A B C D E F G H I J K L M N O P Q R S T U V W X Y Z
PolíticaHistoriaBiografía

Pérez de Guzmán, Gaspar Alonso, "El Bueno". Duque de Medinasidonia (¿-1664).

Noble español nacido en fecha incierta y muerto en Toro (Zamora) en 1664, conocido como El Bueno. Pertenecía a una de las más antiguas familias nobiliarias de la Corona de Castilla e igualmente de las más ricas. Era, hijo de Juan Manuel Domingo Alonso Pérez de Guzmán, sucedió a este en 1636 con el título de noveno duque de Medinasidonia, era además, marqués, conde y señor de Sanlúcar de Barrameda y conde de Niebla. Tanto su padre como su abuelo habían sido nombrados respectivamente capitán general de la costa de Andalucía y capitán general del mar Océano. Era además capitán general de los ejércitos en Portugal, y gentilhombre de la cámara del rey. Con el cargo de gobernador general de Andalucía se sublevó contra el rey Felipe IV en 1640.

Personaje de escasa capacidad intelectual, pertenecía a la rama principal de la casa de los Guzmán. El conde-duque de Olivares privado o valido del monarca Felipe IV, pertenecía a una de las ramas últimas, la de Olivares, de la casa de los Guzmán. Ambas ramas, la de los Guzmán y la de Olivares estaban enfrentadas entre si, de hecho, su padre, el octavo duque de Medinasidonia, había tenido cargos de responsabilidad durante el reinado de Felipe III cuando el duque de Lerma era el privado o valido de este monarca. Con el conde-duque de Olivares, valido o privado del monarca Felipe IV, subió al poder la otra rama de la familia. El conde-duque de Olivares pensó que era posible la reconciliación de ambas ramas mediante el matrimonio de su hija María con Gaspar Alonso Pérez de Guzmán, pero dicho matrimonio no se llevó finalmente a término.

El enfrentamiento de los Medinasidonia con el conde-duque venía ya de la época del octavo conde, que transmitió a su hijo la preeminencia de la rama mayor de la familia, a la que ellos pertenecía, respecto a la del conde-duque. Con motivo del levantamiento de Évora que tuvo lugar en el verano de 1637, el conde-duque de Olivares dispuso que el duque de Medinasidonia, en su condición de gobernador general de Andalucía y capitán general de los ejércitos de Portugal, organizase un ejército. Gaspar Alonso Pérez de Guzmán se aplicó en la orden que recibió y en un plazo corto de tiempo dispuso de un ejército de 6.000 hombres. Sin embargo, tanto estas disposiciones militares, como otras de carácter más conciliador, fracasaron y a la larga el reino de Portugal terminó separado e independiente del resto de los territorios bajo dominio de la monarquía hispánica. Sin embargo, las implicaciones del de Medinasidonia eran mucho más profundas, ya que cuando se produjo el levantamiento definitivo el 1 de diciembre de 1640 por parte del duque de Braganza, que se proclamó rey de Portugal como Juan IV, este estaba casado con doña Luisa de Guzmán, hermana del de Medinasidonia. Fue con los intentos que el conde-duque de Olivares hizo de sofocar esta rebelión, cuando cundió el desaliento entre los miembros de la alta nobleza, ya que se dio el mando de las tropas a un familiar del conde-duque, el conde de Monterrey, que tenía menor rango que el resto de los nobles, por lo que estos, incluido el de Medinasidonia, regresaron a sus señoríos y de tal forma mostró su oposición al gobierno del conde-duque. El grado de descontento fue tal, que algunos nobles, que querían aprovechar la debilidad y multiplicidad de frentes a los que tenía que atender la monarquía, pensaron en sublevarse contra el rey.

La sublevación nobiliaria de Andalucía

El de Medinasidonia heredó el resentimiento que su padre había tenido contra el valido o privado del rey, pero, como vimos, no heredó el sentido común y la mesura de su padre. Además había asistido al lento pero inexorable decrecer de su patrimonio debido a sus obligaciones de auxiliar, económica y militarmente, al monarca cuando este lo solicitaba. A esto se unió la adversión contra las formas de gobierno del valido, que se caracterizaban por su severidad y autoritarismo. Todo ellos sirvió como perfecto caldo de cultivo para que a instancias de un miembro menor de la casa de Guzmán, Francisco Antonio de Guzmán, sexto marqués de Ayamonte, al que se consideró el auténtico instigador de la sublevación, Gaspar Alonso Pérez de Guzmán promoviese un levantamiento de la nobleza latifundista andaluza.

El objetivo de esta sublevación no estaba claro. Se ha pensado que era declarar independiente, con rango de reino, a aquella región y a las Indias respecto al resto de territorios de la monarquía hispánica. El futuro trono se pensó que fuese asumido por el de Medinasidonia debido a la categoría y antigüedad del título, a las posesiones de su familia en aquella región y a los cargos que ostentaba en la misma. También se pensó que únicamente se quería forzar a Felipe IV a que expulsara a Olivares del gobierno. Sea como fuere para llevar a cabo la misma se solicitó ayuda externa. Se pensó en Portugal, pero también en Holanda y Francia. El de Medinasidonia escribió una carta al duque de Braganza, ahora rey de Portugal, que como ya mencionamos estaba casado con una hermana del de Medinasidonia. en esta carta se solicitaba su ayuda para los sublevados. Sin embargo, la persona que estaba encargada de hacer llegar la carta a su destino y que tenía por nombre Sancho, se la entregó en cambio al conde-duque de Olivares. De esta forma el intento de sublevación quedó al descubierto sin que inicialmente los sublevados tuvieran constancia de tal circunstancia. De igual forma, el conde-duque ya sabía de tal intento de sublevación mediante una red de informadores privados que le mantuvieron siempre informado de todos los asuntos que el creyó conveniente. Así pues, el mensaje confirmó las sospechas que ya tenía. Con esta información en su poder el conde-duque de Olivares llamó a la corte al duque de Medinasidonia, cuya primera idea fue la de no hacer caso de la carta en la que se solicitó su presencia e igualmente deshacerse de documentos comprometidos y luego solicitar el auxilio de las flotas holandesa y portuguesa que por aquel entonces asolaban las costas andaluzas. Sin embargo Olivares insistió en su llamamiento en dos ocasiones más, salió hacia la corte madrileña, mientras que el conde-duque envió a su sobrino Luis Méndez de Haro hacia Andalucía. Este tenía la orden de asegurar que Gaspar Alonso Pérez de Guzmán viajara a Madrid. El duque de Medinasidonia llegó a Madrid el 10 de septiembre de 1641 y ese mismo día tuvo una entrevista privada con el valido del rey. Ante las presiones que este ejerció, el duque confesó su implicación. Lo que vino a continuación fue un intento del conde-duque de salvar las apariencias, el de Medinasidonia no dejaba de ser parte de su familia, y finalizar el intento.

El duque se alojó primero en el palacio del Buen Retiro a la vez que el de Ayamonte era detenido en Andalucía. El 21 de septiembre, y en compañía del conde-duque, el de Medinasidonia tuvo una audiencia con el rey, cayó a los pies del mismo, le confesó su culpa y solicitó su perdón. El rey le cogió por los hombros y le manifestó su perdón. El 29 de setiembre y debido a que la trama y su finalización habían sido mantenidas en secreto, pero se empezaron a extender rumores sobre la misma, el duque de Medinasidonia escribió una proclama, que se hizo pública, en la que retaba a duelo a su cuñado y rey de Portugal, que no hizo caso de la misma. Medinasidonia fue entonces trasladado a la residencia que poseía el conde-duque de Olivares en Loeches y obtuvo el perdón real, de hecho participó en la campaña de Portugal, pero con la condición de que no se presentase nunca en sus posesiones del ducado de Sanlúcar. Pero el 19 de julio de 1641 entró en la ciudad en medio del clamor de sus vasallos. Tras esto, Olivares le ordenó que fuese a Burgos de forma inmediata, se le detuvo en Vitoria y se le internó en el castillo de Coca. Con el intento de sublevación hecho ya público un año después de que sucediese, se abrió un proceso judicial y con el que se quiso depurar las responsabilidades. Se procuró en todo momento mostrar el intento como una empresa personal del marqués de Ayamonte y del duque de Medinasidonia, por lo que se ocultó de forma consciente que había de intento secesionista de una aristocracia prepotente que nunca había estado completamente sometida a la autoridad del monarca. El marqués de Ayamonte fue condenado a muerte y ejecutado siete años después del intento de sublevación. El duque de Medinasidonia salvó la vida pero el ducado de Sanlúcar de Barrameda fue incorporado de forma forzosa al patrimonio de la corona.

Bibliografía

  • HELLIOT, J. H., El conde-duque de Olivares. Crítica, Barcelona, 1990

MFD

Autor

  • 0110 MFD