en torno a la figura del compositor vienés. Compuso más de ciento cincuenta lieder y varios singspieler (equivalentes alemanes de la zarzuela). De entre los primeros, destacaremos El Rey de los Alisos D 328 y Rosa del Espino (Heidenröslein) D 257, ambos sobre texto de Goethe, que muestran la maestría del joven compositor tanto en la forma estrófica tradicional de la canción alemana como en el Lied desarrollado que tanto va a deber a su obra. Apoyado por sus amigos, especialmente por el siempre fiel Spaun, Schubert decidió buscar un salida profesional distinta de la docencia. A tal efecto, envió a Goethe dos cuadernos de Lieder sobre poemas suyos como forma de conseguir su apoyo. El maestro, que tenía sus propias y férreas ideas sobre cómo se debía poner música a su poesía, nunca contestó. A finales de 1817, Schubert decidió probar fortuna y dejó la escuela y la casa paternas para ir a vivir con su amigo Schober, sin embargo, pronto se vio obligado a volver al hogar y al trabajo proporcionados por su padre.

Entre tanto, su obra creció en proporciones casi titánicas, aunque prácticamente nunca se vio coronada por el éxito. Los editores no se decidían a arriesgarse a publicar ninguna de sus obras de cámara o para piano por considerarlas demasiado difíciles para el público medio. Por otro lado, el joven carecía de patrones nobles o, al menos, adinerados que costearan la edición. Sí que contó, en cambio, con un nutrido grupo de amigos que lo ayudaban a sostenerse económica y moralmente mientras trataban de introducirlo en el mundo musical de Viena, del que Schubert no llegó a ser nunca más que un satélite poco o nada considerado. En una de estas intentonas, conoció Schubert al cantante Michael Vogl, barítono jubilado del teatro de la corte, que fue quien interpretó por primera vez varios de sus Lieder y con el que el joven compositor comenzó a dar sus primeras audiciones privadas. Al mismo tiempo, decidió dejar las lecciones con Salieri, cuyo férreo sentido clasicista se quedaba pequeño para el genio romántico de Schubert.

Siempre a la búsqueda de medios de vida, aceptó dar clases de música a las hijas del conde Esterhazy, primo del príncipe Esterhazy que fuera patrón de Haydn, durante el verano de 1818. Sus labores lo obligaron, además, a componer música para la interpretación familiar. De esta obligación fueron fruto sus bellísimos cuartetos vocales con piano. De las dos hijas del conde, parece haberse enamorado Schubert de la menor, Carolina, a la que, en sus últimos años, dedicó la estremecedora Fantasía en Fa menor para piano a cuatro manos D 940. Quiere la leyenda que fuera aquí, también, donde contrajera el compositor la sífilis que lo había de llevar a la tumba, dato dudoso, puesto que los primeros síntomas no se hicieron notar hasta 1823.

Entretanto, compartió Schubert vivienda en el centro de Viena con Mayrhofer. Posteriormente, vivió con su familia, solo, o en casa de amigos. Con frecuencia, realizó excursiones veraniegas por el norte de Austria en las que iba dando a conocer algunas de sus piezas. Por otra parte, el grupo de amigos se había ido dispersando y, por temporadas, se encontró bastante solo. A partir del inicio de su enfermedad, se concentró más aún en sí mismo y en su música, hasta el extremo de pasar días enteros en casa componiendo. Es especialmente conocido al respecto el lapso de tiempo en el que compuso el Viaje de Invierno D 911 en el que prácticamente desapareció de los lugares públicos, incluso llegó a faltar a la interpretación de alguna de sus obras. En 1828, el 26 de marzo, logró dar Schubert su único concierto público en la sala de los Amigos de la Música de Viena. En él interpretó por primera vez, siempre acompañado de sus amigos, obras que hoy son ya clásicas, así el Trío para piano violín y violonchelo en Mib Mayor D929 o los Lieder El Cruzado D932 y Las Estrellas D 939. Tras el éxito del concierto, intentó publicar, de nuevo con escaso éxito, algunas de sus obras. Tras el verano, siempre deseoso de perfección, comenzó Schubert a tomar lecciones de contrapunto, pero pronto hubo de dejar las clases por comenzar a manifestarse la que había de ser última crisis de su enfermedad. Se trasladó a casa de su hermano Ferdinand y, tras una penosa enfermedad, falleció el 19 de noviembre de 1828, a los treinta y un años de edad. Ciertas palabras pronunciadas sobre Beethoven durante el delirio que le produjo la fiebre llevaron a su hermano a solicitar enterrarlo junto a Beethoven, al que Schubert había considerado siempre su ídolo y que había muerto el año anterior. De este modo, sus tumbas se encuentran en el mismo cementerio de Viena y a muy poca distancia.

Obra

La obra de Franz Schubert es amplia y variada. Su estilo parte del creado por los dos genios del Clasicismo vienés (Haydn y Mozart) y del poderoso influjo beethoveniano para alcanzar, no obstante tan abrumadoras presencias, un estilo personal que se sitúa como bisagra entre el Clasicismo y el Romanticismo, bien que por su personalidad sea ya Schubert un completo romántico frente a la ideología todavía ilustrada que profesará siempre Beethoven. Por otra parte, se ha señalado la permeabilidad del compositor no sólo a los estilos de los autores señalados, sino también a la influencia del estilo rossiniano que invadió Viena en los años posteriores al final de las guerras napoleónicas.

Aparte de los mas conocidos Lieder o cuartetos de cuerda, el compositor vienés manejó prácticamente todos los géneros de su tiempo. La escasez de lo publicado en vida del autor, e incluso después de su muerte, llevó al musicólogo Otto Erich Deutsch a realizar un catálogo de su obra que inventarió novecientas noventa y ocho obras, de las que tan sólo unas doscientas fueron publicadas a lo largo del siglo XIX. Por este motivo, la obra de Schubert no suele aparecer numerada por Opus, forma de numerar que sólo se emplea para obras publicadas, sino con la sigla D, correspondiente al apellido de Deutsch.

No obstante, antes de la labor de Deutsch y con motivo del primer centenario del nacimiento de Schubert, prepararon una edición de su obra completa Johannes Brahms y Eusebius Mandycevsky, que el primero no llegó a ver concluida, pues falleció en el mismo 1897, y que, con sus errores, ha servido de base a la interpretación schubertiana hasta hace escasos diez años.

Obra vocal

Está considerada como lo más importante de la creación schubertiana. Destacan por su cantidad, variedad y calidad sus más de seiscientos Lieder para voz y piano. Schubert compuso Lieder casi a lo largo de toda su carrera, ya como alivio de otras composiciones de mayor dificultad, ya como tarea en sí mismos. En algunos casos, la cantidad de canciones compuestas durante un año alcanza proporciones casi gigantescas. Es el caso de años como 1815, en los que el joven compositor parece haber descubierto las posibilidades musicales de la poesía y se dedica a ello con una pasión que lo lleva a componer cinco, seis y hasta ocho piezas diferentes en un mismo día.

La cantidad y la juventud de estas piezas no es óbice para la exhibición de un estilo maduro y completo casi desde sus primeras producciones. No sucede lo mismo con su obra instrumental, donde sí se aprecia una evolución desde el estilo de un epígono genial del Clasicismo hasta el de un auténtico maestro que crea, junto con Beethoven y por caminos diferentes, el estilo del Romanticismo.

Compuso Schubert Lieder para todo tipo de ocasiones, desde santos, cumpleaños y homenajes caseros (así Namenstaglied D 695, la Cantata para el cumpleaños del cantante Johann Michael Vogl D 666 o Gütiger, Bester, Weisester D 441, dedicada al cumpleaños de su maestro Salieri) hasta encargos de cantantes profesionales como el realizado por Anne Milder Hauptmann que dio como resultado Der Hirt auf dem Felsen (El Pastor en la Roca) D 965, pasando por canciones festivas para entonar con los amigos en la taberna o en las reuniones musicales que se conocieron como "Schubertiadas" (Bundeslied o Canción de Camaradería D 258), sin embargo, la mayor parte de la obra vocal de Schubert supone un intento de expresar su intimidad, de modo que obra en el plano musical como el poeta romántico lo hace en el literario. La abundancia de su producción y lo poco frecuente de las correcciones en los manuscritos han dado lugar, de nuevo en la idea del poeta romántico, a una leyenda del músico iluminado que compone de forma casi inconsciente. No obstante, más parece que su indudable facilidad para la composición no fuese acompañada de tal inconsciencia, sino que la falta de correcciones parece deberse a un plan de trabajo: cuando no se encontraba satisfecho con lo que iba saliendo, o con lo que había salido, lo tachaba y reiniciaba la composición, ya de inmediato, ya tiempo (a veces años) después. Es el caso de canciones como las escritas sobre Abends unter der Linde (Atardecer bajo los Tilos) D 235 y 237 sobre textos de Kosegarten o los tres Cantos del Arpista D 478, 489 y 490 y Nur wer die Sehnsucht kennt (Sólo quien la nostalgia conoce), todos procedentes del Wilhelm Meister de Goethe. Así, al último corresponden nada menos que seis versiones, cuatro para voz y piano D 310 a y b, D 359 y D 481, una para dos voces y piano D 877 nº 1 y otra para coro masculino a cinco voces D 656, en tanto que de los tres primeros hay dos versiones de cada uno y una tercera del titulado Wer nie sein Brot mit Tränen ass.

Con todo, lo más conocido de la obra liederística de Schubert, aparte de casos como el Ave María o La Trucha, son sus ciclos de canciones. Son éstos, además de los breves Cantos del Arpista ya citados, Die schöne Müllerin (La Bella Molinera) D 795, Die Winterreise (El Viaje de Invierno) D 911 y el discutido Schwanengesang (Canto del Cisne) D 957. De ellos, cuentan los dos primeros con textos de Wilhelm Müller, poeta de segunda fila cuya obra impresionó especialmente a Schubert, que seleccionó textos de su obra para llevar a cabo dos obras maestras del género liederístico en las que se cuentan dos historias de amor y dolor muy al gusto romántico a través de diferentes momentos cantados por el protagonista de la historia. De los dos, el Viaje de Invierno fue compuesto en el último año de vida del músico y responde, en buena medida, a la autoconciencia que de su final tenía. Las canciones muestran un lenguaje musical en ocasiones muy avanzado (así Letzte Hoffnung -Última Esperanza- o Im Dorfe -En el pueblo-) y una tendencia progresiva a una desnudez de la forma que es especialmente palpable en la última canción Der Leiermann (El tañedor de zampoña). Respecto de La Bella Molinera, su historia es la habitual del desamor romántico, bien que esté magistralmente desarrollada por el compositor de forma que alcanza una fusión de la voz y el piano en la que éste responde al cantante dialogando con él e ilustrando sus afirmaciones. Por su belleza conjunta, es prácticamente imposible destacar ninguno de los veinte Lieder que la componen. Finalmente, el llamado Canto del Cisne no fue publicado por Schubert ni parece haber respondido a su intención hacerlo de la forma en que vio la luz. La colección, que tal es, y no ciclo, fue publicada de forma póstuma por el editor Haslinger de acuerdo con el hermano de Schubert, Ferdinand. Consta el Schwanengesang de dos colecciones de canciones, la primera sobre textos de Ludwig Rellstab y la segunda de Heinrich Heine, que se completan con la inclusión de Die Taubenpost (Correo de palomas) sobre texto de Johann Gabriel Seidl que consta que fue el último Lied del compositor vienés. Se ha discutido de esta colección hasta el título, dado que la tradición asignaba al cisne un único canto antes de morir y no era ése el caso de un compositor tan prolífico como Schubert. Por lo demás, las batallas críticas, iniciadas en el propio siglo XIX por Brahms, sobre la propiedad o impropiedad de la interpretación cíclica de esta colección han dado lugar a verdaderos ríos de tinta que no empañan, finalmente, la absoluta belleza de las canciones que lo integran (entre ellas la archiconocida Ständchen -Serenata-) en las que el compositor alcanza a veces la cima de su arte.

En cuanto a la forma, los Lieder de Schubert se pueden dividir en tres apartados: los estróficos, compuestos al modo tradicional alemán, con una sola melodía y un solo acompañamiento para todas la estrofas (bien que exista también un Lied estrófico variado en el que se introducen ciertas modificaciones en la música a través de un ritornello del piano o de un cambio de modo); el llamado Lied escénico en el que, por influencia del aria de ópera, aparecen secciones contrapuestas en tonalidades y tempi que corresponden a diferentes sentimientos del texto; y el lied de composición desarrollada (Durch-komponiert Lied ) en el que se prescinde de las estrofas del poema para atender a las ideas, estados de ánimo o hechos insertos en el poema. Son ejemplos del primero canciones tan conocidas como Seligkeit (Felicidad ) D 433, Ave María D 839 o, en el caso del estrófico variado, Sei mir gegrüst (Yo te saludo) D 741 o Die Forelle (La trucha) D 550. Al llamado Lied escénico corresponden títulos como Auf der Riesenkoppe (Sobre la cumbre) D 611 o Nachtstück (Nocturno) D 672. Son, finalmente, piezas desarrolladas Erlkönig (El Rey de los Alisos) D 328, Gruppe aus dem Tartarus (Grupo que surge del Tártaro) D 583 o Der Wanderer (El Caminante) D 489. No se puede establecer una distinción cronológica entre los distintos tipos, dado que Schubert los simultaneaba atento siempre a las distintas características del poema y a su estado de ánimo frente a él.

Aparte de canciones a solo, es autor Schubert de una abundante producción para varias voces solistas y coro con o sin piano. Responden tales piezas al círculo familiar o de amigos que tantas veces solicitaron del músico piezas para entretenerse (así los tríos dramatizados Der Hochzeitbraten -El asado de la boda- D 930 o Die Advokaten -Los Abogados- D 37) o para celebrar circunstancias especiales (así el trío para voces masculinas a capella Verschwunden sind die Schmerzen D 88 compuesto para celebrar la liberación de Austria tras las guerras napoleónicas o la serenata para mezzo-soprano, coro y piano Zögernd leise D 920, compuesta para la boda de unos amigos. Caso aparte son sus cuartetos vocales con piano, compuestos todos ellos durante la estancia en el palacio de los Esterházy y destinados a las veladas musicales de los condes.

Finalmente, se acercó Schubert también a los grandes géneros vocales de la época: la música de iglesia y la ópera, aunque con desigual éxito, motivado tal vez por el muy distinto talante con el que el compositor abordaba estos géneros. Tras el mencionado éxito de su Misa en Fa D105 en 1814, Schubert compuso abundante música litúrgica a lo largo de toda su vida, tanto misas (cuenta con ocho en su haber) como motetes, antífonas y salmos. Destacan entre ellas la Deutsche Messe o Misa Alemana D 872, la Salve Regina D 27, el Stabat Mater D 175 o las Seis Antífonas para el Domingo de Ramos D 696. Con esta obra religiosa se adentra Schubert en el siglo XIX apartándose del modelo clásico de la misa de Haydn o Mozart, e incluso de las misas de Beethoven. Dado que la fe religiosa no parece haber sido lo más fuerte de la personalidad schubertiana (es reveladora al respecto la supresión de las palabras referentes a la vida eterna en el Credo de la última de sus misas -en Si bemol Mayor D 950-, lo que dificultó en buena medida su estreno, posterior a la muerte del autor, intentado de forma denodada por su hermano Ferdinand, así como la supresión de las frases referentes a la Iglesia en el mismo Credo en la en La bemol Mayor D 678), estas piezas parecen fruto de encargos. Entre ellos, es particularmente curioso el Salmo XCII D 953, compuesto en 1828 sobre el texto hebreo y con destino a la sinagoga vienesa.

Respecto a la ópera, género que interesó de forma especial a Schubert por cuanto le podía reportar beneficios económicos y en el que fracasó siempre, cuando no por los defectos del libreto, por problemas con la censura o, si la obra llegaba a las tablas, por el escaso éxito que en la Viena de entonces tenía el teatro cantado en alemán. Además de numerosos fragmentos inacabados, dejó Schubert varias óperas acabadas, alguna de las cuales llegó a pisar las tablas, así como varios Singspieler (equivalente alemán de la zarzuela española que sólo parcialmente coincide con lo que será más adelante la opereta de los Strauss y Franz Lehar). Son las primeras Des Teufels Lustschloss D 84 sobre texto de Kotzebue ya comentada y otras tres: Alfonso und Estrella D 732 (drama romántico que tiene acción en el León del rey Mauregato y parte de cuya música fue empleada para el Viaje de Invierno), Fierabrás D 796 y El Conde de Gleichen D 918 que quedó inacabada a su muerte. Fueron los libretistas de estas óperas tres amigos del compositor: Schober, Kupelwiesser y Bauernfeld y de ellos solamente el último tenía verdaderas cualidades de dramaturgo. Sucedió, por tanto, con las óperas lo que con tantos Lieder en los que el autor tomó versos de amigos que no hubieran pasado otro filtro que no fuera, precisamente, el de la amistad. Respecto a la última, es habitual comentar el hecho de que hubiera muy bien podido dar fama al compositor de no haber sido porque la prohibición del libreto (Bauernfeld era autor mal visto por la férrea censura de Metternich) les llevó a ambos (libretista y compositor) a ir posponiendo la finalización de un proyecto que era verdaderamente prometedor. Respecto de los Singspieler, conservamos un solo acto de Claudine von Villa Bella D 239, basada en el libreto compuesto por Goethe en Italia; no obstante, nos consta que el compositor la terminó y que, tras su muerte, la criada de su hermano utilizó por equivocación los actos segundo y tercero para encender el fuego: Además, compuso Schubert Der vierjährige Posten (El correo de cuatro años) D 190, sobre texto de Körner, Fernando D 220 sobre texto de Stadler, Die Freunde von Salamanka (Los amigos de Salamanca) D 326 con texto de Mayrhofer, Die Zwillingsbrüder (Los hermanos gemelos) D 647 con texto de G. von Hoffamnn y Der Verschworenen (Los Conjurados, también conocido como Der häusliche Krieg, esto es, La Guerra Doméstica) D 787 con texto de Castelli. Se suele sumar en este apartado de la producción schubertiana la música incidental para el drama Rosamunda de Helmina von Chézy D 797 que, a pesar de constituir un sonoro fracaso debido a la pésima calidad del libreto (la señora von Chézy fue objeto de todo tipo de burlas), es de la poca música vocal con orquesta de Schubert que se escucha con cierta regularidad y la única de la que existen varias grabaciones.

Obra Instrumental

La obra instrumental de Schubert abarca tanto obras sinfónicas como de cámara. Dentro de las primeras, es preciso destacar buen número de oberturas tanto dedicadas a la escena (así las oberturas D 644 para Die Zauberharfe o El Arpa Mágica, intento fallido de continuar La Flauta Mágica de Mozart) como al concierto (son el mejor ejemplo las dos Oberturas en estilo italiano D 590 y 591, dos de las pocas obras que el autor vio interpretadas en vida) y sus ocho sinfonías, de entre las que destacan la Sinfonía Inacabada en Si menor D 759 y la Novena Sinfonía en Do Mayor D 944, conocida como "la grande" para distinguirla de la Sexta D 589, también en Do Mayor y de menor envergadura que la novena. A pesar de contarse hasta la novena, son sólo ocho las sinfonías de Schubert, pues la séptima, a la que Deutsch reservó el número 849 de su catálogo, está perdida y se ha llegado a dudar de su existencia. Es la habitualmente denominada Sinfonía de Grunden-Gastein, pues parece haber sido durante un viaje a estos dos lugares del norte de Austria, en el verano de 1825, cuando Schubert extravió el manuscrito. Existen, además, numerosos fragmentos de sinfonías con los que se ha llegado a reconstruir una décima y en los que se ha pretendido reconocer parte de la sinfonía perdida, lo que, habida cuenta del desorden en el que tuvo el compositor sus papeles a lo largo de toda su vida y su casi proverbial despiste, no tendría nada de particular. En su obra sinfónica, se aparta Schubert del modelo beethoveniano, consciente tal vez de la imposibilidad de medirse con genio tan distinto del suyo, para atenerse a un estilo más clásico, si bien aparecen influencias aisladas del universo sinfónico beethoveniano, especialmente de las dos primeras sinfonías del autor de Bonn (las más clásicas por otra parte), en la Cuarta en Do menor D 417 y en la Sexta en Do Mayor D 589.

La obra sinfónica de Schubert se divide en dos etapas marcadas por el año de 1822 en el que escribe la llamada Sinfonía Inacabada. Con ella, y con la siguiente, se aparta un tanto el compositor de los modelos señalados para ahondar en su propio estilo.

No escribió Schubert ningún concierto, aunque sí dejó varias piezas para violín solista y orquesta, tales como el Rondó en La mayor D 438, el Konzertstück en Re mayor D 345, el Adagio y Rondó Concertante en Fa mayor D 487 o la Polonesa en Si bemol mayor D 580.

En el campo de la música de cámara y para piano solo, dejó Schubert una ingente producción (aunque no tan ingente como la de Lieder) compuesta tanto por obras acabadas como por movimientos sueltos que no tuvo ocasión de (o no quiso) concluir. Respecto a estas páginas sueltas (así el Movimiento de Cuarteto en Do menor D 703, equiparable por su perfección a la Octava Sinfonía, el Movimiento de Trío para piano, violín y violonchelo en Si bemol mayor D 28 o el Notturno D 897 para la misma formación) cabe pensar si no nos hallamos ante piezas que se sostenían por sí mismas y que Schubert no quiso integrarlas en construcciones de mayor envergadura, como sonatas, tríos y cuartetos al modo clásico. Lo mismo se viene propugnando en los últimos años para la llamada Sinfonía Inacabada.

De aquellas composiciones camerísticas que se atienen a moldes canónicos es preciso destacar, en primer lugar, aquellas composiciones que se basan en otras obras, mayoritariamente vocales, del mismo autor. Es el caso, entre otros, del Cuarteto en Re menor "La Muerte y la Doncella", D 810, uno de cuyos movimientos se basa en el Lied del mismo título D 531; el Quinteto con piano en La mayor "La Trucha" D 667, basado de nuevo en un Lied , esta vez el D 550; Introducción y variaciones sobre "Trock'ne Blumen" para flauta y piano en Mi menor D 802, basado en el antepenúltimo de los Lieder de La Bella Molinera y, finalmente, el Cuarteto en La menor D 804, en el que utiliza el tema del tercer entreacto de la citada música para Rosamunda, tema que reaparece también en uno de los Impromptus del D 935. Algo parecido vamos a encontrar en la Wanderer-Fantasie para piano en Do mayor D 760, basada en el mencionado Lied Der Wanderer D 489.

Además, es preciso mencionar obras como los dos Tríos para piano, violín y violonchelo, en Si bemol mayor D 898 y en Mi bemol mayor D 929 (de este último es el conocido Andante en Do menor que se supone procedente de una canción popular sueca), el Octeto para cuerdas y vientos D 803 y, sobre todo, el Gran Quinteto en Do mayor con dos violonchelos D 956, compuesto en el último año de vida del compositor y que constituye uno de los mejores ejemplos de la música para cuerda de todo el romanticismo.

Respecto de la música para piano solo, es preciso establecer una distinción inicial entre aquella música compuesta por Schubert por gusto y que casi nunca fue editada durante su vida por considerarla los editores demasiado difícil, y la música sencilla de tocar que escribió ex profeso para ser publicada. Esta distinción, aun siendo necesaria, no afecta en absoluto a la calidad de la música, dado que Schubert era capaz de escribir música igualmente buena con menor dificultad técnica. Probablemente sean el mejor ejemplo el tercero y el sexto de sus Momentos Musicales D 780, no sólo publicados como hojas de almanaque, sino escritos para tal fin, aunque su calidad esté muy por encima de dicho formato. Lo mismo cabe decir de sus series de valses, ländler y escocesas tales como los Ocho Laendler en Si bemol mayor D 378, las Ocho escocesas D 529, las Doce Allemandes D 420 o las dos recopilaciones de valses Valses sentimentales D 779 y Valses nobles D 969, que habían de inspirar los Valses nobles y sentimentales de Ravel.

De sus sonatas y fantasías, cabe destacar la Sonata en La bemol mayor D 557, la en Mi bemol mayor D 568 y las dos colecciones de Impromptus D 899 y 935 respectivamente., así como la ya mencionada Fantasía para piano a cuatro manos en Fa menor D 940.

Obras

Franz Schubert. Quinteto de piano y cuerdas Op.114.

Franz Schubert. Cuarteto, fragmento.

Franz Schubert. Ave María.

Franz Schubert. Serenata D957.

Discografía

Misa nº1 en Fa mayor, D. 105; intérpretes: Popp, Donath, Fassbaender, Dallapozza, Schreier, Fischer-Dieskau, Coro y Orquesta Sinfónica de la Radio de Baviera; director: Wolfgang Sawallisch. EMI 627-252 927-2 (2CD).
Misa nº2 en Sol mayor, D. 167; intérpretes: Popp, Donath, Fassbaender, Dallapozza, Schreier, Fischer-Dieskau, Coro y Orquesta Sinfónica de la Radio de Baviera; director: Wolfgang Sawallisch. EMI 567-747 407-2.
Misa nº 6 en Mi bemol mayor, D. 950; intérpretes: Donath, Fassbaender, Araiza, Schreier, Fischer-Dieskau, Coro de la Radio de Baviera, Orquesta Sinfónica de la Radio de Baviera; director Wolfgang Sawallisch. EMI 555-769 223-2.
Sonatas para piano; Maria Joao Pires. Warner/Erato 3984270042 (2 CDs)
Sinfonías nº 1 y nº 2. Intérpretes: Real Orquesta Filarmónica de Galicia; director: Hetmult Rilling. Complete/Hanssler 98312
Sinfonías nº 3 y nº4.Galicia Real PO/Rilling. Select/Hanssler 98310
Sinfonías 1,2, 3, 4, 5 y 6. Intérpretes Orquesta del Festival de Bath; director: Yehudi Menuhin. EMI CZS 5733592 (2 CDs).
Sinfonías nº8 y nº 9; Intérpretes: Orquesta del Festival de Bath; director: Yehudi Menuhin. EMI CZS 5733622 (2 CDs)
Winterreise. Intérpretes: Dietrich Fischer-Dieskau (barítono) y Gerald Moore (piano). Deutsche Gramophon, DG 415 187-2.
Die Schöne Müllerin. Intérpretes: Dietrich Fischer-Dieskau (barítono) y Gerald Moore (piano). Deutsche Gramophon, DG 415 186-2.
Schwanengesang, An die Musik, An Silvia, Die Forelle, Heidenröslein, Im Abendrot, Der Musensohn, Der Tod und das Mädchen, Intérpretes: Dietrich Fischer-Dieskau (barítono) y Gerald Moore (piano). Deutsche Gramophon, DG 415 188-2.
Die Schöne Müllerin. Intérpretes: Lehmann y Ulanowsky (grabación del año 1942). Kingdom/Vocal Archive VA 1195.
An die Laute, An die Musik, An Silvia, Der Einsame, Im Abendrot, Liehaber in allen Gestalten, Lied eines Schifers an die Dioskuren, Der Musensohn, Schwanengesang (D 957,nº4); intérpretes: Fritz Wunderlich (tenor) y Hubert Giesen (piano); Deutsche Gramophon DG 429 933-2.

Bibliografía

  • FICHER-DIESKAU, Dietrich; Los "Lieder" de Schubert, trad. de Adriana Hochleitner de Vigil (Madrid: 1971).

  • EINSTEIN, Alfred; La música en la época romántica, trad. de Elena Giménez (Madrid:1986)

  • MASSIN, Brigitte; Franz Schubert, dos vol.; trad. de Isabel Asumendi (Madrid: 1991)

  • PAUMGARTNER, Bernhard; Franz Schubert, trad. de Belén Bas Álvarez (Madrid: 1992).

Autor

  • Gerardo Fernández San Emeterio