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HistoriaPolíticaBiografía

Ramón Berenguer I, el Viejo, Conde de Barcelona (ca. 1023-1076).

Conde de Barcelona, Girona y Osona, conocido por el sobrenombre de el Viejo, nacido hacia 1023 y muerto el 26 de mayo de 1076, probablemente en Barcelona.

Hijo de Berenguer Ramón I y de su primera esposa, Sancha de Castilla, comenzó su gobierno en 1035 bajo la tutela de su abuela Ermesinda de Carcassona, aconsejada por el preceptor del joven conde Ponç Bonfill Marc, su hermano Pere de Carcassona, obispo de Girona, y el abad y obispo Oliba. Durante su minoría asistió junto con su abuela a la consagración de las sedes de Vic y Girona en 1038.

Hacia 1041 Ramón Berenguer, quiso prescindir de toda tutela por lo que tuvo desavenencias con Ermesinda, quien vio limitado su gobierno al condado de Girona y le fue retirado el de Barcelona y Osona. Ramón Berenguer el Viejo dio un enorme impulso a la labor expansiva iniciada por Ramón Borrell y continuada por Berenguer Ramón I. Para ello contó con el apoyo de la casa de Urgel, propiciado por los pactos que su antecesor había hecho con Armengol II; en 1041 el conde, en ayuda de Armengol III de Urgel, lanzó una expedición contra la taifa de Zaragoza, probablemente a raíz de la ocupación de Ager por los musulmanes; la ciudad fue reconquistada y Sulaiman al-Mutasin tuvo que pagar tributo a Barcelona. Pero el conde heredó, además de las alianzas, la enemistad con los condes de Cerdaña. A principios de su gobierno renovó el pacto de amistad con Armengol contra Ramón Wifredo de Cerdaña y consiguió también el apoyo de Bernat, conde de Berga, Guillem, obispo de Urgel y Berenguer, obispo de Elna. En 1044 tuvo que enfrentarse al conde Ramón I de Cerdaña para defender el condado de Urgel. Los poderosos aliados de Ramón Berenguer hicieron capitular al conde de Cerdaña, que, hacia 1051, hizo un juramento de ayuda y amistad al de Barcelona.

Pero además de las luchas externas tuvo el conde oposición dentro de sus estados: a la enemistad de su abuela, acantonada en Girona, se unió el apoyo que a ésta dio Mir Geribert, señor del Penedés que quiso consolidar su dominio sobre aquellas tierras al titularse princeps. Mir Geribert aprovechó la debilidad del conde de Barcelona e intentó regularizar una situación que ya existía de hecho; era el gobernante efectivo, ya que su titular legítimo, Sanç Berenguer, era menor y la corregente Ermesinda se encontraba en Girona. El conde de Barcelona intentó contener la situación al aliarse con su abuela, lo que provocó la reacción de la importante parentela que Mir Geribert tenía en Barcelona; los hombres del vizconde Udalardo II y el obispo Guislabert de Barcelona atacaron el palacio condal, donde acabaron con la vida de Guillem Miró. En 1043 la reconciliación entre Ramón Berenguer y Ermesinda era ya un hecho. Un año después se solucionó la crisis interna, tras unas negociaciones en las que el obispo Oliba de Vic tuvo gran relevancia. Mir Geribert admitió no volver a titularse princeps; el obispo Guislabert fue absuelto después de haber jurado que no había actuado contra el conde de Barcelona, al que entregó el castillo episcopal de Llobregat; Udalardo fue condenado al pago de una elevada fianza.

A partir de 1049 la situación empeoró tras la renuncia de Sanç Berenguer al gobierno de la marca meridional de Barcelona, probablemente tras una compensación económica. Mir Geribert comenzó entonces a reclamar el dominio sobre los territorios del Llobregat y protagonizó junto a sus hijos reiterados actos de rebeldía contra la autoridad condal, además de titularse príncipe de Olérdola. Cuando en 1052 Ramón Berenguer consiguió someter a juicio a Mir Geribert, el tribunal, presidido por el arzobispo Guifred de Narbona y formado por los obispos de Barcelona, Girona y Vic, permitió a Mir continuar la amistad con Ramón, siempre que el primero restableciese los principios de autoridad condal y pagase una indemnización. Pero Mir, consciente de los problemas que el conde de Barcelona tenía por causa de sus matrimonios, no sólo hizo caso omiso de la sentencia, sino que intensificó sus ataques para usurpar la herencia de Gombau de Besora, muerto por aquellas fechas y tomar los castillos de Currull y Besora, en el condado de Osona.

Mientras tanto Ramón y su nueva esposa, Almodis, se enemistaron otra vez con Ermesinda, que conservaba el co-gobierno de los estados y, de forma efectiva, el de Girona. La anciana condesa, que mantenía excelentes relaciones con la Iglesia Romana, se apresuró a solicitar del papa Víctor II la excomunión para su nieto y su esposa, la cual fue dictada por el pontífice y reiterada por los arzobispos Rimbau de Arlés y Guifred de Narbona (1056). La situación para el conde de Barcelona era crítica y Mir Geribert, consciente de su debilidad, continuó depredando las tierras de los súbditos fieles de Ramón, especialmente las del senescal Amat Eldric (que había participado en el juicio de 1052). Las incursiones de Mir causaron importantes bajas entre los adictos al conde, la más importante de las cuales fue la del caballero Guillem Guadald. En su búsqueda de apoyos, Ramón Berenguer, intentó la aproximación al conde de Besalú, para lo cual organizó el matrimonio de la hermana de Almodis, Lucía, con el conde Guillem; pero el de Besalú rechazó a Lucía, lo que supuso la pérdida de relaciones entre ambos condes y el aislamiento diplomático de Ramón Berenguer.

A mediados de 1057 la situación comenzó a arreglarse para el conde con la resolución del más grave de sus problemas: la excomunión; el 4 de julio de aquel año Ermesinda cedió a su nieto los gobiernos de los condados de los que ella era aún co-regente y se comprometió a solicitar de la Santa Sede la revocación de los anatemas. Tras esto se retiró al castillo de Besora, donde murió en mayo del año siguiente. A partir de este momento los condes de Barcelona se apresuraron a ganar alianzas con los condes vecinos y, en 1057, Ramón consiguió casar a la repudiada Lucía con el conde Artau de Pallars Sobirá, lo que supuso la entrada del condado de Pallars dentro de la órbita barcelonesa. Hacia 1058 Ramón Berenguer estableció una alianza bélica con el conde Guifred de Cerdaña por la cual el barcelonés se comprometía a ayudar a Guifred en la liquidación de un enclave sarraceno en la Alta Cerdaña, mientras que éste colaboraría con Ramón en sus luchas contra Zaragoza, Lleida y Tortosa. A finales de verano de 1058 Ramón Berenguer suscribió un nuevo pacto con Armengol III de Urgel y comenzaron la guerra contra Ahmed al-Mustasin de Zaragoza. La campaña se prolongó al menos hasta 1063 y fue favorable a los cristianos, que recuperaron Pilçá Puig-roig, Canyelles, Casserres y Estopinyá. La zona fue rápidamente repoblada y se sabe por los documentos que hacia 1067 la colonización era estable.

El último problema que aún pesaba sobre el condado era la rebeldía de Mir Geribert, por aquellas fechas radicado en Tortosa, recién incorporada a la taifa de Zaragoza. A comienzos de 1059 fueron enviados para negociar con Mir un tal Guillem Bernat y el abad Berenguer, que consiguieron del señor de Olérdola el compromiso de someterse a un nuevo juicio. El tribunal, constituido por los obispos de Barcelona, Girona y Vic y por los vizcondes de Cardona, Girona y Dalmau, dictaron sentencia (1059) consistente en hacer devolver a Mir los territorios enajenados durante su rebeldía y estableció distintas indemnizaciones para los damnificados. Mir Geribert prometió sumisión al soberano barcelonés y pidió a éste permiso para encabezar una expedición contra sus antiguos aliados musulmanes, destinada a tomar el castillo de Mora de Ebro; en la empresa murieron él y sus hijos a manos de los musulmanes de Tortosa (1060). Mientras tanto, el soberano barcelonés renovó la amistad con Alí, rey taifa de Denia, que había comenzado durante el gobierno de Ermesinda. Por mediación de la condesa Almodis, el obispo Guislabert de Barcelona obtuvo en diciembre de 1056 la jurisdicción espiritual de las iglesias y las comunidades cristianas del reino de Denia-Baleares.

La expansión, que significó un ensanchamiento de las fronteras, dio un nuevo impulso a la repoblación (Tamarit, Agramunt, Tárrega) entre 1051 y 1058. Aquel año, en el que Ramón Berenguer, junto con el conde de Cerdaña, terminaba con el enclave musulmán de Les Oluges el conde de Barcelona nombró a Amant de Claramunt vizconde de Tarragona, además de donarle Tamarit y Ullastrell y encargarle un nuevo proyecto de repoblación de Tarragona.

A partir de 1060 los condes de Barcelona, enriquecidos por el pago de las parias, comenzaron a acrecentar su patrimonio y a recuperar las propiedades perdidas durante los años anteriores. Mediante un amplio programa de adquisiciones reforzaron su supremacía territorial y política entre los magnates catalanes. Entre finales de 1067 y mediados de 1070 el conde y su esposa gestionaron la adquisición de los condados de Carcassona y Rases en nombre de su hijo Ramón Berenguer el Joven, de esta manera conseguían un imperio ultrapirenaico. El conde desarrolló una política tendente a consolidar la preeminencia de la casa condal de Barcelona sobre las demás casas condales catalanas y para ello se hizo rendir homenaje feudal por los principales señores y aquellos que tenían alguna propiedad en su nombre. Entre 1054 y 1068 todos los condes y señores de Cataluña, a excepción de los condes de Rosellón y de Pallars Jusá, realizaron pactos jurídicos con el conde de Barcelona en los que reconocían su superioridad.

Ramón Berenguer I trató de completar su labor por medio de su capacidad legisladora, para ello compiló y promulgó multitud de preceptos y disposiciones legales conocidas con el nombre de usatges. Su cometido principal fue poner orden en el confuso estado jurídico que regulaba las relaciones entre los grandes señores y el soberano. Los usatges de Barcelona fueron redactados entre 1064 y 1068 y constituyeron los cimientos de la obra legislativa que iba a ser acometida en el primer cuarto del siglo XII por Ramón Berenguer IV.

En 1071 la condesa Almodis fue asesinada por su hijastro Pere Ramón, hijo de Blanca, segunda esposa del Ramón Berenguer, probablemente irritado por el trato de favor del conde y su esposa por el hijo de éstos, Ramón Berenguer el Joven. La sentencia contra Pere Ramón, dictada en hacia 1073 por el colegio cardenalicio, incluía una severa penitencia y la excomunión temporal; el Parricida murió sin descendencia en Al-Andalus en fecha desconocida. Tras la muerte de la condesa, sus bienes particulares fueron añadidos al patrimonio condal y Ramón Berenguer continuó con su política de adquisiciones. En los últimos años de su vida el conde experimentó un periodo de tensiones con Armengol IV de Urgel. Su testamento, probablemente redactado en las últimas horas de su vida, contempla una equidad absoluta entre sus hijos Ramón Berenguer y Berenguer Ramón.

De su primer matrimonio con Elisabet (1039), nieta del vizconde Berenguer de Narbona, Ramón Berenguer tuvo tres hijos. Su primera esposa murió en 1051 y el año siguiente el conde de Barcelona volvió a casar con Blanca, que pronto fue repudiada y de quien nació Pere Ramón. En 1052 casó en terceras nupcias con Almodis de la Marca, matrimonio que le supuso serios enfrentamientos con la Iglesia y que fue el desencadenante de su excomunión. De este matrimonio nacieron Ramón Berenguer el Joven, que heredó el condado a su muerte, y Berenguer Ramón.

Bibliografía

  • D'ABADAL, R. Els primers comtes catalans. Barcelona, Teide, 1958.

  • D'ABADAL, R. La formació de la Catalunya independent. Barcelona, 1970.

JMMT

Autor

  • Juan Miguel Moraleda Tejero