Patellani, Federico (1911-1977).

Fotógrafo italiano nacido en Milán en 1911 y fallecido en la misma ciudad en 1977.

Tan sólo bastaron 28 años para que Patellani abandonase el oficio de abogado y se dedicase en cuerpo y alma a la labor fotográfica -en la que le inició Alberto Mondadori- y exactamente al periodismo gráfico, que constituiría la mayor satisfacción profesional de toda su vida.

Si algo caracterizó a Patellani por encima de otras muchas cosas fue ese afán perfeccionista que empleó en todo el proceso fotográfico, desde el momento en que disparaba con su cámara, pasando por la selección de fotos en blanco y negro y color, hasta el proceso de revelado. Para él, todas estas fases tenían la misma importancia y creatividad que el momento mismo en el que elegía ambiente y tema y consecuentemente tomaba la instantánea. Estos rasgos perfeccionistas y organizativos los llevó al extremo de poseer un ordenado archivo de todas sus fotografías, cada una identificada con un número de serie, de preparar minuciosamente y con todo detalle cada viaje antes de emprender la marcha y de un mantenimiento envidiable del material fotográfico: de objetivos, de las distintas cámaras, de los filtros, etc., con lo que no dejó paso a ningún resquicio de improvisación.

Hablar de Patellani como reportero gráfico lleva a hacer referencia a sus innumerables viajes a lo largo de todo el mundo, en muchos de los cuales le acompañó su hijo Aldo, a quien inició en el mundo del periodismo gráfico (aunque expuso una visión personal y diferente a la de su padre y maestro). Viajó por México, donde realizó el reportaje "América pagana" para la revista Época; Somalia, tras el que publicó “Paradiso Nero”, también para Época; Oriente Medio, donde realizó “Sulla strada dei Crociati” para Visto; Singapur, África, América del Norte, Brasil, Chile y hasta dos vueltas al mundo constituyen una colección de casi 700.000 imágenes. Pero antes de viajar por todo el mundo, Patellani realizó gran número de reportajes en Italia que, además de proporcionarle una remuneración importante, le sirvieron como reconocimiento internacional, pues las fotografías se vendieron en el extranjero.

Ante todo le preocupó la relación existente entre la dualidad texto-foto. Patellani no actuó como un fotógrafo “desprovisto de alma” que aportaba su fotografía por imposición de la revista o periódico que fuere, con la única finalidad de rellenar el hueco que no ocupaba el texto. Para él, texto y fotografía siempre fueron complementarios e inseparables para poder dar a conocer los lugares que “alcanzaba” con su Olympus y que el lector estaba interesado en conocer y a la vez estar informado a través de la palabra. Es lo que se llama en el argot periodístico fototexto, aquel en que la foto es el motivo preferente de información y supone para la palabra o comentario un factor adicional a la fotografía, sin quedar relegado a un segundo término.

La característica principal de los “fototextos” de Patallani es la rapidez de la elección de los objetos que pretende fotografiar, así como el encuadre. La mayoría de sus instantáneas son motivos en movimiento, lo que significa que el grado de rapidez con que lleve a cabo la foto dependerá de su éxito final.