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Ocio y entretenimientoBiografía

Rodríguez Domínguez, Rafael (1929-VVVV).

Matador de toros mejicano, nacido en Aguascalientes el 17 de agosto de 1929. Alentado desde su niñez por una acusada vocación taurina, tomó parte durante su juventud en cuantas tientas y capeas se convocaban por los alrededores de su localidad natal, para foguearse en un áspero aprendizaje novilleril que no halló su primera recompensa hasta el día 4 de abril de 1948, fecha en la que el joven Rafael Rodríguez tuvo ocasión de enfundarse su primer traje de luces. Este debut vestido de alamares, verificado en las arenas de Aguascalientes, le permitió acreditar ante sus paisanos su condición de novillero puntero, preludiada ya desde la anterior campaña de 1947, en la que el Rafael Rodríguez había comenzado a entrar en los circuitos taurinos mejicanos en los que formó terna con dos compañeros de generación que habrían de procurar muchas tardes del gloria al toreo azteca, tanto en suelo hispanoamericano como en los cosos de la Península Ibérica: el diestro de Guadalajara Manuel Capetillo Villaseñor, y el espada mejicano -aunque nacido circunstancialmente en Kansas (Estados Unidos de América)- Jesús Córdoba Ramírez.

Durante la mencionada temporada de 1948, el novillero de Aguascalientes sumó un considerable número de triunfos en diferentes ruedos mejicanos, entre los que sobresalen sus brillantes actuaciones protagonizadas ante la afición de la capital de su país. Así las cosas, al término de dicha campaña consideró que se hallaba en condiciones idóneas para abandonar el escalafón novilleril y convertirse en matador de toros, por lo que, el día 19 de diciembre de aquel año de 1948 compareció de nuevo en las arenas de la plaza Monumental de México dispuesto a tomar la alternativa. Hizo el paseíllo aquella tarde acompañado por el coletudo Silverio Pérez Gutiérrez ("El faraón de Texcoco"), quien, en presencia del matador de San Luis de Potosí Gregorio García Morales, que hacía las veces de testigo, le cedió la muleta y el estoque con los que había de trastear y despenar a un astado criado en las dehesas de Coaxamalucan, que atendía a la voz de Morisco.

Tras protagonizar varias temporadas triunfales en los cosos mejicanos, el joven Rafael Rodríguez decidió dar el salto obligado para cualquier matador de toros hispanoamericano que pretenda alcanzar la condición de gran figura del Arte de Cúchares. Cruzó, pues, el Atlántico y se presentó ante la primera afición del mundo el día 16 de mayo de 1951, fecha en la que hizo el paseíllo sobre las arenas de la plaza Monumental de Las Ventas apadrinado por el diestro sevillano José Luis Vázquez Garcés ("Pepe Luis Vázquez"), quien le cedió la lidia y muerte de un burel marcado con la divisa de don Felipe Bartolomé. Testigo de esta confirmación de alternativa en suelo hispano, asistió a la ceremonia aquella tarde el espada hispalense Manuel González Cabello. En esta corrida de su presentación ante el público madrileño -en la que se corrieron cuatro reses bravas del mencionado hierro de don Felipe Bartolomé, una de doña Francisca Sancho y otra de Castillo de Higares-, el animoso diestro de Aguascalientes ofreció una espléndida muestra de su toreo, lo que le valió su permanencia en España durante la primera mitad de dicha temporada de 1951, en la que se vistió de luces en los cosos hispanos en otras ocho ocasiones. Posteriormente regresó a México para torear ante sus compatriotas, y, aunque protagonizó algunas buenas actuaciones en los ruedos de su país natal, no tuvo la fortuna que acompañó la trayectoria profesional de sus dos compañeros de terna juvenil.

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