A B C D E F G H I J K L M N O P Q R S T U V W X Y Z
PolíticaHistoriaBiografía

Sandino, Augusto César (1895-1934).

Líder histórico de la guerrilla nicaragüense nacido en Niquinohomo (departamento de Masaya) el 18 de mayo de 1895 y muerto en Managua el 21 de febrero de 1934, que luchó contra la ocupación estadounidense de Nicaragua. Tras su asesinato, a manos del entonces jefe de la Guardia Nacional, Anastasio Somoza, Augusto Nicolás Calderón Sandino se convirtió en el referente ideológico del denominado Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN) y de la revolución promovida por este movimiento que, años más tarde, acabaría con la dictadura somocista.

Criado en el seno de una familia humilde de agricultores, Augusto trabajaba desde niño junto a su madre en las plantaciones de café. Su infancia transcurrió entre privaciones y miserias y a los once años se trasladó a vivir junto a su padre. Durante su adolescencia, fue testigo de la primera intervención norteamericana en Nicaragua y de un periodo político especialmente convulso en el país que, a la larga, determinaría las posiciones ideológicas del joven Sandino.
Después de varias revueltas fallidas contra el presidente José Santos Zelaya, una insurrección dirigida en octubre de 1909 por los generales Emiliano Chamorro y Juan Estrada, con el apoyo de Estados Unidos, acabaría finalmente con el Gobierno liberal. Tras la renuncia de Zelaya, el Congreso designó sucesor a José Madriz pero en el verano de 1910 los rebeldes llegaron a la capital y Juan Estrada asumió la presidencia. La unidad en la cúpula militar golpista comenzó a deteriorarse de inmediato y, obligado a presentar la renuncia, Estrada dejó el poder en manos de Adolfo Díaz, secretario de una compañía minera estadounidense con sede en Bluefields y aliado incondicional de Washington, quien juró el cargo en mayo de 1911. Poco después de su nombramiento negoció con entidades financieras norteamericanas la concesión de varios créditos y, en garantía, EE.UU tomó el control de las aduanas, el ferrocarril nacional y los vapores del Gran Lago. La gestión política de Díaz comprometía seriamente la propia soberanía del país centroamericano y el ministro de guerra Luis Mena dirigió una nueva insurrección en julio de 1912, pero las tropas norteamericanas desembarcaron en Corinto para mantener a su secuaz en el poder. Benjamín Zeledón, uno de los patriotas enfrentados a la invasión extranjera, murió en el combate el 4 de octubre y su figura marcó decisivamente la inclinación política de Sandino.

El joven agricultor, muy popular entre la población de las serranías de su departamento natal que lo apodaron con el sobrenombre de "Aguilucho", abandonó por aquellos años los cafetales de su pueblo natal y viajó por diversas zonas del país hasta establecerse en 1916 cerca de la frontera con Costa Rica, donde ejerció como mecánico. De regreso a casa, cuatro años más tarde, se vio envuelto en un serio incidente con Dagoberto Rivas, hijo de un prestigioso hacendado a quien hirió de bala y, para evitar las represalias, huyó de Niquinohomo y partió hacia el norte Honduras. Allí trabajó como empleado del Ingenio Montecristo, propiedad de la Honduras Sugar and Distilling Company y, en 1923, se trasladó a Guatemala donde encontró empleo en las plantaciones de la United Fruit en Quiriguá. Su periplo terminó ese mismo año en México, donde fue asalariado de compañías petroleras en las poblaciones de Tampico (South Pennsylvania Oil Company) y Cerro Azul (Huasteca Petroleum Company). Durante su estancia mexicana entró en contacto con la masonería, el movimiento sindical y la militancia política de socialistas y anarquistas contra el imperialismo "yanqui".

Entretanto, el intervencionismo estadounidense en Nicaragua se había incrementado de forma notable. En 1914, el secretario de Estado norteamericano, William Jennings Bryan, y el entonces ministro plenipotenciario nicaragüense en Estados Unidos, Emiliano Chamorro,habían suscrito el Tratado Bryan-Chamorro que favorecía de forma escandalosa los intereses norteamericanos en territorio nicaragüense. El propio Emiliano Chamorro se había convertido en presidente tras las elecciones de 1916 y sus sucesores en el cargo, Diego Manuel Chamorro y Bartolomé Martínez, también contaron con el apoyo de EE.UU. Tras las elecciones de 1924 tomó el poder la coalición formada por el conservador Carlos Solórzano y el liberal Juan Bautista Sacasa y, después de trece años de ocupación, las tropas norteamericanas abandonaron Nicaragua en agosto de 1925, aunque mantuvieron en el país a los instructores de la Constabulary, el precedente de la Guardia Nacional.

En octubre de 1925, el ex presidente Emiliano Chamorro orquestó un nuevo golpe militar para recuperar el poder y en mayo de 1926 el movimiento liberal se alzó contra el nuevo Gobierno. Estalló entonces el conflicto civil entre liberales y conservadores en la llamada Guerra Constitucionalista. El general José María Moncada, al frente del ejército liberal, desembarcó en la costa atlántica y el ex vicepresidente Sacasa constituyó allí su Gobierno liberal. En el otro frente, los Estados Unidos obligaron a Chamorro a renunciar a la presidencia en favor del también conservador Adolfo Díaz mientras los marines desembarcaban de nuevo en Nicaragua para defender a su protegido de la insurrección liberal.

Enterado de los últimos sucesos en su país, el 16 de mayo de 1926 Sandino abandonó México e inició viaje a Nicaragua con el propósito de ingresar en el ejército Constitucionalista y acabar con la ocupación estadounidense. Llegó el 1 de junio y, después de visitar a su familia, se dirigió a la Mina de San Albino donde consiguió un empleo. En pocos meses logró reunir a un pequeño grupo de compañeros, la primera célula sandinista con la que daría inicio a su personal batalla dentro de la Guerra Constitucionalista. Armados con rifles adquiridos a traficantes hondureños, la columna de Sandino se alzó contra las tropas conservadoras en El Jícaro, un primer combate que a pesar de la derrota animó la vocación luchadora de sus hombres. En el mes de diciembre, Sandino se entrevistó con el general Moncada en Río Grande pero el jefe del ejército Constitucionalista le negó ayuda militar. A pesar de la decepcionante respuesta oficial, logró armas con ayuda de las prostitutas y los indígenas del puerto y emprendió el camino de regreso a Las Segovias. La guerrilla de Sandino, muy pronto engrosada por voluntarios procedentes de varias regiones, comenzó a cosechar éxitos en el frente durante los primeros meses de 1927.

El 4 de mayo, el delegado personal del presidente estadounidense Coolidge logró entrevistarse con Moncada y arrancarle la rendición a cambio de la promesa de auspiciar unas elecciones libres. Los generales liberales aceptaron el acuerdo y diez días después firmaron con el gobierno conservador de Díaz el pacto de El Espino Negro, que ponía fin a las hostilidades. Las tropas constitucionalistas entraron desarmadas en Managua el día 15 y, al día siguiente, los marines asumieron la organización de la Guardia Nacional y las funciones policiales en la capital. Sandino rechazó categóricamente el acuerdo y entendió como traición a la patria la rendición del ejército liberal. El líder guerrillero dirigió una circular a las autoridades locales de todos los departamentos para anunciar su determinación de continuar la lucha por la liberación nacional hasta la total retirada de las tropas norteamericanas de ocupación y, desde su campamento en la Mina de San Albino, emitió el 1 de julio su primer Manifiesto Político dirigido al pueblo de Nicaragua.

La captura de Sandino se convirtió, desde entonces, en el objetivo prioritario de los marines pero, después de varios combates, huyó hacia El Chipote donde estableció una nueva base militar para dirigir la guerra de guerrillas. Allí se constituyó en septiembre de 1927 el Ejército Defensor de la Soberanía Nacional de Nicaragua, mientras en Managua EE.UU y Díaz acordaban, meses después, transformar la Constabulary en Guardia Nacional. Combatientes internacionalistas acudieron a la llamada antiimperialista de Sandino y el Ejército Defensor se pobló de estudiantes, trabajadores e intelectuales de toda América Latina para prestar su apoyo a la causa. En junio de 1928 se incorporó a las filas del sandinismo el dirigente comunista salvadoreño Farabundo Martí.

A finales de 1928 las tropas estadounidense traspasaron la responsabilidad militar a la nueva Guardia Nacional mientras el prometido proceso electoral, supervisado por los marines, elevaba a la presidencia a José María Moncada, quien tomó posesión del cargo el 1 de enero de 1929. Consciente de que para enfrentar una guerra larga necesitaba armas y recursos, Sandino viajó a México para buscar, infructuosamente, el apoyo del presidente Emilio Portes. Los combates se sucedieron de forma ininterrumpida en los años siguientes hasta que el 1 de enero de 1933 los marines anunciaron su retirada de Nicaragua. Ese mismo día, Juan Bautista Sacasa, vencedor de los comicios de noviembre, asumió la presidencia y Anastasio Somozatomó posesión de la jefatura de la Guardia Nacional. Tras la retirada del ejército estadounidense, Sandino aceptó una declaración de tregua y el 2 de febrero, después de ordenar el desarme a sus hombres, viajó a Managua para firmar un tratado de paz con el nuevo Gobierno.

Sin embargo, el hostigamiento militar contra los miembros de la guerrilla no terminó con el acuerdo y Sandino se trasladó varias veces a la capital para denunciar ante el presidente los ataques continuados de la Guardia Nacional de Somoza. Precisamente después de una reunión entre Sandino y Sacasa, celebrada en la Casa Presidencial la noche del 21 de febrero de 1934, el líder guerrillero fue capturado y asesinado minutos después, junto a los generales sandinistas Francisco Estrada y Juan Pablo Umanzor, por orden directa de Somoza. Su muerte le convirtió en uno de los referentes patrióticos de Nicaragua y su ideario político, adoptado por el denominado Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN), triunfó finalmente cuarenta y cinco años después cuando en julio de 1979 la revolución sandinista alcanzó el palacio presidencial de Managua.

Autor

  • Sagrario Arenas Dorado ; 0109 ISC.