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PinturaBiografía

Repin, Iliá Yefímovich (1844-1930).

Pintor ruso, nacido en Tchuguev (cerca de Jarkov, en la actual Ucrania) en 1844 y fallecido en Kuokkala (entonces situada en Carelia, Finlandia, y en la actualidad conocida como Repino, en la región rusa de San Petersburgo) en 1930. Célebre por su habilidad para el retrato y por su capacidad para reflejar en sus lienzos escenas de gran crudeza, está considerado como uno de los grandes maestros de la pintura realista de todos los tiempos.

Nacido en el seno de una familia de colonos fundada por un militar retirado, recibió en su juventud una valiosa formación artística impartida por I. M. Bunakov, un afamado pintor local que gozaba de crédito entre sus convecinos por su maestría en la realización de iconos. A los catorce años de edad (1858), el joven Ilyá empezó a trabajar en el taller de dicho maestro, con el que aprendió los secretos del oficio y adquirió esos gustos realistas que habrían de marcar las directrices de su propio estilo.

Con el dinero obtenido de la venta de sus primeros iconos y retratos, Ilyá Repin se trasladó a San Petersburgo en 1863, decidido a matricularse en la prestigiosa Academia de Arte de dicha ciudad. Previamente, se inscribió en una escuela menor donde, merced a las lecciones del maestro Kramskoy, aprendió los fundamentos necesarios para ser admitido en la citada Academia. Su llegada a la bella ciudad del Neva coincidió con un período de crisis en esta reputada institución, provocada por catorce jóvenes pintores que prefirieron abandonarla antes de someterse a la imposición, dictada por los maestros, de presentar obras de contenido mitológico para obtener el diploma. Los artistas noveles responsables del alboroto, a los que se sumó con entusiasmo el joven e impulsivo Repin, consideraban que la pintura debía abandonar esos vetustos filones del pasado para ocuparse de la realidad cotidiana de la gente de la calle.

Al hilo de este criterio estético, en mayo de 1870, durante un periplo fluvial por el Volga, Repin tomó una serie de bosquejos que habrían de permitirle, a su regreso, realizar una de sus primeras obras maestras, Remolcadores de una lancha en el Volga (o Bateleros del Volga, 1870-1873), considerada como el punto de partida de la pintura rusa moderna. Pero, antes de concluir este lienzo, ya había sorprendido gratamente a sus contemporáneos con La resurrección de la hija de Jairo (1870), un espléndido cuadro con el que ganó la Medalla de Oro de la Academia de Arte de San Petersburgo, acompañada de una beca que incluía el derecho a visitar diferentes pinacotecas extranjeras.

Antes de disfrutar de las prerrogativas que le otorgaba dicha ayuda, Repin, que se había significado ya como uno de los componentes más bulliciosos de la juventud creadora de su tiempo, fundó en San Petersburgo la asociación Peredvizhniky (Sociedad de Expositores Ambulantes), en la que tenían cabida los artistas noveles que protestaban contra el rigor encorsetado de la crítica academicista. Luego, ya convertido en una de las grandes promesas del Arte ruso de finales del siglo XX, decidió que había llegado el momento de sacar partido de la beca que le habían otorgado por La resurrección de la hija de Jairo.

Emprendió, pues, un largo viaje por Europa, en el que se detuvo especialmente en Roma, para contemplar los tesoros de la pintura renacentista, barroca y neoclásica italiana. Luego se trasladó a París, donde quedó tan fascinado por la riqueza artística e intelectual de la capital gala que decidió permanecer en ella durante un prolongado período de tiempo (1872-1876), en el que amplió notablemente su técnica y sus conocimientos. Sin embargo, permaneció firmemente ligado a las costumbres, la idiosincrasia y las figuras humanas representativas de su tierra, que jamás dejaron de ser las auténticas protagonistas de su producción pictórica.

A su regreso a Rusia, Ilyá Repin pasó por su Tchuguev natal y, tras tomar una serie de apuntes con los que luego habría de elaborar una magnífica estampa de la religiosidad local -Procesión religiosa en la provincia de Kursk (1883)-, marchó a Moscú y se afincó allí por espacio de seis años (1876-1882). Al lado de viejos colegas y amigos como Stasov y Kramskoy -del que había tomado lecciones en 1863, a su llegada a San Petersburgo-, Repin se intentó congraciar con la pintura oficial y el ámbito académico; pero su irrenunciable tendencia a reflejar en sus lienzos la crudeza de la vida cotidiana le había convertido ya en uno de los más destacados representantes del Arte que, sirviéndose de la descarnada veracidad del Realismo, denunciaba las injusticias sociales del régimen zarista -en una posición cercana a la que, en el mundo de las Letras, podría encarnar Dostoievsky (1821-1881)-, lo que no facilitó su incorporación a las instituciones artísticas oficiales.

Cansado de verse constantemente implicado en discusiones y disputas, abandonó Moscú para volver a instalarse en San Petersburgo, desde donde volvió a emprender varios viajes por todas Europa (en 1883, 1889, 1894 y 1990). Allí continuó siendo uno de los artistas más respetados e influyentes del grupo de los Ambulantes, y alcanzó incluso su deseo de congraciarse con la cultura oficial, al ser contratado como profesor de esa prestigiosa Academia de Arte a la que había acudido como alumno cuando era todavía un muchacho, y en la que impartió lecciones de pintura entre 1894 y 1907.

En 1900, durante el último viaje que realizó a su amada ciudad de París, Ilyá Repin, que había superado ya ampliamente el medio siglo de existencia, entabló relaciones con Natalia Nordman, a la que no dudó en reconocer como el amor de su vida. A su regreso a Rusia, se separó de su mujer Vera y, junto con su nueva compañera, se estableció en la localidad Finlandesa de Kuokkala, separada de San Petersburgo por una breve distancia que podía ser cubierta en un trayecto ferroviario de una hora. A partir de entonces, Repin, contando con el entusiasmo y la colaboración inestimable de Natalia, organizó una reunión semanal que, de miércoles en miércoles, atraía a su bella casa finlandesa a lo más granado de la élite intelectual y artística de San Petersburgo.

Los miércoles en Kuokkala gozaron de gran celebridad hasta 1914, año en el que, con la muerte de Natalia Nordman, Ilyá Repin cayó en el abatimiento y dejó de convocar semanalmente a sus invitados. Para acentuar su melancolía, una progresiva minusvalía le iba a atrofiando la mano derecha, con lo que ya apenas podía realizar esos magníficos retratos que, en la madurez de su carrera creativa, le habían proporcionado fama internacional.

En un ejemplo admirable de tesón y voluntad, con más de setenta años de edad Ilyá Repin aprendió a pintar con la mano izquierda; pero la calidad de sus nuevos lienzos dejaba mucho que desear, con lo que vino a entrar, en plena vejez, en una grave crisis económica que se vio acentuada, a partir de 1917, con el estallido de la Revolución Rusa, movimiento que el pintor nunca llegó a aprobar. A pesar de ello, las nuevas autoridades revolucionarias reconocieron en su obra un valioso ejemplo de crítica social que podía considerarse precursor del denominado Realismo socialista, por lo que, en varias ocasiones, le invitaron a regresar a la nueva Rusia soviética. Repin se negó, incluso después de haber recibido en 1926, en su casa de Kuokkala, la visita de una delegación del Ministerio de Educación de la Unión Soviética, que le brindó una inestimable ayuda económica al tiempo que volvía a invitarle a regresar a Moscú o San Petersburgo (a la sazón, Leningrado).

Tras la muerte de Repin, sobrevenida en 1930, la ciudad de Kuokkala pasó a incorporarse al territorio soviético, donde, a partir de 1948, fue rebautizada como Repino, en homenaje al pintor.

Obra

Repin, sirviendo de una correcto dominio del dibujo, una especial maestría en la combinación del color y, desde luego, de una excelente técnica compositiva que había depurado a lo largo de sus viajes de aprendizaje por Europa, desplegó en sus telas una amplia gama de escenas cotidianas y figuras populares que reflejaban, con tanta crudeza como ternura, la injusticia y la miseria que se abatían sobre la mayor parte del pueblo ruso a finales de la etapa zarista. No es de extrañar, por ende, que, al término de la Revolución, su obra fuera considerada como el modelo a imitar por los pintores del realismo crítico de mediados del siglo XX (o Realismo socialista). Pero se valoró no sólo el alcance social de sus lienzos, sino también en el tratamiento que concedió a los temas históricos, y, desde luego, la genial expresividad que supo captar en los retratos de los más afamados artistas rusos de su tiempo (principalmente, músicos y escritores). Se ha señalado también su maestría a la hora de enriquecer estos retratos con gestos y detalles que confieren a sus protagonistas una pose dramática cercana a la teatralidad, como queda bien patente, v. gr., en esa genial representación de Tolstói:TOLSTOI, LEV NIKOLÁYEVICH (1828-1910) caminando tras el arado.

En un apresurado recorrido de sus obras más notables, cabe citar:

Preparando el examen (1864).
Retrato de un muchacho (1867).
Retrato de Tatiana Repina, madre del artista (1867).
Job y sus amigos (1869).
Bateleros del Volga (1870-1873).
La resurrección de la hija de Jairo (1871).
Un vendedor de periódicos en París (1873).
Retrato de E. Mamontova (1874-1879).
Una muchacha mendiga (1874).
Joven ucraniana (1875).
Sadko (1876).
Retrato de Vera Repina, esposa del artista (1876).
Sobre un banco de césped (1876).
Orilla del río (1876).
Muchacha ucraniana ante un vallado (1876).
Retrato del artista Vasily Polenov (1877).
Retrato del artista Arkhip Kuinji (1877).
Un campesino huraño (1877).
Un campesino de mirada aviesa (1877).
Un archidiácono (1877).
Autorretrato (1878).
Muchacha con flores (hija del artista) (1878).
Retrato del artista Pavel Tchistyakov (1878).
Tsarevna Sophia Alexeevna en el Convento de Novodevitchy (1878).
Manzanas y hojas (1879).
Sobre el puente de Abramtsevo (1879).
Retrato de Polixena Stasova (1879).
Retrato de Efim Repin, padre del artista (1879).
Rechazo a la Confesión (1879-1885).
Retrato del escritor y folklorista V. Tschegolionkov (1879).
Retrato de Savva Mamontov (1880).
Retrato del autor Alexey Pisemsky (1880).
Retrato del artista Nikolay Gay (1880).
Cosacos escribiendo una carta al sultán turco (1880-1891).
Procesión religiosa en la provincia de Kursk (1880-1883).
Retrato de Nadya Repina, hija del artista (1881).
Retrato del compositor Modesto Musorgsky (1881).
Retrato del compositor Anton Rubinstein (1881).
Retrato del artista Iván Kramskoy (1882).
Retrato del poeta Afanasy Fet (1882).
Retrato del ingeniero militar Andrey Delvig (1882).
Retrato de la actriz Pelageya Strepetova (1882).
Retrato de Vera Repina, esposa del artista (1882).
Retrato de T. A. Mamontova (1882).
La asamblea de la Revolución (1883).
Estudiante nihilista (1883).
Reunión anual en recuerdo de la Comuna en el Cementerio de Père-Lachaise, en París (1883).
Retrato del artista Vladimir Stasov (1883).
Retrato de Pavel Tretyakov, fundador del Museo Tretyakov (1883).
Retrato de la cantante Alexandra Molas (1883).
Retrato de Nadezhda Stasova (1884).
Regreso inesperado (1884).
Retrato de Vera Repina, hija del artista (1884).
Iván el Terrible y su hijo Iván el 16 de noviembre de 1581 (1885).
Retrato de Dimitry Mendelev (1885).
Retrato del artista Vasily Surikov (1885).
Retrato de Vera Repina, hija del artista (1886).
Retrato del artista Grigory Myasoedov (1886).
Autorretrato (1887).
Retrato del compositor Alexander Glazunov (1887).
Retrato del compositor Anton Rubinstein (1887).
Retrato de Leo Tolstoi (1887).
Retrato del compositor Mikhail Glinka (1887).
Retrato de Tolsoi empujando el arado (1887).
San Nicolás salvando de la muerte a tres inocentes (1888).
El cirujano E. Pavlov en la sala de operaciones (1888).
Retrato del artista Vladimir Stasov (1889).
Retrato de Sophia Dragomirova (1889).
Retrato de la Baronesa Varvara Ikskul von Hildenbandt (1889).
Retrato del abogado Vladimir Spasovitch (1891).
Leo Tolstoi en su estudio (1891).
Un bielorruso. Retrato de Sidor Sharov (1892).
Retrato de Vera Repina, hija del artista, en otoño (1892).
Retrato del compositor Rimski-Korsakov (1893).
Retrato del intérprete de cello Alexander Verzhbilovich (1895).
Retrato de la condesa Natalia Golovina (1896).
Retrato de Máximo Gorki (1899).
Retrato de Nadezhda Repina, hija del artista (1899).
Retrato de V. K. Pleve (1902).
Libertad (1903).
Reunión del Consejo de Estado (1903).
Retrato de K. Pobedonostsev (1903).
Retrato del autor Leonid Andreev (1905).
Retrato de Maria Andreeva (1905).
Retrato de Iván Zvetkov (1907).
Retrato del autor Vladimir Korolemko (1912).
Retrato del actor Pavel Samoylov (1915).
Retrato de V. V. Verevkina (1916).

JRF

Autor

  • J. R. Fernández de Cano.