Sawa, Alejandro (1862-1909).
Escritor y periodista bohemio español que nació en Sevilla, el 15 de marzo de 1862, y falleció en Madrid el 3 de marzo de 1909.
Sawa nació en el seno de una familia de origen griego, su madre se dedicó al comercio de ultramarinos en una tienda que importaba vinos y otros productos variados. Siendo joven, manifestó una cierta vocación religiosa e ingresó en el seminario en Málaga, pero más tarde sus convicciones se transformaron en anticlericales. Fue a Granada a estudiar derecho en el curso del año 1877-1878. Se muda a Madrid en 1885, en que conmienza a vivir en una situación de pobreza y bohemia, viajó luego a París, en 1889, subyugado por la vida artística de esta ciudad. Trabajó para la editorial Garnier, editando un diccionario enciclopédico. Se casó con una francesa de Borgoña, y tuvo una hija, de nombre Elena.
Fue asociado a la generación de 1898 por su edad, no por su ideología. La influencia naturalista de Zola dominó sus novelas, entre las que se cuentan La mujer de todo el mundo, 1885; Crimen legal, 1886; Declaración de un vencido, 1887; Noche, 1889; Un criadero de curas, 1890; e Iluminaciones en la sombra, 1910.
En 1896 regresó a España, trabajando intensamente en periodismo. Fue redactor de El Motín, El Globo y La Correspondencia de España, y colaboró en ABC, Madrid Cómico, España, y Alma Española. También hace aportaciones a los diarios más prestigiosos de la época El Liberal, Heraldo de Madrid, España, El Imparcial, pero sufre un derrumbe físico y psíquico, pierde la vista y paulatinamente la razón.
En 1899 su adaptación a teatro de la obra de Alphonse Daudet, Los reyes del destierro, le dieron un triunfo, aunque modesto. Fue amigo de Alphonse Daudet, Rubén Darío y Manuel Machado, quien le dedicó un verso, y de Valle-Inclán. Ramón del Valle-Inclán se inspiró en el escritor Sawa para su protagonista en Luces de bohemia, el ciego Max Estrella.
Falleció el 3 de marzo de 1909, ciego y con la razón obnubilada, en su casa de la calle Conde Duque de Madrid. Sus restos fueron depositados en una tumba de alquiler y luego trasladados a una fosa común, por falta de pago.
