Rodríguez Juliá, Edgardo (1946-VVVV).
Narrador y ensayista puertorriqueño, nacido en Aguas Buenas (en la sierra de Cayey) en 1946. Autor de una extensa y brillante producción narrativa en la que se sirve de los elementos míticos de la cultura antillana y los ingredientes clásicos del realismo mágico para reflejar, con tanta lucidez crítica como hondura lírica y plasticidad onírica, algunos de los más destacados acontecimientos históricos de su país natal, está considerado como uno de los mejores prosistas de las Letras puertorriqueñas contemporáneas, dentro de una generación de espléndidos narradores como Luis Rafael Sánchez, Rosario Ferré, Ana Lydia Vega y, entre otros, la cubana asentada en Puerto Rico Mayra Montero.
Impulsado desde su juventud por una acusada inclinación hacia la escritura de ficción, a los veintiocho años de edad se dio a conocer como narrador por medio de La renuncia del héroe Baltasar (1974), una espléndida opera prima en la que el joven escritor conjugaba los elementos mágicos y míticos propios de la novela hispanoamericana del momento con un original enfoque costumbrista que evocaba los usos, tradiciones y formas de vida de mayor implantación en su tierra a lo largo del siglo XVIII.
Al cabo de diez años, Edgardo Rodríguez Juliá volvió a los anaqueles de las librerías puertorriqueñas con La noche oscura del niño Avilés (1984), otra entrega narrativa ambientada también en el Puerto Rico del Siglo de las Luces, cuya historia política y social durante dicho período es contemplada por el autor de Aguas Buenas como un interesante contrapunto al desarrollo de las ideas, las costumbres y los valores morales que, simultáneamente, se estaba produciendo en los países más avanzados del mundo. Escritas -tanto La renuncia del héroe Baltasar como La noche oscura del niño Avilés- con un fantástico derroche de pirotecnia lingüística que acerca la prosa recargada y bellísima de Rodríguez Juliá al barroquismo del cubano Alejo Carpentier, ambas novelas ofrecen al lector una reflexión irónica sobre ese acentuado contraste entre la tradición mítica de la isla antillana y la apertura del resto del mundo hacia una modernidad que tampoco se libra del distanciamiento humorístico de que hace gala el autor.
Entre estas dos novelas que pueden considerarse como las cotas más altas de su producción literaria, Edgardo Rodríguez Juliá dio a la imprenta otras dos narraciones extensas de indudable interés y calidad, Las tribulaciones de Jonás (1981) y El entierro de Cortijo (1983), ambas centradas en el análisis político y social del mandato del gobernador Luis Muñoz Marín, que estuvo al frente del país desde 1948 hasta 1964. El resto de su obra narrativa se completa con otros títulos tan celebrados por la crítica y los lectores de todo el ámbito geo-cultural caribeño como La crónica de la nueva Venecia (1986), Álbum de puertorriqueños (1988), Camino de Yyaloida (1994), Sol de media noche (1995), Cartagena (1997) y Pelotero (1997).
Llevado siempre por sus constantes preocupaciones sociales y políticas, era lógico que Edgardo Rodríguez Juliá extendiese también el alcance de su visión crítica al género del ensayo, en el que pronto se convirtió en uno de sus más brillantes cultivadores dentro de la literatura puertorriqueña, junto a Manuel Maldonado Denis y Juan Ángel Silén (1938). Recurriendo a veces a un lenguaje que no oculta su feroz agresividad, estos autores lanzaron a la calle algunas de sus obras con la intención de entablar un combate ideológico con quienes no estuviesen dispuestos a afrontar esa revisión de la política y la sociedad puertorriqueñas que ellos consideraban imprescindible. En esta línea combativa cabe enmarcar el magnífico ensayo de Edgardo Rodríguez titulado Campeche o los diablejos de la melancolía (1986), obra en la que, partiendo de la contemplación de un cuadro del considerado como el primer pintor puertorriqueño, José Campeche, el autor de Aguas Buenas reflexiona sobre la cultura de su pueblo para acabar fijando una de las imágenes más representativas de todo el conjunto de su producción literaria: la representación de la historia de Puerto Rico (y, en general, de todo el Caribe) como el reflejo de una pesadilla.
JRF
