A B C D E F G H I J K L M N O P Q R S T U V W X Y Z
HistoriaReligiónBiografía

Pedro Claver, San (1580-1654).

Misionero jesuita español nacido el 26 de junio de 1580 en Verdú y muerto el 8 de septiembre de 1654 en Cartagena de Indias, ciudad donde realizó una gran labor apostólica al adoctrinar y bautizar a los esclavos que llegaban de África. Canonizado por la Iglesia, se le conoce, tal él mismo se definió, como el "Apóstol de los Negros" o el “Esclavo de los negros”.

Nació en Verdú, en el valle de Urgel, y fue bautizado el 26 de junio de 1580. Hijo de unos labradores, Pedro Claver y Minguella y Ana Corberó, quedó huérfano de madre a los trece años de edad. Puesta de manifiesto su vocación religiosa, dos años después recibió la tonsura eclesiástica de manos del obispo de Vich en la propia parroquia de Verdú. Se trasladó a Barcelona para iniciar los estudios de gramática en el Estudio General de la Universidad. A mediados de 1600 o 1601, terminada la retórica, pasó al Colegio jesuita de Belén para cursar filosofía. Allí decidió ingresar en la Compañía de Jesús. El 7 de agosto de 1602 entró en el noviciado de Tarragona. Tras hacer los votos, fue enviado a Gerona para mejorar sus estudios de humanidades y luego, el 11 de noviembre de 1605, al colegio de Montesión en Palma de Mallorca para empezar filosofía Aquí trabó gran amistad con el portero Alonso Rodríguez, un anciano hermano lego que le imbuyó la inquietud misional. En 1608 se trasladó a Barcelona para estudiar teología. No pudo acabarla, pues recibió una carta del Provincial, fechada el 23 de enero de 1610, por la que se le concedía el permiso para trasladarse a América, como era su deseo.

Claver viajó hasta Tarragona para unirse a otros religiosos y seguir a Valencia y Sevilla, donde se sumaron otros jesuitas. Embarcó en el galeón “San Pedro”, perteneciente a la flota mandada por don Jerónimo de Portugal y Córdoba, que zarpó del puerto andaluz en abril del mismo 1610, y arribó a Cartagena. Desde aquí Claver y sus compañeros emprendieron el camino a Santa Fe, subiendo el río Magdalena y tomando luego el camino de Honda. Una vez la capital neogranadina se encontró con la sorpresa de que no podía seguir los estudios de teología, pues faltaban profesores. Fue asignado al Colegio de la Compañía como coadjutor hasta 1612, cuando la llegada de nuevos religiosos permitió abrir dichos estudios, en los que ingresó de inmediato. Claver fue enviado luego al noviciado de Tunja para la tercera aprobación, y finalmente al colegio de Cartagena, donde llegó en noviembre de 1615. Se ordenó subdiácono al mes siguiente y en 1616 recibió el diaconado y la ordenación sacerdotal.

El nuevo jesuita fue enviado a ayudar al padre Sandoval, que tenía a su cargo la catequización de los negros. Sandoval tuvo que ir a Lima en 1617 y Claver se quedó solo con todo el trabajo. En 1618 se le unió un jesuita italiano, el padre Carlos de Orta, pero murió al año siguiente. Afortunadamente el padre Sandoval regresó a Cartagena en 1620. El 3 de abril de 1622 hizo Claver su profesión. Al pie de la fórmula de los votos consignó de su puño y letra “Petrus Claver, aethiopum semper servus” (“Pedro Claver, esclavo de los negros para siempre”). Era lo que quería ser y lo que siempre fue.

El P. Claver ejerció su apostolado con enorme vocación, siguiendo el procedimiento empleado por el P. Sandoval. Cuando el gobernador le anunciaba la llegada de un barco negrero, trataba de averiguar de qué región procedía su “carga”, con objeto de buscar los intérpretes adecuados para hablar con los esclavos. Los propietarios de esclavos se negaban a suministrarlos o ponían muchos obstáculos, motivo por el cual el Colegio de Cartagena terminó comprando un grupo de esclavos-intérpretes (congoles, monzolo, jolofo, sococ, etc.) para que ayudaran a Claver. El religioso pasaba con ellos al buque negrero, al que llevaba regalos como naranjas, limones, tabaco, pan, aguardiente, etc. Bajaba a las bodegas y decía a los esclavos que estaba allí para cuidar de que los blancos les trataran bien; les aseguraba que no iban a matarlos, como a menudo creían, y les alentaba a abrazar la fe cristiana, para lo que debían instruirse. Luego preguntaba por los enfermos y los niños nacidos en la travesía, a quienes dedicaba sus cuidados de urgencia. Cuando le impedían subir al buque negrero hacía lo mismo en las bodegas donde se hacinaban los esclavos. Claver repetía las visitas varios días, y dedicaba varias horas a la catequesis por medio de los intérpretes. Esta labor solía hacerla en un patio, ante un cuadro de Jesús crucificado y terminaba con el acto de contrición. Cuando los catecúmenos estaban bien instruidos procedía a bautizarlos, y luego les entregaba unas medallas de plomo que tenían impreso los nombres de Jesús y María.

Cuidaba también de los negros que vivían usualmente en Cartagena y hasta los de la provincia, a los que dedicaba una misión anual por Pascua. Manifestaba especial preocupación por los enfermos, lisiados e indigentes, a los que hacía objeto de sus desvelos. Diariamente acudía a los dos hospitales de San Sebastián y San Lázaro donde consolaba y curaba a los internados, sin olvidar incluso las cárceles donde atendía no sólo a los negros, sino también a presos diversos, como los protestantes de la isla de Santa Catalina, que procedían de capturas realizadas por las naves españolas.

El jesuita terminó por ser respetado por las autoridades cartageneras y por los mismos propietarios de esclavos, que temían verle aparecer. Vivía con extremada pobreza, durmiendo en una esterilla y comiendo austeramente, y dedicado a sus rezos en los ratos libres. En 1651 Cartagena fue azotada por una epidemia que le afectó mucho, tras la cual quedó afectado de una parálisis progresiva que, sin embargo, no fue obstáculo para que continuase visitando a los leprosos de San Lázaro, donde se hacía conducir en mula, e incluso a los pocos esclavos que llegaban. A raíz de la independencia de Portugal en 1640 disminuyeron los barcos negreros, pues dicha nación había detentado el asiento. Se produjo entonces un vacío que duró hasta que volvió a reciclarse el negocio de la trata. Pese a esto arribaron algunos, como una embarcación con carga de esclavos araraes en 1651. Claver se hizo vestir y, ayudado de un bastón, llegó al almacén donde se habían almacenado para la venta. Los instruyó durante varios días y bautizó a no pocos.

El 6 de septiembre de 1654 enfermó de gravedad y al día siguiente se le dio la extremaunción. A su muerte, acaecida en la noche del 7 al 8 de septiembre de 1654, numerosos fieles habían ido a visitarle. Tuvo unas solemnes honras fúnebres y fue enterrado en la capilla del Santo Cristo, en la iglesia de la Compañía.

El comienzo de su beatificación empezó en 1658. En 1747 fue declarado Venerable por Benedicto XIV. Fue beatificado en 1851 por Pío IX, y canonizado en 1888 por León XIII. Su fiesta se celebra el 9 de septiembre.

Bibliografía

  • PACHECO, Juan Manuel, S. J. Los jesuitas en Colombia. [t. I], (1567-1654). (Bogotá: 1959).

  • PORRAS TROCONIS, Gabriel. Vida de San Pedro Claver, Esclavo de los esclavos. (Bogotá: 1954).

  • RESTREPO, Daniel, S. J. Breve Historia de San Pedro Claver, de la Compañía de Jesús. (Bogotá: 1952).

  • SUÁREZ DE SOMOZA, Jerónimo (seudónimo del P. Alonso de Andrade). Vida del venerable y apostólico Pedro Claver. (Madrid: 1657), (primera biografía escrita sobre este personaje).

MLS

Autor

  • 0106 MLS