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GeografíaHistoriaBiografía

Romero y Fernández Landa, José Joaquín (1736-1807).

Marino español, nacido en 1736 y muerto en Madrid en 1807, que alcanzó el grado de teniente general y fue también ingeniero general de la Real Armada.

Inició su carrera militar en el arma de caballería, cuando ingresó en 1752 en el regimiento de Dragones de Edimburgo. Sin embargo, dos años más tarde, en 1754, su vocación marinera le llevó a obtener plaza de guardia marina. Hasta 1765 tuvo varios destinos embarcados en diferentes embarcaciones, tanto navíos como fragatas, y en diferentes ámbitos geográficos, tanto en el Mediterráneo como en el Atlántico. En ese último año, 1765, se le destinó, bajo las órdenes del arquitecto naval Francisco Gautier, al astillero real de Guarnizo, en Santander. Allí permaneció hasta 1768 cuando se le dio orden de traslado a El Ferrol, debido a que Guarnizo disminuyó su carga de trabajo. En este destino se aplicó en la construcción naval y siguió las pautas teórico constructivas de la denominada escuela inglesa, frente a la escuela francesa preconizada por Francisco Gautier. Allí permaneció a las órdenes de Pedro Castejón. Éste tenía el cargo de inspector general de arsenales y José Joaquín Romero y Fernández Landa le acompañó entre 1773 y 1774 en comisión por los diversos arsenales españoles. El viaje tenía como misión instaurar en los diversos astilleros las nuevas ordenanzas que se instauraron sobre la construcción naval.

Cuando finalizó el viaje de comisión en 1774, fue nombrado comandante de ingenieros en el Departamento Marítimo de Cartagena; en este destino permaneció hasta 1777, cuando nuevamente recibió destino en El Ferrol, donde desempeñó el mismo puesto que en Cartagena hasta 1782. En ese año, sin abandonar su destino ferrolano, recibió como interino el cargo de ingeniero general, tras la muerte de Francisco Gautier. Fue en este periodo cuando redactó el Reglamento de maderas necesarias para la fábrica de los baxeles del Rey, que se imprimió en 1784. Dicho reglamento entró en vigor en la Real Armada con carácter oficial; también en ese año recibió el encargo de construir un navío que debía ser armado con setenta y cuatro cañones, muy manejable, velero y de grandes cualidades marineras. El encargo permitió el diseño y construcción del navío San Ildefonso, que prestó sus servicios entre 1785 y 1805. El barco resultó de unas características tan notables que mediante una real orden se ordenó que su diseño fuese el modelo para la construcción de un tipo completo de fragatas, las del tipo San Fulgencio, que armaban hasta treinta y cuatro cañones.

Debido a los méritos del diseño, José Joaquín Romero fue ascendido en 1786 a ingeniero general de la Real Armada. En este cargo construyó los que en su época se consideraron los mejores navíos, como el Santa Ana, que tenía tres puentes y armaba ciento doce cañones. Sin embargo, el considerado como navío perfecto fue el Montañés, de setenta y cuatro cañones y que fue construido en El Ferrol de 1794. En 1795 se le ascendió al grado de teniente general. Retirado, falleció en Madrid en 1807.

Bibliografía

  • CERVERA PERY, J. La Marina de la Ilustración. Editorial San Martín, Madrid, 1986.

  • BORDEJÉ MORENCO, F. de. Crónica de la Marina Española en el siglo XIX, 1800, 1868 (vol. I); 1868-1898 (vol. II). Editorial Naval, Madrid, 1993-1995.

  • GONZÁLEZ-ALLER HIERRO, J. I. España en la mar. Una historia milenaria. Lunwerg editores, Madrid, 1998.

  • PAVÍA, FRANCISCO DE PAULA. Galería biográfica de los generales de la Marina. Imprenta J. López, Madrid, 1873-1874

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