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HistoriaPolíticaBiografía

Prado, Mariano (siglo XIX).

Político salvadoreño, cuyas fechas y lugares de nacimiento y muerte se desconocen, aunque se sabe que vivió en la primera mitad del siglo XIX. Fue jefe del Estado del El Salvador en 1826, cargo que volvió a ocupar entre 1832 y 1833.

Vida

A la caída del emperador mejicano Agustín de Iturbe en marzo de 1823, se convocó la Asamblea Nacional Constituyente de Centroamérica, la cual proclamó en junio la independencia de las Provincias Unidas de Centroamérica, federación formada por Nicaragua, El Salvador, Guatemala, Honduras y Costa Rica. En noviembre de 1824, las provincias se dotaron de una Constitución en la que se establecía que las Provincias Unidas estaban formadas por cinco estados, cada uno de los cuales poseería un congreso legislativo y un jefe de Estado encargado del poder ejecutivo. Sobre estos cinco Estados gobernaría un presidente federal, el cual contaría con el apoyo de un congreso y un senado. Pronto surgieron grandes diferencias entre los estados miembros y entre los sectores conservadores y liberales.

Inicio de su carrera política

En este ambiente surgió la figura política de Mariano Prado quien, en 1823, ocupó la presidencia del la primera junta de gobierno de El Salvador. Un año después, tras aprobarse la Constitución, fue elegido vicejefe del gobierno salvadoreño presidido por José Vicente Villacorta. Cuando este dimitió por motivos de salud en 1826 fue sustituido como primer magistrado por el propio Prado. Disconforme con la actuación del gobierno federal, al que acusaba de favorecer a Guatemala, publicó el 6 de diciembre de 1826 un decreto en el que invitaba a los gobiernos de Honduras, Costa rica y Nicaragua a restablecer el orden constitucional. También estipuló que la guardia del Congreso fuera confiada a un cuerpo especial constituido por soldados de todos los Estados, excepto de Guatemala, a la vez que pedía al gobierno federal que empleara a las tropas de línea para las misiones que fueran creadas, la vigilancia de las fronteras y los puertos. Su iniciativa contó con el visto bueno de los gobiernos de Nicaragua, Costa Rica y Honduras, por lo que Prado convocó a los parlamentarios federales de estos Estados en la localidad de Ahuachapán. Sin embargo no se consiguió reunir el número suficiente de parlamentarios para constituir un nuevo Congreso y, de esa forma, reorganizar el gobierno federal.

Guerra Civil

Ante esta situación, Prado reunió en las ciudades de Ahuachapán y Santa Ana un potente ejército, con el que pretendía atacar al gobierno federal. Las tropas situadas en la primera de dichas localidades avanzaron a comienzos de 1827 hacia Guatemala, acción con la cual el jefe del Estado salvadoreño pretendía deponer al presidente del gobierno federal, Manuel José Arce, y devolver la presidencia de Guatemala a José Francisco Barrundia, quien había sido depuesto por orden federal en octubre de 1826. El ejército salvadoreño fue derrotado por las tropas guatemaltecas y federales en Guadalupe y Arrazola. Prado se vio obligado a ordenar la retirada de sus hombres, quienes fueron perseguidos hasta tierras de El Salvador por sus enemigos. El gobierno federal decidió entonces emprender la invasión del Estado rebelde. Los departamentos salvadoreños de Sonsonate y Santa Ana, ante el cariz que estaba tomando la situación, dejaron de apoyar a Prado y reconocieron al gobierno federal como único poder existente mientras durase la guerra.

Las topas federales llegaron hasta la localidad de Nejapa, por lo que el jefe del Estado de El Salvador se vio obligado a entablar conversaciones de paz, que acabaron con un rotundo fracaso. Para hacer frente a tan grave situación, Prado decretó la ley marcial, ordenó el destierro de numerosos aristócratas y sus partidarios y negoció nuevos préstamos. La nueva situación le convertía en un auténtico dictador. Cuando la derrota parecía inminente, una grave crisis en el seno del gobierno guatemalteco permitió a Prado reorganizar su ejército. Gracias a las importante ayudas del departamento de San Vicente consiguió reforzar la línea defensiva entre Jugapang y Guaramal. Sus hombres resultaron vencedores en la batalla de Milingo, acaecida el 18 de mayo de 1827, por lo que las tropas guatemaltecas se vieron obligadas a abandonar el país. Inmediatamente después se iniciaron nuevas negociaciones, pero ante la negativa de Prado de variar el contenido de algunas de sus propuestas las conversaciones llegaron a un punto muerto.

Las hostilidades se reiniciaron poco tiempo después, cuando el 14 de diciembre de 1827 Prado ordenó al general Merino que se apoderara del departamento de Santa Ana, objetivo que logró sin gran dificultad. Se firmó un nuevo armisticio, pero a comienzos de 1828 se reanudó la guerra. Las tropas salvadoreñas fueron derrotadas y masacradas el 1 de marzo en la batalla de Chalchuapa. Ante la escasez de tropas y la imposibilidad de defenderse, Prado ordenó que todas las fuerzas existentes se reunieran en la capital con el fin de organizar su defensa. Las tropas federales atacaron el 12 de marzo, pero se encontraron con una gran resistencia así que tuvieron que desistir de su intención e iniciar el asedio de la ciudad. El sitio consiguió ser levantado en septiembre gracias a la actuación al ejército enviado en auxilio de Prado por el jefe de Estado hondureño, Francisco Morazán.

Ambos gobernantes unieron sus fuerzas e invadieron Guatemala y consiguieron devolver a Barrundia a la jefatura del Estado guatemalteco. Prado convocó elecciones para el 29 de enero de 1829, a las que presentó su candidatura, pero fue derrotado por José María Cornejo. Fue condecorado en abril por el nuevo jefe de Estado por su firmeza, su valor y su perseverancia durante la guerra. En 1830 fue nombrado vicepresidente de la Confederación Centroamericana. Cornejo se vio obligado a dimitir antes de la finalización de su mandato, por lo que se convocaron elecciones en enero de 1832, en las que Prado resultó vencedor. Tomó posesión de la jefatura de Estado en mayo de 1832. El 24 de octubre tuvo que hacer frente a un motín organizado por la oposición, en protesta por su decisión de establecer impuestos directos. Ante la gravedad de la situación, el 29 de octubre se vio obligado a trasladar el gobierno a Cojutepeque. El 9 de febrero de 1833 convocó a los principales representantes de los barrios de San Salvador, pero las negociaciones acabaron en graves tumultos. Ante esta situación la Asamblea le forzó a poner el poder en manos de Joaquín San Martín, aunque continuó ostentando la jefatura del Estado. Tras dimitir definitivamente de su cargo el 1 de julio de 1833, desapareció de la vida política salvadoreña.

Bibliografía

  • SZASZDI, A. Nicolas Raoul y la República Federal de Centroamérica. (San Salvador: 1956).

  • WHITE, A. El Salvador. (Londres: Tonbridge, 1973).

  • ZÁRATE MARTÍN, A. El Salvador. (Madrid: Anaya, 1989).

JLGC

Autor

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