Roland Petit (1924-2011): El legado de un genio de la danza

Roland Petit, nacido el 13 de enero de 1924 en Villemomble (Seine-Saint-Denis), Francia, y fallecido el 10 de julio de 2011 en Ginebra, fue uno de los nombres más prominentes de la danza y la coreografía mundial. Su legado como bailarín, coreógrafo, director artístico y profesor ha dejado una huella profunda en la historia de la danza clásica y contemporánea. Con su capacidad para fusionar el ballet tradicional con nuevas formas de expresión artística, Petit transformó la danza del siglo XX, llevando la creatividad y el arte al escenario de una manera única y revolucionaria.

Orígenes y contexto histórico

Hijo de madre italiana y padre francés, Roland Petit comenzó a mostrar su talento a una edad temprana. Desde pequeño, se sintió atraído por la danza, y sus primeras actuaciones en público tuvieron lugar en el café familiar que regentaban sus padres. Su carrera profesional comenzó a formarse cuando estudió en la Escuela de Ballet de la Ópera de París bajo la tutela de los maestros Gustave Ricaux y Sergei Lifar. El propio Lifar, quien se convertiría en una figura clave en su carrera, fue una de las principales influencias de Petit, ayudándole a forjar su estilo único.

Su debut en la compañía de la Ópera de París se produjo en 1940, lo que marcó el inicio de una carrera llena de innovación y logros. Durante sus primeros años, Petit tuvo la oportunidad de bailar junto a la talentosa Janine Charrat en recitales entre 1941 y 1942, lo que lo consolidó como una figura prometedora en la escena del ballet francés. En 1943, Petit dio un paso importante al estrenar en la Ópera el papel de «Amante» en El amor brujo, una obra coreografiada por Serge Lifar.

Logros y contribuciones

La independencia artística de Roland Petit

En 1944, Petit tomó una decisión decisiva al abandonar la compañía de la Ópera de París para fundar su propio espacio artístico. Fue entonces cuando instauró «Los viernes de la danza» en el Théâtre Sarah-Bernhardt de París, un evento que le permitió mostrar sus propias creaciones y coreografías. Durante esta etapa, Petit produjo numerosas obras que serían fundamentales en su carrera, entre ellas Ballet Blanco (Chopin, 1944), El ruiseñor y la rosa (Schumann, 1944), y Un americano en París (Gershwin, 1944). Estas piezas, que combinaban la música clásica con el ballet moderno, fueron protagonizadas por el propio Petit, lo que demostró su versatilidad tanto como intérprete como creador.

En 1945, Petit fundó la primera compañía que dirigió, Les Ballets des Champs-Elysées, junto a Boris Kochno y Christian Bérard. Con esta compañía, creó una serie de obras innovadoras, entre ellas El desayuno en la hierba (Lanner y Tcherepnin, 1945), La novia del diablo (Paganini y Hubeau, 1945), y El joven y la muerte (Bach, 1946), entre otras. A lo largo de estos años, Petit también tuvo la oportunidad de interpretar la obra La sílfide (1946) de Victor Gsovsky junto a la destacada bailarina Nina Vyroubova.

La creación de Les Ballets de Paris de Roland Petit

El año 1948 marcó el inicio de una nueva etapa en la vida artística de Roland Petit, al fundar Les Ballets de Paris de Roland Petit. Este grupo se convertiría en la plataforma para sus más ambiciosas creaciones. A lo largo de los años, Petit creó algunas de sus obras más emblemáticas, como Les Demoiselles de la Nuit (Françaix, 1948), protagonizada por Margot Fonteyn, y Carmen (Bizet, 1949), con decorados de Antoni Clavé. Durante este período, Petit también creó varias piezas fundamentales que se han convertido en parte del repertorio clásico, tales como La Croqueuse de Diamants (Damase, 1950) y Cine-Bijou (Petit, 1953).

Además de sus creaciones para su propia compañía, Petit se asoció con importantes figuras del arte visual, como el famoso pintor Pablo Picasso, quien diseñó los decorados de algunas de sus obras, como El lobo (Dutilleux, 1953), una colaboración que destacó la relación entre la danza y otras formas de arte.

El renacimiento de la danza en Francia y su influencia internacional

El trabajo de Roland Petit no se limitó a las fronteras de Francia. Entre 1972 y 1998, fue coreógrafo principal y director artístico del Ballet Nacional de Marsella, donde contribuyó con una serie de creaciones que consolidaron su estatus como un referente mundial de la danza contemporánea. Entre sus obras más destacadas en esta etapa se encuentran Allumez les Étoiles (varios, 1972), Pink Floyd Ballet (Floyd, 1972), y La Rose Malade (Mahler, 1973), creada especialmente para la famosa bailarina Maya Plisetskaya. En este período, Petit continuó expandiendo su estilo único y su enfoque hacia la danza, incorporando elementos innovadores que desafiaban las convenciones del ballet clásico.

A lo largo de su carrera, Petit también fue invitado a coreografiar para prestigiosas compañías internacionales. Algunas de sus obras más notables incluyen Ballabile (Chabrier, 1950) para el Sadler’s Wells Ballet, Las cuatro estaciones (Vivaldi, 1963) para el Ballet de La Scala de Milán y El ángel azul (Constant, 1985) para la Deutsche Oper de Berlín. Estas colaboraciones reflejan la influencia global de Petit y su capacidad para adaptar su estilo a diversas tradiciones de la danza internacional.

Momentos clave en la carrera de Roland Petit

A lo largo de su carrera, Roland Petit logró una serie de hitos que marcaron su legado en la danza mundial. Algunos de los momentos clave de su carrera incluyen:

  1. Fundación de Les Ballets des Champs-Elysées (1945).

  2. Creación de Les Ballets de Paris de Roland Petit (1948).

  3. Coreografías destacadas como Carmen (1949) y El lobo (1953).

  4. Dirección del Ballet Nacional de Marsella (1972-1998).

  5. Colaboraciones con artistas visuales como Picasso.

  6. Premios y distinciones, incluyendo el título de Caballero de la Legión de Honor (1974).

Relevancia actual

Roland Petit ha sido reconocido como uno de los grandes innovadores del ballet en el siglo XX. Su habilidad para combinar la danza clásica con las influencias modernas y contemporáneas dejó una marca indeleble en el mundo de la danza. Obras como Carmen y Le Violon (Paganini y Constant, 1962) siguen siendo fundamentales en el repertorio de las compañías de ballet en todo el mundo.

Además, su influencia ha perdurado a través de sus discípulos y colaboradores, muchos de los cuales continúan llevando su visión artística al escenario. Figuras como Rudolf Nureyev y Carla Fracci, que trabajaron estrechamente con Petit, son testigos de su legado duradero.

El impacto de Petit también se extiende a sus contribuciones al cine y la televisión, con coreografías para películas como Hans Christian Andersen (1951) y La zapatilla de cristal (1954), lo que demuestra su habilidad para adaptar la danza a diferentes medios artísticos.

Un legado eterno

La figura de Roland Petit sigue viva en la historia de la danza, tanto por su excepcional talento artístico como por su capacidad para reinventar el ballet. A través de su vasta obra, Petit no solo transformó la danza en Francia, sino que también dejó una huella profunda en la danza mundial.

Cómo citar este artículo:
MCN Biografías, 2025. "Roland Petit (1924-2011): El legado de un genio de la danza". Disponible en: https://mcnbiografias.com/app-bio/do/petit-roland [consulta: 17 de octubre de 2025].