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HistoriaReligiónBiografía

San José de Bethencourt, San Pedro de (1626-1667).

Misionero español, nacido en Chasna (hoy Vilaflor, Tenerife, islas Canarias) el 21 de marzo de 1626 y muerto en Guatemala el 25 de abril de 1667.

Pastor en Tenerife durante su juventud, marchó luego a Centroamérica, donde estudió en el Colegio de la Compañía de Jesús en Santiago de Guatemala (La Antigua). Ingresó después en la orden tercera franciscana y llevó una vida de intensa caridad, creando el Hospital de Belén en Guatemala, que póstumamente, y según sus deseos, dio origen a la "Congregación de Betlemitas de las Indias Occidentales", más conocida como "Orden Betlemita". Fue beatificado en 1980 por el papa Juan Pablo IIy canonizado el 30 de julio de 2002 también por el pontífice polaco. En diversa documentación (en su testamento, por ejemplo) su nombre aparece a veces con la variante "Betancur".

De antepasados ilustres (descendía de Jean de Bethencourt, explorador y virrey de Canarias a finales del s. XIV y principios del XV), fue durante su juventud un simple pastor. En septiembre de 1649, con veintitrés años, marchó a Guatemala sin propósito definido y, tras casi dos años de espera en La Habana, en febrero de 1651 llegó finalmente a Santiago de Guatemala (La Antigua), su destino previsto. A causa de varios terremotos, que destruyeron gran parte de los edificios de la ciudad, tuvo que alojarse por el momento en el Hospital Real.

Muy pronto, el franciscano Fernando Espino le consiguió trabajo en una fábrica de paños, donde permaneció hasta 1653. Deseoso de prepararse para el sacerdocio o para la misión, comenzó también a asistir al Colegio de la Compañía de Jesús; sin embargo, su poca capacidad para aprender le llevó al desánimo, y en 1654 estuvo a punto de abandonar la ciudad, con la idea de llevar vida eremítica. Un tiempo de oración en la ermita de Petapa le decidió a permanecer en La Antigua, aunque no volvió a estudiar. El padre Lobo le aconsejó el ejercicio de la caridad, e ingresó en la orden tercera franciscana: ayudó a construir la ermita del Calvario, de la que luego fue Custodio, frecuentó las diversas iglesias de la ciudad, a las que iba a orar, y comenzó una intensa dedicación al cuidado de inválidos.

A partir de una pequeña casa que compró, antes perteneciente a una mujer, María de Esquivel, a la que había ayudado a morir, organizó una escuela catequística infantil, un oratorio, una hospedería y un hospital (que tuvo más tarde sala para acogida y cría de niños abandonados), donde se albergaba a personas de cualquier condición social. Para construir el hospital, al que desde 1663 dio el nombre de "Belén", tuvo que pedir limosna; en esta tarea le ayudaron otros hermanos terciarios franciscanos. Este grupo adquirió pronto un modo de vida reglado: el mismo Bethencourt comenzó a llamarse a sí mismo "Pedro de San José". Muy discutido su modo de hacer por los propios franciscanos, el obispo de Guatemala Payo Enríquez de Rivera, luego arzobispo y virrey de México, le recomendó que adoptase otro hábito.

Apenas un mes después de su muerte se reconoció la fundación del Hospital de Nuestra Señora de Belén, y los hermanos terciarios encargados del mismo y que habían colaborado con él, de acuerdo con las disposiciones de Pedro de Bethencourt en sus escritos y testamento, redactaron unas Constituciones definitivas y solicitaron el correspondiente permiso, concedido en 1674 y confirmado en 1687, para dar existencia a una nueva orden, inspirada en los mismos principios de caridad que regían el hospital.

La "Congregación de los Betlemitas de las Indias Occidentales" seguía la Regla de San Agustín, esto es, tenían los votos de castidad, pobreza y obediencia, con la obligación de mendigar para el sustento; y usaba un hábito parecido al de los capuchinos (pero con cinturón de cuero y zapatos) y una medalla con el nacimiento de Jesús. Se extendió por la América española, llegando a formar dos provincias (Nueva España y Perú), con una treintena de casas; intentó también fundar en Canarias, llegando a iniciar la construcción de un convento en la casa natal de Pedro de Bethencourt. La orden actuó con gran celo durante la peste de 1736, y tuvo vida hasta el primer cuarto del s. XIX (1820). Pero cuando ésta desapareció creció la rama femenina, que existía desde tiempos del fundador (dirigida entonces por Antonio de la Cruz), y que subsiste todavía en la actualidad. En 1987, un sacerdote canario, Luis Álvarez García, refundó la rama masculina, que cuenta varios hermanos en el archipiélago canario y en Guatemala.

Entre sus obras más destacables están: Instrucción al hermano de la Cruz (enviado suyo para solicitar licencia de fundación al Consejo de Indias); Reglas de la Confraternidad de los Bethlemitas; Corona de la Pasión de Jesucristo, nuestro bien; Memoria de las Coronas que han rezado los hermanos y devotos de la Virgen Nuestra Señora en Guatemala, los años 1661 y 1666.

La espiritualidad de Bethencourt era típicamente franciscana: oración, penitencia, cuidado de las manifestaciones de piedad (procesiones, celebración de festividades, hermandad), e incluso se le atribuye, como a San Francisco de Asís, gran amor a la naturaleza. El propio nombre de la orden que fundó, Betlemitas, proviene de una devoción muy propia de San Francisco hacia el Nacimiento de Belén. Promovió también la construcción a la entrada de las poblaciones de una ermita dedicada a las Ánimas. Muerto en medio de gran popularidad y muy alabado por el obispo Payo Enríquez de Rivera, el Cabildo de La Antigua solicitó en 1675 y 1685 la apertura de su proceso de beatificación, que finalmente comenzó en 1729. Declarado "Venerable" por el papa Clemente XIV el 25 de julio de 1771, fue beatificado por Juan Pablo II en 1980 y canonizado el 30 de julio de 2002 por el mismo pontífice durante una visita pastoral a Guatemala. Su fiesta se celebra el 25 de abril, fecha de su muerte, y su sepulcro es hoy centro de peregrinación en Centroamérica.

Bibliografía

  • ALDEA, Q.; MARÍN, T.; VIVES, J. Diccionario de Historia Eclesiástica de España. Vol. 1. Madrid, CSIC, 1972.

  • CIORANESCU , A. "El proceso de canonización del beato Pedro de Bethencourt", en Revista de Historia Canaria, 27 (1961) 374-391.

  • GARCÍA DE LA CONCEPCIÓN, J. Historia Betlemítica. Guatemala, 1956.

  • MAYO, C.A. Los betlemitas en Buenos Aires: convento, economía y sociedad (1748-1822).Sevilla, Excma. Diputación Provincial de Sevilla, 1991.

  • MESA, C.E. Pedro de Betancur, el hombre que fue caridad. Madrid, 1964.

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  • ROSA, L. de la. "Sobre la familia del Hermano Pedro", en Revista de Historia Canaria, 26 (1960) 377-379.

Autor

  • Bernardo Gómez Álvarez