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HistoriaDerechoBiografía

Salcedo, Luis "El Oidor" (ca. 1560-1627)

Jurista español, nacido en Torralba (Cuenca) alrededor de 1560 y fallecido en 1627.

Estudió derecho en Salamanca y, terminada la carrera, se dedicó a servir alcaldías, fue Contador de Hacienda, Consejero de Indias y rehusó, hacia 1616, la Presidencia de la Cancillería de Valladolid.

Caballero de la Orden de Santiago y miembro del Consejo de Felipe II, de Felipe IIIy de Felipe IV, de carácter enérgico, escritor distinguido, incorruptible y de gran entereza y libertad en la administración de la justicia distributiva y equitativa, como figura en el texto de su epitafio. Es frecuente encontrar su nombre en infinidad de legajos y archivos de la época, aflorando una imagen de hombre de leyes y persona de la absoluta confianza de los monarcas. Fue muy comentada en su época su intervención como juez en la causa de D. Rodrigo Calderón, finalmente condenado por varios asesinatos de los que se probó que era el inductor.

En la iglesia parroquial de Torralba reposan los restos del insigne catedrático, en un mausoleo de mármol de Carrara perteneciente, desde el punto de vista artístico, al Renacimiento Italiano. El mausoleo, durante la segunda mitad del siglo XX convertido en casi escombros en los jardines de la ermita de la localidad; en la actualidad está completamente restaurado con las piezas originales.

A mediados del siglo XIX se publicó la mejor biografía conocida hasta el momento de D. Luis Salcedo, que exponemos seguidamente:

"El Oidor"

"Con el nombre de "El Oidor" que suena en boca de la ignorancia como a horrores del Santo Tribunal e impone torpemente la nota de abominable a quien significa, es conocido en Torralba, donde yacen sus restos y radica su hacienda, Luís Salcedo, el Licenciado Salcedo, personaje de altísimo relieve en la historia de los hombres conquenses.

Fue Luís, hijo de D. Martín de Salcedo, nieto de D. Pedro, y segundo nieto de don Francisco, el primero que se avecinó en Torralba.

Nada he podido encontrar sobre sus primeros años; la fecha primera que de su vida tengo, es el 18 de Octubre de 1584; cuando le fue adjudicada, siendo ya Bachiller canonista, una beca del colegio de San Bartolomé de Salamanca para seguir sus estudios en aquella gloriosa Universidad.

Villar y Macías en su preciosa Historia de Salamanca, pone a D. Luís de Salcedo como becario en el colegio de Santa María y todos los Santos (vulgo Monte Olívete), que bien puede ser confusión del ilustre historiador o bien que disfrutase beca de dicho colegio hasta pasar al de San Bartolomé, como parece probable por lo siguiente: La madre del licenciado Salcedo, Dª Elena, tiene el mismo segundo apellido del fundador de aquel colegio D. Gonzalo González de Cañamares, canónigo que fue de la Catedral de Cuenca, y en los estatutos él consignó que fuesen preferidos en la opción a las becas sus parientes.

Hoy tienen derecho a las mismas becas los nacidos en Torralba, y también puede ser que lo tengan desde: la fundación y 1). Luis usase de él, si este derecho no proviene de algún mayorazgo cedido por el señor Licenciado al colegio donde se hiciera Bachiller disfrutando la beca de parentesco.

Graduóse de Licenciado en Cánones y "le fué dada la oposición de las Cátedras de Leyes que no pudo proseguir por una larga y gravísima enfermedad que le sobrevino; pero luego que tuvo salud, dio muestras de sus grandes letras acudiendo a los ejercicios de ellas por diez años que estuvo en el colegio".

Estas Cátedras debieron de ser del colegio y no de la Universidad, pues el Rector D. Enrique Esperabé no le cita como catedrático en su Historia de la Universidad de Salamanca, y no por falta de datos que los hay copiosos; en esos años hasta el 1627, fecha en que murió Salcedo, no hay laguna en la sucesión de catedráticos de Leyes y con ellos no aparece D. Luís. No sé con qué fundamento Villar y Macías le supone catedrático de la Universidad: puede ser que las Cátedras de los colegios mayores se considerasen como partes de la misma Universidad.

El año de 1597 le nombraron Oidor de Galicia; pero bien poco tiempo desempeñó este cargo, porque en el año siguiente ya le trasladaron al Consejo de Hacienda, y en el 1602 al Real de las Indias y a la cámara del mismo Consejo.

En 1609 le hicieron del Consejo Real y en 1616 se le confió la Cancillería de Valladolid y se le nombró consejero de Cruzada, que no aceptó, por lo cual le confirieron plaza en la Cámara del Consejo Real a 14 de agosto de 1618, «con la circunstancia de que siendo muchos 1os pretendientes a ella respondió el Rey: esta se debe de justicia al Licenciado Salcedo». Así lo dice el Marqués de Alventos.

Por muerte de D. Juan Otón le hicieron de la Suprema Inquisición; juntamente con D. Francisco de Contreras y con D. Diego de Corral, antiguo compañero colegial de Salcedo, fue juez en la causa de D. Rodrigo Calderón.

Es fama que mató a D. Rodrigo, D. Gaspar de Guzmán, conde de Olivares y duque de San Lúcar "privado" del Rey D. Felipe IV. Y como soy nadie para poder apreciar la intervención del Conde-Duque en la sentencia, ni si fue digna la «soberbia de Don Rodrigo en la horca porque desconozco su misteriosa vida, dejaré que la pluma de Ruiz de Vergara nos exponga su juicio en este caso tan raro y la situación de Salcedo que sobre todo nos interesa para defender su personalidad.

"Mandó despachar Su Majestad el Rey comisión y cédula en 24 de Marzo de 1619, en que encarga a los jueces el conocimiento de los delitos del Marqués de Sieteiglesias. y después, en 30 de Marzo de 1620, resolvió que en caso de faltar uno de los jueces de quien había fiado tan importante negocio, los dos que quedasen hiciesen sentencia. La que se dio a D. Rodrigo de muerte sabida es en el mundo aunque no bien sabidas sus causas que se retiraron a la publicidad, por parecer que la sangre de aquel caballero aún no purgaba bastantemente la atrocidad de sus culpas. Murió bien quien había vivido mal; y el que dio escándalo con sus acciones, dio mucho ejemplo con su muerte. Subió al valimiento el Duque de Lerma y por este medio fué bien visto y aún favorecido de Felipe III con que logró dignidades y riquezas. Pero como en los altos cargos no se permanece sin riesgo de precipicios, fomentaron y consiguieron el de D. Rodrigo cuantos recibieron ofensa de su fortuna o de su proceder.

Dijeron algunos que para conservarse en la próspera fortuna había usado de medios que los políticos tienen por necesarios en la ciencia de los palacios y de las cortes; pero la experiencia enseña que todos los que fian su conservación a la sola prudencia humana, desviándose del camino que nos enseña nuestra Religión fenecen sus días con muertes violentas y lastimosas.

Mucho dio en qué entender a los discursos el pregón con que se hizo justicia a D. Rodrigo, cuando se decía en él que había cometido crímenes QUE NO SE DECÍAN. Sea lo que fuere, la causa se juzgó con grande integridad; y el vulgo que clamaba por su muerte cuando vivía, luego que vio sacrificarle como víctima a la justicia en un cadalso, le juzgó digno de vida. ¡Tan inconstantes son los juicios humanos!"

Casó D. Luís de Salcedo con una hija del Lic. Muriel que fue de la Cámara, y de segundo matrimonio con Dª Francisca de Zorrilla, hermana de la condesa de Escalante, no dejando, con ninguna, sucesión. Fue hermana suya Dª Luisa de Salcedo, casada con D. Francisco del Barranco, naturales de Torralba, que tuvieron a Dª Elvira en quien fundó Mayorazgo Salcedo. Casó Dª Elvira con D. García Muriel y Valdivieso y tuvieron a D. Alonso que casó con doña Francisca de Tapia y tuvieron a D. García que fue Provincial del hábito carmelita y murió en olor de santidad.

Murió Luís de Salcedo el día 7 de Agosto del año 1627 y fue sepultado en San Martín de Madrid de donde le trasladaron a la parroquia de Torralba su villa natal.

Cubren sus cenizas, una lápida maravillosamente grababa con letra cortesana del siglo XVII, y un magnífico mausoleo labrado en mármoles blancos y negros, que da idea de las grandes piezas del Renacimiento español. Solo denotan las tendencias decadentes de su siglo, el frontis partido que se apoya sobre los capitales de dos soberbias pilastras negras, y los falsos apoyos en que éstas descansan, que están tallados en forma de .cojines de donde penden guirnaldas cargadas de frutos Será este sepulcro de las mejores obras del Arte Diocesano.

NOTA.-Desde aquí agradezco a mi distinguido amigo y condiscípulo Eduardo Sánchez la valiosa ayuda que me ha prestado buscando notas para este trabajo en la Universidad de Salamanca, y lo mismo al competente bibliotecario D. Fulgencio Riesco."

1. Véase esta causa en la Historia de Felipe IV escrita por D. Gonzalo de Céspedes y Meneses, cronista de
Su Majestad. Lib. I, cap. VII, fol. 12.

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