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LiteraturaBiografía

Oller i Moragas, Narcís (1846-1930).

Narrador español en lengua catalana, nacido en Valls (Tarragona) en 1846, y fallecido en Barcelona en 1930. Considerado como uno de los eslabones fundamentales en el abandono de la estética romántica para dar paso al naturalismo francés, es sin lugar a dudas una de las figuras más relevantes del movimiento literario, cultural, social y político que, en la segunda mitad del siglo XIX, integró a Cataluña en el proceso de desarrollo intelectual de toda Europa (Renaixença).

Aunque desde su juventud albergó serias aficiones literarias que le permitieron dedicarse a la creación como un aficionado, durante gran parte de su vida Narcís Oller trabajó como banquero, sin decidirse a convertir la literatura en su principal actividad profesional. Pero en 1877, después de haber asistido a una conferencia del gran patriarca de las Letras catalanas Jacint Verdaguer, se propuso el empeño de alcanzar con su prosa lo que el autor de L'Atlántida había conseguido en el terreno de la creación poética, es decir, dar un impulso decisivo al movimiento de la Renaixenca. Publicó, al cabo de tres años, Croquis del natural (1880), una opera prima que, aunque no supuso un gran paso en la evolución de la prosa catalana de la época, ya anunciaba al novelista hábil y consumado que se haría presente en su segunda entrega narrativa.

En efecto, con la publicación de La papallona (La mariposa, 1882) Narcís Oller i Moragas se situó en la avanzadilla de la Renaixença, desde un claro talante de regeneración realista de la prosa catalana que llegó a interesar vivamente a algunas figuras de las Letras universales como Émile Zola, autor del prólogo a la traducción francesa de la obra. Quedaban, empero, en La papallona algunos rasgos visibles del sentimentalismo y el costumbrismo romántico, rasgos que fueron desapareciendo en las posteriores entregas novelescas del escritor tarraconense. Entre estas obras posteriores, resulta obligado recordar las tituladas L'escanyapobres (El usurero, 1884), Vilaniu (1885) y, sobre todo, La febre d'or (La fiebre del oro, 1890-92), su novela más exitosa y, sin lugar a dudas, la que mejor representa el estilo literario y el pensamiento de Narcís Oller.

En esta obra, cuya acción se sitúa en Barcelona entre 1880 y 1886, el narrador tarraconense cuenta la historia de Gil Foix, un entusiasta menestral que, desde sus humildes orígenes, amasa una gran fortuna merced a sus aciertos como agente de bolsa. A partir de entonces, el ambicioso protagonista sufre un acelerado proceso de acentuación de su vanidad, que le lleva a codearse con las altas esferas de la burguesía tradicional (donde se le desprecia y teme como el advenedizo que es), a participar en la vida política de la región, y a promover grandes proyectos empresariales como la construcción de una línea ferroviaria entre Barcelona y Vilaniu. En una magnífica recreación literaria de esa euforia económica que, derivada del vertiginoso auge de la bolsa barcelonesa, acabó sumiendo a toda Cataluña en un grave proceso de recesión, Gil Foix dilata su ambición hasta el extremo de querer prolongar la línea férrea hasta Madrid, sin advertir que las traiciones en su entorno, sumadas a las primeras manifestaciones de la inminente crisis económica, acabarán por conducirle a la ruina y a la locura. Así, Narcís Oller plantea una doble tesis que, en el fondo, no es más que el trasunto literario de su espíritu, dividido entre una educación sentimental romántica y unas nuevas ideas positivistas: por un lado, aparece el juicio moral que condena el exceso de ambición del protagonista; pero, por otra parte, queda también explícito el reconocimiento de que el progreso económico y social sólo es posible gracias a la actitud de hombres como Gil Foix.

Posteriormente, Narcís Oller i Moragas dio a la imprenta otras novelas como La bogeria (1898) y Pilar Prim (1906), obra -esta última- de plena madurez, en la que brilla con fuerza la calidad novelística del autor, tanto en el análisis psicológico de los personajes como en la tersura y calidad de la lengua literaria empleada en su redacción. Sin embargo, a partir de la publicación de esta obra el escritor de Tarragona dejó de escribir, ya que el triunfo de las nuevas corrientes estéticas (con el noucentisme catalán a la cabeza) le alejó por completo del panorama intelectual y artístico de su tiempo y lugar. No obstante, a finales del primer tercio del nuevo siglo su producción narrativa entró en una fase de revalorización que dio lugar a la edición, en doce volúmenes, de sus Obres completes (Obras completas, 1928-30). Fue entonces cuando se le consideró como uno de los grandes reactivadores y regeneradores de las Letras catalanas, sobre las que dejó también agudos testimonios en sus Memòries literàries (Memorias literarias), publicadas póstumamente en 1962.

En líneas generales, toda la obra narrativa de Narcís Oller constituye una magna recreación realista de las formas de vida y la sociedad de su tiempo, a la vez que un lúcido análisis de los factores históricos que habían contribuido a la conformación de la sociedad catalana decimonónica, con especial énfasis en el retrato de la emergente y pujante clase burguesa. Sin embargo, y a pesar de que en su obra son bien patentes las influencias de los principales escritores naturalistas franceses, Oller no llegó a asumir en su obra algunos de los principios fundamentales de esta corriente (por ejemplo, el determinismo, del que renegó de forma explícita), con lo que sus novelas quedaron adscritas a un vigoroso realismo positivista que, si bien logró desprenderse de unos iniciales lastres románticos, siempre acababa chocando con el temperamento sentimental y moralista del autor.

J. R. Fernández de Cano

Autor

  • JR