Rovira, Hipólito (1693-1765).
Pintor y grabador español nacido en Valencia en 1693 y fallecido en 1765. Antonio Palomino descubrió las facultades del joven Rovira y le encargó el grabado de la portada del primer tomo de su Museo Pictórico, remitiéndole el dibujo hecho por él mismo. Por su parte, Rovira se permitió corregir una de las figuras cuyo dibujo era imperfecto, lo que provocó que Palomino le retirara su protección y las restantes láminas se las diera a grabar a otro artista. También se cree que fue discípulo de Evaristo Muñoz. Se marchó a Roma a estudiar e hizo una copia buenísima del claroscuro de la Galería del Palacio de Farnesio. La constante actividad del grabador y una falta de alimentación importante hicieron que perdiera la vista y la razón, y quedó en un estado irrecuperable por mucho que lo ayudaron hasta su muerte. Volvió a España, y hallándose en Madrid, encontró al general de los Dominicos, a quien había retratado en Italia, y que le presentó en palacio para que hiciera el retrato del joven rey Luis I, bosquejó el cuadro con el mayor acierto, pero de improviso le acometió el desvarío que padecía, y empezó a embadurnar el cuadro, sin poder hacer cosa con concierto, hasta que fuera de sí, huyó de Madrid y se refugió en Valencia. Allí no cesó de dar continuas muestras del mal estado de su cabeza, y al fin acabó sus días en la casa de la Misericordia. Dejó en su ciudad natal algunas obras notables tanto al fresco como al óleo, pero son mucho mejores sus grabados al buril, sobre todo los que representan a San Francisco de Reggis, San Francisco de Borja, Santa Bárbara, Concepción, San Félix de Cantalicio, San Juan Perusia, San Pedro de Sasoferrato, San Antonio Abad, San Miguel, Nuestra Señora del Lluc, el retrato del Padre Domingo Anadón, el del Beato Juan de Perusia, etc. Otras obras suyas son el retrato de don Feliz Sartou, y un San Velaro.
