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HistoriaBiografía

Rais, Gilles de (ca.1400-1440)

Noble francés, nacido hacia 1400 en el castillo de Machecoul y muerto en Nantes el 26 de octubre de 1440, conocido popularmente a través de la Historia como "Barba Azul" y posible fuente de inspiración para el protagonista del famoso cuento de Perrault.

Era miembro de una noble familia de la aristocracia francesa, entre cuyos miembros figuraba el famoso mercenario Bertrand Du Guesclin, que fue tío abuelo suyo. Su padre, Guido de Nayal, cambió su apellido para poder heredar la cuantiosa fortuna y las posesiones de una lejana prima, señora de Rais, y se desentendió un tanto de la educación de sus hijos. Su madre, María de Craon, también era dueña de inmensas riquezas, y tuvo la mala fortuna de morir muy joven, con lo cual los dos hermanos quedaron bajo la tutela de su abuelo materno, quien hizo cuestión personal que los niños recibieran una esmeradísima formación, tanto en armas como en letras.

La muerte de su padre en una cacería y el posterior casamiento en segundas nupcias de su madre conviertieron al joven Gilles, que por aquel entonces contaba con algo más de diez años de edad, en dueño de una de las mayores fortunas del país, que no hacía sino incrementarse merced a las intrigas de su abuelo materno, el señor de Craon, hombre de dudosa moralidad y múltiples recursos. Esta ya de por sí crecida fortuna personal continuó aumentando cuando se casó con una prima suya, Catherine de Thouars, acaudalada heredera del Poitou que pronto le dejó viudo, a lo cual vinieron a añadirse, dos años más tarde, las muertes de su abuelo y de su hija. Al entrar en posesión de todos estos bienes, y con tan sólo dieciséis años, Gilles era posiblemente la persona más poderosa de Francia, después del rey.

Como a tantos otros nobles, su condición de primogénito le empujó a seguir la carrera de las armas. Luchó valerosamente contra los ingleses en la Guerra de los Cien Años al lado de Juana de Arco, y, en 1427 combatió en el Maine a favor de la causa del delfín Carlos VII, que reivindicaba sus derechos al trono, y a quien tuvo el honor de acompañar durante su coronación, en la abadía de Saint-Rémy. Estos y otros servicios prestados, además del favor de su primo, George de La Trimouille, que era ministro del nuevo rey, merecieron a Rais ser nombrado a los veinticuatro años Mariscal de Francia, algo insólito en una persona de sus pocos años. Así pues, se estableció en París y se integró en la vida de la corte.

Todo parece indicar que hacia 1430 ciertos problemas políticos, unidos a que La Trimouille fuera sustituido en su cargo por Lafayette, le empujaron a retirarse de la vida pública y establecerse cerca de Bretaña, en el castillo señorial de Machecoul que le había visto nacer. Allí se entregó a un fastuoso tren de vida en el que despilfarró una fortuna estimada en sesenta mil libras tornesas (acuñadas en la ciudad de Tours). El lujoso mobiliario y ornamentos de su castillo, su enorme guardia personal, su pasión por las representaciones teatrales o su colección de manuscritos, insólita para la época, fueron algunas de las extravagancias que no refrenó y que fueron depauperando paulatinamente sus arcas, al extremo de que se vio obligado a vender parte de sus tierras

Para seguir dando rienda suelta a sus excesos, Rais necesitaba recuperar su fortuna a cualquier precio, de forma que no reparó en recurrir a videntes, alquimistas y nigrománticos, gentes sin escrúpulos que le prometieron arreglar su situación con la famosa piedra filosofal, aquella que convertía todo en oro. A la cabeza de este grupo de charlatanes se hallaba un sacerdote florentino que le inició en la magia negra; siguiendo sus consejos se convirtió en servidor del diablo, en la creencia de que así conseguiría sabiduría, poder y riquezas. Para agradar a tan terrible amo, entró en un círculo vicioso de horrendos crímenes entre los hijos de los campesinos de sus propiedades, quienes un buen día desaparecían de sus hogares y a los que nunca se volvía a ver. La gran cantidad de desapariciones infantiles habidas en poco tiempo eliminaba la posibilidad de que todos los niños se hubiesen perdido en el bosque; tampoco era factible que hubieran sido secuestrados con intención de pedir un rescate, dado que pertenecían a familias muy pobres, así que entre los súbditos del señor de Rais fueron surgiendo leyendas misteriosas acerca de lo que ocurría en el castillo de Tiffanges. La situación se agravó aún más cuando tras varias desapariciones en la propia ciudad de Nantes y en las tierras aledañas al Loira se observó que éstas coincidían con la llegada de los hombres de Rais.

Las sospechas se exaltaron de tal modo que el clamor popular llegó a oídos del rey Carlos VII, quien ordenó al duque de Bretaña realizar una investigación al respecto. Así, el 13 de septiembre de 1440, envió a Machecoul a un grupo de soldados, que detuvieron a Gilles de Rais sin ninguna resistencia. Una semana más tarde fue juzgado por un tribunal encabezado por el obispo de Nantes, Jean de Malestroit, el señor de Bretaña, Pierre del Hospital, y el inquisidor Jean Blouyn, en el que se le acusó de prácticas satánicas y del asesinato de más de doscientos niños. No confesó sus horribles crímenes con torturas. Sí lo hizo, en cambio, ante la amenaza de excomunión; reconoció su especial predilección por los niños -especialmente por el sexo masculino, cosa lógica por otra parte si se tiene en cuenta la marcada tendencia homosexual del conde Rais-. El día 26 de octubre fue llevado a un descampado junto a otros miembros de su séquito para ser ahorcado en el patíbulo. La víspera, confortado por el sacramento del perdón, se había arrepentido de sus crímenes; ante semejante muestra de arrepentimiento, la familia consiguió rescatar su cuerpo, que había sido arrojado a la hoguera, para darle cristiana sepultura en el convento de los carmelitas de Nantes.

Los escasos bienes que le quedaban fueron confiscados para la Iglesia, lo que pone muy en duda la leyenda que circula sobre su testamento, que dice que legó todos sus bienes al mismísimo demonio, en especial la lujosa propiedad de Tiffauges, en el departamento de La Vendée, en cuyas escrituras figura como titular Satanás.

Autor

  • Lourdes Mata Anchisi