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LiteraturaBiografía

Puzo, Mario (1920-1999).

Narrador estadounidense, nacido en Nueva York en 1920 y fallecido en Long Island (Nueva York) el 2 de julio de 1999. Creador de algunas de las historias más célebres de la literatura de consumo de la segunda mitad del siglo XX, alcanzó renombre universal merced a la adaptación cinematográfica de su novela El padrino (1969), ambientada en el turbulento mundo de la mafia norteamericana.

Nacido en el seno de una familia de emigrantes napolitanos de muy escasos recursos económicos, se topó desde su temprana infancia con grandes dificultades que amenazaban con impedir el desarrollo de sus brillantes dotes intelectuales: sus padres eran analfabetos, la pobreza le impidió adquirir una formación escolar adecuada, y las condiciones en que se desarrollaba su vida familiar -dominada, además, por la severidad de una madre posesiva y enérgica- le empujaron a la calle en medio de la denominada "Cocina del Diablo", una de las barriadas más peligrosas de Manhattan.

Así las cosas, el joven Mario pronto se vio obligado a desempeñar las ocupaciones más insospechadas, que iban desde actividades marginales situadas al mismo borde de la legalidad, hasta trabajos de oficinista y contable. Sin embargo, a la hora de decantarse por estas tareas tan eventuales como imprescindibles para su subsistencia, su innata vocación literaria le impulsó a ir seleccionando trabajos en los que podía ir adquiriendo y perfeccionando el oficio de escritor. Así, fue redactor de publicaciones eróticas destinadas al público masculino y, posteriormente, de colecciones de literatura de consumo centradas en la recreación épica de hazañas bélicas.

Decidido, finalmente, a dar el gran salto como escritor original y autónomo, a mediados de los años cincuenta irrumpió en el panorama literario estadounidense con The dark arena (La arena sucia, 1955), obra que pasó inadvertida para críticos y lectores. Una suerte pareja corrió su siguiente entrega narrativa, titulada The Fortunate Pilgrim (El peregrino afortunado, 1965), en la que, pese a todo, halló el filón temático que habría de granjearle un reconocimiento internacional: la vida de los emigrantes italianos en la gran urbe de Nueva York.

Para sobrellevar la discreta acogida de sus dos novelas primerizas, Mario Puzo trabajó como oficinista en una editorial, donde trabó contacto con un directivo que vislumbró las posibilidades de éxito que aguardaban a una novela capaz de reflejar con crudeza y realismo las turbulentas relaciones entre los miembros de la mafia italo-americana; una novela en la que la violencia y la venganza derivadas de los negocios legales e ilegales de los personajes principales no restara protagonismo a las relaciones amorosas, sociales y familiares establecidas entre todos ellos. Dada su condición de descendiente de emigrantes napolitanos afincados en Nueva York, Mario Puzo recibió en encargo de escribir esta obra; de ahí salió The godfather (El padrino, 1969), una novela que inmediatamente hizo olvidar al autor sus dos fracasos literarios anteriores, ya que alcanzó un éxito de ventas sin precedentes hasta ese momento, con veintiún millones de ejemplares vendidos en el todo el mundo, traducciones a más de veinte idiomas diferentes, y tres versiones cinematográficas (correspondientes a cada una de las tres partes en que está dividida la novela) que, realizadas en 1972, 1974 y 1990 por el cineasta norteamericano Francis Ford Coppola, fueron galardonadas con numerosos Oscars de Hollywood y lograron grandes éxitos de taquilla en las salas cinematográficas de todo el mundo.

El padrino narra la historia de los Corleone, miembros de una familia de emigrantes italianos que, tan pronto como arriba a Nueva York, se ve inmersa en la compleja trama de la mafia italo-americana. El ascenso vertiginoso de esta familia a través de los cauces violentos del crimen organizado, narrado por parte de Mario Puzo con una eficaz tosquedad que sitúa la novela, en ocasiones, al mismo límite del género documental, reflejó de forma tan asombrosa los mecanismos que regulan el funcionamiento de ciertas sociedades mafiosas (principalmente, la "Cosa Nostra"), que el escritor neoyorquino se vio precisado a manifestar públicamente en reiteradas ocasiones que jamás había pertenecido al crimen organizado, ni mantenido contacto alguno con personas relacionadas con él. A pesar de ello, el retrato fue tan fidedigno que provocó una airada protesta de la Liga en Favor de los Derechos Civiles de los Italo-Americanos, que consiguió la eliminación del original de toda mención explícita a la mafia, a la "Cosa Nostra" o a cualquier otra organización susceptible de ser identificada con la emigración italiana.

Por lo demás, el triunfo arrollador de las versiones cinematográficas de Coppola -de cuyos guiones se responsabilizó el propio Mario Puzo- orientó definitivamente al escritor neoyorquino hacia el mundo de la gran pantalla, en el que había demostrado su valía no sólo como redactor de guiones, sino también a la hora de seleccionar a los actores que mejor podrían encarnar los personajes salidos de su pluma. Así, fue el propio Mario Puzo quien decidió el protagonismo estelar de Marlon Brando en el papel de Don Corleone, pero también la participación de otros intérpretes cuyo trabajo engrandeció la realización de Francis F. Coppola, como Al Pacino, James Caan, Robert Duvall, Andy García o Diane Keaton. Entre las numerosas estatuillas de Hollywood que recayeron sobre las tres versiones cinematográficas de la novela de Puzo, el propio autor recibió dos Oscars que venían a galardonar sus labores como guionista en El Padrino y El Padrino II.

Posteriormente, una versión de la novela The Fortunate Pilgrim sirvió de base para el guión de la serie televisiva Mamá Lucía, protagonizada por la actriz italiana Sophia Loren en 1988. Cuatro años antes, Mario Puzo había vuelto a ocuparse del género narrativo para publicar la novela The sicilian (El siciliano, 1984), ambientada en la Sicilia pobre y hambrienta de después de la II Guerra Mundial.

A comienzos de la década de los años noventa quiso volver al cine como guionista de la película titulada Cristóbal colón: El Descubrimiento, subvencionada por la Sociedad Estatal V Centenario, producida por Alexander Salkind, dirigida por George P. Cosmatos y protagonizada por Timothy Dalton; sin embargo, el guión de Mario Puzo fue rechazado por los productores, quienes, después de habérselo ofrecido también a John Briley, se lo encargaron finalmente a Cary Bates. A pesar de ello, Mario Puzo ha pasado por derecho propio la historia de la industria cinematográfica de Hollywood, y no sólo por las adaptaciones al cine de sus propias novelas, ya que firmó los guiones de otras cintas tan taquilleras como Superman (1978), Superman II (1980) y The Cotton Club (1984).

En 1991 apareció en lengua española una nueva novela del escritor neoyorquino, The fourth K (La cuarta K), centrada en un supuesto atentado contra el papa Juan Pablo II. Cinco años después vio la luz en Estados Unidos y en Italia The Last Don (El último Don, 1996), una nueva entrega novelesca de Mario Puzo centrada en el mundo de la mafia, y aderezada con encendidas pasiones que dan pie a odios, traiciones, corrupciones, aventuras amorosas y terribles venganzas, en medio de espectaculares negocios ilegales sostenidos por el complejo entramado mafioso. Tan esperado era el retorno de Mario Puzo al mundo novelesco del crimen organizado, que la editorial que había adquirido los derechos de The Last Don lanzó una tirada inicial de trescientos cincuenta mil ejemplares.

El resto de la producción narrativa de Mario Puzo está formado por diferentes obras menores, entre las que cabe citar las novelas John Merly, Fools Die (traducida al castellano bajo el título de Los tontos mueren) y Las extrañas vacaciones de David Shaw. En activo hasta los últimos días de su vida, en 1999 puso fin al manuscrito de su última novela, titulada Omertá, en la que regresaba a su querido mundo del crimen organizado, ahora analizado desde el estudio del hermético código de silencio que regula las relaciones entre los miembros de la mafia. Pero el autor neoyorquino no logró ver impresa la primera edición de este trabajo postrero, ya que un infarto de miocardio acabó de manera fulminante con su vida el día 2 de julio de 1999, mientras reposaba en su mansión de Long Island (Nueva York). Pocos días antes, Mario Puzo había colaborado con su amigo Francis F. Coppola en la preparación de la cuarta parte de El Padrino, para cuya realización ambos habían entrado ya en conversaciones con los actores Andy García y Leonardo DiCaprio.

J. R. Fernández de Cano

Autor

  • JR