George John Romanes (1848–1894): El Científico que Pionero la Psicología Comparativa y Difundió elDarwinismo
George John Romanes (1848–1894): El Científico que Pionero la Psicología Comparativa y Difundió el Darwinismo
Introducción: El Legado de Romanes en la Biología y la Evolución
George John Romanes fue uno de los más destacados biólogos de finales del siglo XIX, cuya obra tuvo un impacto profundo en el desarrollo de la teoría de la evolución y en el establecimiento de la psicología comparativa. Nacido en Canadá y formado en Inglaterra, Romanes fue un firme defensor de las ideas de Charles Darwin, a quien admiraba profundamente, y se dedicó a difundir su teoría de la selección natural. Sus investigaciones abrieron nuevas líneas de estudio en campos tan diversos como la neurofisiología, la psicología animal y la evolución de las especies. A lo largo de su corta vida, Romanes dejó una huella significativa en la ciencia, tanto por sus descubrimientos como por su capacidad de sintetizar y transmitir las ideas de Darwin a un público más amplio.
Orígenes y Formación
Romanes nació el 2 de mayo de 1848 en Kingston, Ontario, en el seno de una familia con una profunda tradición intelectual. Su padre, el reverendo George Romanes, era un erudito de los clásicos y profesor de griego en la Universidad Queen’s de Kingston. Su madre, Isabel Gair Smith, provenía de una familia educada, lo que garantizó que Romanes recibiera una educación privilegiada desde temprana edad. La familia se trasladó a Londres cuando Romanes tenía apenas unos años, tras la adquisición de una herencia por parte de su padre.
Durante su infancia, Romanes fue educado en el hogar por su madre y luego por un tutor privado, lo que le permitió una formación académica rigurosa. A los 19 años, en 1867, se trasladó a Cambridge para ingresar al Gonville and Caius College, donde comenzó a estudiar matemáticas y ciencias naturales. En este entorno, Romanes fue introducido al pensamiento científico moderno, especialmente al trabajo de Darwin y la teoría de la evolución, que marcarían su futura carrera.
Estudios y Primeros Logros Científicos
En Cambridge, Romanes estudió bajo la tutela de algunos de los más renombrados científicos de la época, como Michael Foster, quien lo orientó en el campo de la fisiología. Durante este periodo, se dedicó especialmente al estudio del sistema nervioso y la fisiología comparada, influenciado por las teorías científicas que dominaban la época. Fue aquí donde sus estudios comenzaron a alejarlo de sus primeros intereses en la teología y lo llevaron a seguir un camino más empapado de ciencia experimental.
En 1873, Romanes se trasladó a Londres para continuar sus estudios de fisiología en el University College, donde trabajó con William Sharpey y John Burdon-Sanderson. Durante este tiempo, Romanes desarrolló una relación cercana con Darwin, quien influyó profundamente en su orientación científica. Fue a través de Darwin que Romanes se interesó más en la teoría de la evolución y se dedicó a investigar cómo los procesos fisiológicos y los comportamientos animales podían ser explicados dentro de este marco evolutivo.
Primeros Encuentros con Darwin
El encuentro con Darwin fue crucial para Romanes, quien, en 1874, se acercó al científico más prominente de la época, a quien consideraba su modelo a seguir. Darwin, a su vez, se mostró receptivo con Romanes, alentando su investigación y reconociendo el valor de sus investigaciones. La influencia de Darwin en Romanes fue decisiva, pues le ayudó a afianzar su interés en la biología evolutiva y en la idea de que los principios de la evolución se extendían no solo a la anatomía, sino también a los comportamientos y las capacidades mentales de los animales.
Romanes adoptó la postura de Darwin de que la inteligencia no era una cualidad exclusiva de los seres humanos, sino que existía en una forma más o menos desarrollada en diversos animales, desde los más simples hasta los más complejos. Esta idea fue el núcleo de su obra Animal Intelligence (1882), donde exploró la cognición animal a través de observaciones y experimentos.
Investigaciones sobre Fisiología Comparada
El trabajo experimental de Romanes se centró en comprender la fisiología comparativa de animales de diferentes especies. Fue pionero en investigar el sistema nervioso de animales sencillos, como las medusas y los equinodermos. En su estudio de las medusas, Romanes demostró que estas criaturas, hasta entonces consideradas sin sistemas nerviosos complejos, poseían ganglios nerviosos, llamados litocistos, que controlaban los movimientos de contracción de sus cuerpos. Este descubrimiento rompió con la concepción predominante de que los sistemas nerviosos más complejos solo existían en animales superiores, y adelantó la comprensión de la sinapsis entre estructuras nerviosas.
Romanes utilizó experimentos cuidadosos, que incluían cortes repetidos en estos animales, para demostrar que los litocistos servían como centros de control de los movimientos. Este hallazgo sentó las bases para futuras investigaciones sobre la fisiología del sistema nervioso y la sinapsis, que serían cruciales para el desarrollo de la neurociencia. A lo largo de sus años de investigación, Romanes también trabajó en la anatomía comparativa de diferentes especies, buscando comprender cómo los rasgos fisiológicos y anatómicos se relacionaban con los comportamientos y la inteligencia.
Este trabajo experimental fue presentado en 1876 a la Real Sociedad de Londres, lo que consolidó su lugar como un destacado científico en el campo de la fisiología y la biología comparada. En colaboración con Edward A. Schäfer, continuó experimentando sobre el sistema nervioso, demostrando que los ganglios nerviosos en las medusas formaban una red que facilitaba la transmisión de estímulos, lo que tuvo un impacto duradero en la comprensión de la neurofisiología.
Contribuciones a la Psicología Comparativa
Uno de los mayores logros de George John Romanes fue su desarrollo de la psicología comparativa, un campo que estudia las capacidades mentales de los animales y las compara con las de los seres humanos. Su obra Animal Intelligence (1882) y su posterior Mental Evolution in Animals (1883) fueron fundamentales para establecer las bases de este campo. En sus investigaciones, Romanes trató de probar que las facultades mentales de los animales no eran cualitativamente diferentes de las de los humanos, sino que variaban solo en grado.
Romanes adoptó y amplió las ideas de Darwin sobre la inteligencia animal. En particular, aceptaba que las emociones y los comportamientos de los animales podrían ser explicados a través de la fisiología senso-motora, una teoría que, aunque útil, estaría destinada a ser modificada posteriormente. De hecho, muchos de los trabajos de Romanes fueron considerados antropomórficos, ya que atribuía características humanas a los comportamientos animales. A pesar de las críticas, sus estudios fueron pioneros en lo que más tarde se conocería como psicología experimental, especialmente en los Estados Unidos.
En Mental Evolution in Animals, Romanes publicó por primera vez un ensayo inédito de Darwin sobre el instinto, lo que reflejaba su profundo respeto por el pensamiento de Darwin. En su obra, Romanes abordó temas como la herencia de los hábitos adquiridos y la teoría de la evolución de las emociones, basándose en las observaciones detalladas de comportamientos animales. Estas teorías proporcionaron una base para los estudios posteriores en psicología experimental y sociología, que comenzaron a ver los comportamientos humanos y sociales como resultado de procesos biológicos y evolutivos.
Críticas y Controversias
A pesar de sus logros, Romanes no estuvo exento de controversias, especialmente en su relación con otros científicos prominentes de la época. Una de las disputas más destacadas fue con Alfred Russel Wallace, coautor de la teoría de la selección natural. Wallace defendió en su obra que la selección natural operaba en los animales pero no en los seres humanos, lo que llevó a un enfrentamiento público con Romanes. El biólogo canadiense criticó duramente a Wallace, acusándolo de abrazar creencias espiritistas y astronómicas, un reproche que parecía más bien un reflejo de la propia inclinación de Romanes hacia estas ideas, en secreto.
La disputa se intensificó cuando Wallace defendió la teoría del plasma germinal de Weismann, un concepto que negaba la herencia de los caracteres adquiridos, algo que Romanes había intentado probar experimentalmente. La controversia culminó en un debate científico sobre la validez de la teoría de Darwin frente a las ideas emergentes de los genetistas. Aunque Wallace fue uno de los más fervientes opositores de Darwin, la crítica de Romanes a su obra puso de manifiesto las tensiones dentro de la comunidad científica sobre la evolución humana.
A lo largo de su carrera, Romanes defendió con vehemencia las ideas de Darwin, incluso cuando estas se encontraban bajo ataque. Sin embargo, su tendencia a ser más dogmático en ciertos aspectos y sus inclinaciones hacia el espiritismo le trajeron tanto admiración como crítica. A pesar de estas disputas, la importancia de su trabajo fue incuestionable y su influencia se extendió más allá de los límites de la biología, abarcando campos como la psicología y la sociología.
Legado y Últimos Años
A pesar de que su vida fue corta, Romanes dejó un legado duradero. En 1891, organizó un curso de conferencias en Oxford, que posteriormente fue conocido como las «Conferencias Romanes», donde continuó defendiendo la teoría de Darwin y la selección natural. Su último gran proyecto fue la obra Darwin y después de Darwin, que se publicó póstumamente en dos volúmenes, en 1893 y 1895. En este trabajo, Romanes reflexionó sobre los avances de la teoría evolutiva y su impacto en la ciencia del momento, consolidando su lugar como uno de los principales difusores del darwinismo.
A lo largo de su carrera, Romanes fue miembro de importantes sociedades científicas, incluyendo la Sociedad Linneana y la Real Sociedad de Londres. Su trabajo no solo aportó avances en el estudio de la evolución, sino que también contribuyó a la comprensión de las bases biológicas de las emociones y la inteligencia, áreas que, en su tiempo, estaban en una etapa incipiente.
Reflexión sobre su Impacto en la Ciencia
George John Romanes fue un científico visionario cuyo trabajo contribuyó decisivamente al desarrollo de la biología evolutiva, la fisiología comparada y la psicología experimental. Aunque sus teorías fueron criticadas y en algunos casos superadas, su enfoque experimental y su capacidad para integrar las ideas de Darwin en campos tan diversos como la neurología y la psicología animal dejaron una marca indeleble en la ciencia moderna. Su influencia fue particularmente relevante en la creación de la psicología como una disciplina científica, y su insistencia en que la evolución afectaba no solo a la anatomía, sino también a las capacidades mentales de los seres vivos, fue un concepto que sentó las bases para los estudios contemporáneos en neurociencia y psicología comparativa.
El impacto de Romanes no solo se reflejó en sus contribuciones científicas, sino también en su rol como un destacado divulgador de las ideas de Darwin. Su obra, traducida a varios idiomas, permitió que el darwinismo se extendiera más allá de los círculos académicos y alcanzara un público más amplio, estableciendo a Romanes como uno de los principales defensores de la teoría de la evolución en el mundo anglosajón.
Aunque falleció a la edad de 46 años, su legado continúa siendo una fuente de inspiración para aquellos que exploran la relación entre los seres humanos y el resto del reino animal, y el papel fundamental de la evolución en la formación de las especies, tanto en términos biológicos como psicológicos.
MCN Biografías, 2025. "George John Romanes (1848–1894): El Científico que Pionero la Psicología Comparativa y Difundió elDarwinismo". Disponible en: https://mcnbiografias.com/app-bio/do/romanes-george-john [consulta: 5 de octubre de 2025].