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MúsicaBiografía

Pérez, Gato (1951-1990).

Nombre artístico de Javier Patricio Pérez, cantante y compositor argentino afincado en España, nacido en Buenos Aires el 11 de abril de 1951 y fallecido en Barcelona el 18 de octubre de 1990, cuya carrera musical discurrió entre estilos tan diversos como el rock o la rumba.

Llegó a España junto con su madre en 1966, un año después de que su padre llegara a Barcelona en busca de un nuevo trabajo. Una vez en Barcelona, la vida del joven transcurrió como la de otros chicos de su edad; mientras cursaba sus estudios empezó a relacionarse poco a poco con el ambiente musical de la capital catalana y, una vez acabada su formación en el instituto, decidió marcharse a Londres una temporada para empaparse del ambiente musical que respiraba la metrópolis inglesa en esa época. Tras esa etapa, volvió a Barcelona y se matriculó en la universidad, concretamente en la carrera de Física, pero eso no provocó que se olvidara de su pasión por la música.

Nada más comenzar la década de los años setenta, Gato Pérez se introdujo de lleno en el mundillo de la música con el grupo Sloblo, formación de country rock (véase música country) en la que Gato Pérez ejercía de cantante y guitarrista, y que se disolvió en el año 1974. La siguiente aventura musical de nuestro protagonista fue el grupo Gato, formación efímera y antecesora de Secta Sónica. Esta última banda se basaba en la pareja formada por Gato Pérez y Rafael Zaragoza “Zarita”, que se hicieron acompañar de otros diversos músicos durante su carrera. Llegaron a editar dos álbumes, Fred Pedralbes (1976) y Astroferia (1977), con un estilo bastante peculiar en el que se fundían las influencias principales de sus dos líderes. Cuenta la leyenda que Gato Pérez se enamoró de la rumba catalana en las fiestas de Gracia del año 1977. En este popular barrio barcelonés arrasaba la música de gente como Peret y otros gitanos que vivían en Cataluña desde hacía tiempo. La vena latina de Gato Pérez despertó de una vez para siempre y marcó el inicio de su carrera en solitario.

Gato desapareció de la vida pública durante una temporada en la que se dedicó a preparar las canciones de su primer disco en solitario. Armado de una guitarra flamenca, compuso una serie de nuevos temas basados en el espíritu de la rumba, que fueron naciendo hasta conformar Carabruta, álbum editado por Belter en 1978. Pero este primer disco fue un desastre en cuanto a su aceptación; ni los medios, ni el público, ni el mismo Gato Pérez quedaron contentos con el resultado final. Debe tenerse en cuenta que la rumba catalana era la música de los gitanos, emigrantes y gente humilde, y no estaba muy bien considerada en otros círculos. Con el paso de los años, de hecho, Gato Pérez sería el principal culpable de dignificar ese estilo musical. Lo cierto es que le fue difícil al principio conseguir el favor del público y los medios, también debido a que, al rechazo de gran parte del público hacia ese estilo, se sumaba la desconfianza de los gitanos y rumberos tradicionales hacia alguien que no pertenecía a su etnia y a su círculo. Sin embargo, con el paso del tiempo esas canciones de su primer álbum fueron calando entre la gente.

Romesco fue el segundo disco de Gato Pérez en solitario. Este registro fue editado por EDIGSA, compañía a la que el artista había estado ligado años atrás en tareas de promoción, y fue votado como el mejor disco español de 1979. Llegó a vender un número respetable de copias, lo que propició el interés de EMI Records, sello que fichó finalmente a Gato Pérez y mejoró en gran medida la distribución de sus futuros lanzamientos, que consiguieron llegar a mucha más gente. Su primer disco para la multinacional fue Atalaya, álbum que le aupó a cotas de popularidad jamás alcanzadas con anterioridad y que contenía su canción más conocida y versionada, “Gitanitos y morenos”. El disco salió a la venta en 1980 y llegó a vender 25.000 ejemplares, una buena cifra para un álbum de ese estilo y esa época. Justo cuando atravesaba su mejor etapa artística, en febrero de 1981, corrieron por Barcelona unos rumores que decían que Gato había muerto. Lo cierto es que el cantante había sufrido un infarto el seis de febrero, tras el cual le detectaron una malformación cardiaca cuyas primeras consecuencias fueron la abstinencia absoluta de alcohol. Tras un mes en el hospital, Gato Pérez volvió a su casa en un estado físico bastante deteriorado tras su enfermedad. Hasta abril de 1982 no terminó la grabación de su siguiente álbum, Prohibido maltratar a los gatos, en cuya portada (creada por Gilbert Shelton, el dibujante que dio vida a los Freak Brothers) se advierte que está grabado bajo los efectos del agua mineral sin gas.

El siguiente disco de Gato Pérez, una suerte de homenaje a la tierra que le había acogido cuando era joven, vio la luz en febrero de 1983; se tituló Flaires de Catalunya y estaba grabado enteramente en catalán; sin embargo, supuso un gran fracaso comercial y un traspié en la carrera del cantante. El álbum contenía temas brillantes, pero el público no estaba preparado para discos en catalán que no fueran de miembros de la Canço Catalana y su trayectoria marcó en cierta manera el futuro de Gato Pérez en su compañía discográfica. Para su siguiente trabajo, se proyectó una grabación con los músicos preferidos del artista, pero cambios en la dirección de EMI Records hicieron replantearse ese plan de trabajo. Finalmente, con la participación de la sección de metales de la Fania All Star para poner la guinda a su nuevo elepé, nació Música en 1984, un álbum con nuevas versiones de temas antiguos y otros tantos inéditos del cual el propio Gato renegó tras su edición. Siempre fue el crítico más feroz de sí mismo, nunca tuvo compasión con sus trabajos, pero lo cierto es que Música, a pesar de la autocrítica, es uno de sus mejores discos. Gato Pérez, no obstante, estaba muy cansado, apenas aguantaba una hora en el escenario y sus limitaciones se hacían cada día más evidentes; pero, a pesar de todo, seguía poniendo todo su maltrecho corazón cada vez que actuaba.

Al tiempo que su salud se deterioraba, sus lanzamientos se espaciaron en el tiempo. Su siguiente registro fue Ke inbenten eyos, editado 1985, cuyas canciones plagadas de arreglos funky se alejaban un poco de lo que era su estilo habitual. Sin embargo, el intento de modernizar la música fresca y divertida de Pérez no resultó. Gato por Gato llegó al mercado en 1986, sin conseguir tampoco ningún logro comercial, y tras su edición Gato Pérez decidió tomar un respiro. Significó una vuelta a su estilo de siempre, y fue declarado tiempo después el mejor disco de rumbas de la década de los años ochenta. A pesar de ello, necesitaba tomar aliento, y hasta finales de la década Gato Pérez se tomó la vida con mucha más calma. En 1990 volvió al estudio de grabación; se encontraba animado y eso se reflejó en las canciones del disco, impregnadas de un fuerte optimismo. Pero el 18 de octubre de ese mismo año, justo cuando acababa de nacer su tercer hijo, un infarto de miocardio acabó con su vida a las tres de la madrugada, cuando todavía no había cumplido los cuarenta años. El disco, Ten, se editó poco después como un homenaje póstumo a tan insigne personaje.

Discografía

Carabruta (Belter, 1978).
Romesco (EDIGSA, 1979).
Atalaya (EMI, 1980).
Prohibido maltratar a los gatos (EMI, 1982)
Flaires de Catalunya (EMI, 1983)
Música (EMI, 1984)
Ke inbenten eyos (EMI, 1985)
Gato por Gato (1986).
Ten (1990).

JRD

Autor

  • 0106 JRD.