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Ocio y entretenimientoBiografía

Sánchez Povedano, Salvador, "Frascuelo" (1842-1898).

Matador de toros español, nacido en Churriana (Granada) el 21 de diciembre de 1842, y muerto en Madrid el 8 de marzo de 1898. En el planeta de los toros, es conocido por el sobrenombre de "Frascuelo".

Huérfano desde temprana edad, Salvador Sánchez Povedano se vio obligado a trabajar desde niño para aportar algunos ingresos a la menguada economía doméstica, harto maltrecha a resultas de la perniciosa afición al juego que había hundido a su progenitor. Su familia se había trasladado a Madrid, donde el muchacho Salvador se empleó en la construcción del ferrocarril que habría de unir Torrejón con San Fernando de Henares, y en otros oficios tan diversos como alejados de su temprana vocación taurina, hasta que su hermano Francisco, que iba para torero, lo llevó a algunas capeas. Fue en una de ellas, en el pueblo madrileño de Móstoles, donde pisó la arena de un ruedo por vez primera, afanado en lancear, banderillear y señalar unas estocadas que, hasta entonces, nunca había intentado. Deseoso de ganar dinero y, sobre todo, de destacar entre la sociedad madrileña, "Frascuelo" comenzó a torear por todos los pueblos que rodean la Villa y Corte. A raíz de una grave cogida que sufrió en Chinchón en 1861, ganó cierta celebridad que le proporcionó varias actuaciones en una conocida -y, a la sazón, muy aplaudida- compañía o cuadrilla de toreros cómicos.

El primer diestro que lo incluyó en su cuadrilla fue Vicente García Villaverde, con quien "Frascuelo" se fue fogueando hasta que, en 1866, fue contratado por el que estaba llamado a ser su verdadero maestro, el gran torero madrileño Cayetano Sanz y Pozas. Tanto y tan rápido progresó a su lado el joven Salvador, que al año siguiente, el día 27 de octubre de 1867, recibió la alternativa en Madrid de manos del genial Francisco Arjona Herrera, "Cúchares", en presencia del hijo de éste, Francisco Arjona Reyes, "Currito". Se doctoró frente al toro Señorito, de la ganadería de Bañuelos, que propinó al toricantano una soberana paliza, a pesar de la cual "Frascuelo" fue muy aplaudido y obsequiado por parte de la selecta afición de la vieja plaza de la calle de Alcalá.

A partir de la temporada siguiente comenzó su enconada rivalidad con el Gran Califa del toreo, Rafael Molina, "Lagartijo", rivalidad que, fuera de los ruedos, se convirtió pronto en mutua admiración y respetuosa camaradería. En 1869, la gravísima cornada que sufrió Antonio Sánchez, "El Tato" (que le costó la amputación de una pierna), dejó a Salvador y a Rafael en un mano a mano en la cumbre del toreo romántico, dueños de un primer puesto del escalafón que, alternativa o simultáneamente, compartirían hasta la retirada de "Frascuelo". Data de 1872 el singularísimo duelo que sostuvieron ambos ante la afición madrileña, concertado en unos términos que hoy rechazarían todas las inmerecidamente llamadas figuras del toreo: cada uno de ellos se comprometía a matar seis toros en solitario, en dos tardes distintas y bajo la atenta mirada del rival, quien había de presenciar la faena en un palco y vestido de torero, para continuar con la lidia si su colega resultaba cogido. El día 10 de noviembre de dicho año, "Frascuelo" cumplió con la parte que le iba en el reto y ofreció una extraordinaria corrida de toros.

A pesar de que, desde un sonado fracaso fechado en 1871, una parte de la afición madrileña no se le había entregado, "Frascuelo" gozó de un merecido cartel en el primer coso del mundo, lo que le concedió el privilegio de ser el último matador que estoqueara un toro en la vieja plaza de la Puerta de Alcalá, el 19 de julio de 1874. Pero, latente aún en él ese afán que le impulsaba a buscar el medro social por encima de todo, sus notorios coqueteos con los monárquicos más conservadores le granjearon la animadversión de una buena parte del pueblo llano, que no le perdonaba el apoyo prestado a la restauración de la monarquía ("Frascuelo" llegó a ser sargento en un batallón de las milicias alfonsinas). En la temporada de 1876 fue ruidosamente abucheado en Madrid y en Sevilla, y no sólo a consecuencia de sus inclinaciones políticas, porque en la arena hispalense se dejó un toro vivo y tuvo que salir del coso protegido por la Guardia Civil.

El 15 de abril de 1877 sufrió en Madrid un grave cogida, lo que no le impidió reanudar su rivalidad con "Lagartijo" aquella misma temporada. En 1880, tras haber sido abroncado por la afición de la Corte, decidió no volver a pisar jamás el ruedo madrileño, promesa que mantuvo hasta 1884. Se permitió, empero, hacer una excepción en la corrida de Beneficencia de 1882, en la que brindó a sus partidarios otra actuación excepcional. Junto a ella, la memoria de los cronistas taurinos ha fijado, entre las más señaladas de su carrera taurina, la de la Fiesta de la Cruz Roja, en 1874; la que le encerró en Madrid, en solitario, con seis toros de Murube, en 1885; y, sobre todo, la que se verificó, también en la Corte, el jueves 26 de mayo de 1887, que ha pasado a los anales como una de los festejos más memorables de la historia de la Tauromaquia. Aquella tarde, "Frascuelo" mató seis toros del duque de Veragua, cuatro de ellos excepcionales (y los otro dos -el cuarto y el sexto- buenos para la lidia, aunque no tanto como sus hermanos). El granadino, torero largo y poderoso (gran lidiador, sin dejar por ello de mostrarse variado) ofreció con el capote lo más selecto de su repertorio: verónicas, navarras, galleos, faroles, largas lagartijeras y toreo de frente por detrás; con la muleta brilló singularmente en los naturales y en los pases de pecho, y con la espada dio una lección magistral sobre cómo matar con efectividad y probando todas las suertes: recibiendo, a volapié y a toro arrancado.

Por desgracia suya, el 13 de noviembre de aquel mismo año, el toro Peluquero, de don Antonio Hernández, le infirió una tremenda cornada que inauguró una serie de percances graves y -lo que era mucho peor- delatores de su acelerada decadencia física. En 1888 volvió a resultar seriamente herido en Barcelona, y el 29 de abril de 1889 compartió un estrepitoso fracaso con su compañero de triunfos e infortunios, Rafael Molina, "Lagartijo", frente a una terrorífica corrida de Palha que se les echó en Madrid. Se cortó la coleta el 12 de mayo de 1890, tras haber lidiado en la Corte un encierro del duque de Veragua. Retirado para atender un negocio familiar en el pueblo madrileño de Torrelodones, volvió a la capital para morir en la casa de una de sus hijas, el 8 de marzo de 1898.

Bibliografía.

  • -HERNÁNDEZ-GIRBAL, F. Salvador Sánchez, "Frascuelo". (Madrid: Ediciones Lira, 1988).

-PEÑA, Julián. Lagartijo, Frascuelo y su tiempo. (Madrid: Espasa-Calpe, 1994).

Autor

  • JR.