Palacios, Antonia (1910-VVVV).
Poetisa y narradora, nacida en Caracas en 1910. Perteneciente a una de las generaciones más brillantes de escritores venezolanos del siglo XX (la formada, entre otros, por Carlos Eduardo Frías, Nelson Himiob, Juan Oropesa, Pío Tamayo, Miguel Otero Silva y Arturo Uslar Pietri), ha dejado una obra narrativa que eleva la prosa poética a las más altas cotas de la literatura escrita en lengua castellana.
En efecto, la primera novela de Antonia Palacios, titulada Ana Isabel, una niña decente (1949), supuso una ruptura radical con la literatura femenina que hasta entonces se venía publicando en Venezuela. Con esta obra, Palacios ofreció una minuciosa y preciosista rememoración de la infancia de la protagonista, una niña que vivió felizmente sus primeros años en la Caracas agraria de comienzos del siglo XX. Si la tónica marcada por la narrativa venezolana escrita por mujeres se caracterizaba por sus preocupaciones sociales, la bella historia de Ana Isabel presentaba en cambio un cultivo esmerado de la prosa poética, dentro de un novedoso enfoque que pretende asimilar la estética del lenguaje con los recuerdos felices de la protagonista y con el espacio geográfico idílico en donde éstos transcurrieron. A pesar de la originalidad de esta propuesta, la crítica especializada ha sabido señalar en esta novela el influjo estilístico de otra gran autora, Teresa de la Parra (1889-1936).
A pesar de la extraordinaria acogida que tuvo la opera prima de Antonia Palacios, la autora no volvió a asomarse a los anaqueles de las librerías hasta 1964, fecha en la que volvió a presentar sus incursiones en el campo de la prosa poética, pero ahora volcada en el género cuentístico. Publicó primero el volumen titulado Los insulares, al que siguió, aquel mismo año de 1964, otra recopilación de relatos aparecida bajo el título de Crónica de las horas (1964). Posteriormente, retomó el relato breve en el libro El largo día ya seguro (1976).
Para sorpresa de críticos y lectores, en 1978 Antonia Palacios mandó a la imprenta un libro en el que se revelaba como una excelente poetisa. Se trata de Textos del desalojo, obra en la que brilla con desusada belleza el difícil subgénero del poema en prosa.
