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LiteraturaBiografía

Oliver y Hurtado, Sor María Josefa (1837-1890).

Poetisa y religiosa española, nacida en Málaga el 29 de octubre de 1837, y fallecida en su ciudad natal el 6 de mayo de 1890. En su adolescencia publicó algunos poemas laicos firmados simplemente con su nombre propio (María), y cuando abrazó la vida monacal adoptó el nombre de sor María Josefa de Santa Teresa de Jesús.

Nacida en el seno de una familia aristocrática, la joven María Josefa Oliver recibió una temprana formación académica que no era frecuente entre las mujeres de su época, aunque sí resultaba apropiada dentro del ámbito cultural que la rodeaba: su padre era el prestigioso jurisconsulto José Oliver García; su madre, doña Dolores Hurtado de Mendoza, formaba parte de una ilustre estirpe de escritores; y sus hermanos, don José y Manuel Oliver García, acabarían siendo también escritores y académicos de la Real. No es de extrañar, por ende, que antes de haber cumplido los diecisiete años de edad -tiempo en el que María Josefa tomó el hábito-, ya hubiera escrito la autora malagueña algunos poemas de temática laica que pronto fueron impresos, como el titulado "Mariana Pineda", difundido por la ciudad de Granada y muy celebrado por sus lectores. Utilizando el mencionado nombre de María a guisa de pseudónimo, publicó entonces otros poemas en diferentes periódicos y revistas de Málaga y Granada, por lo que su obra primeriza llegó a ser muy conocida en los círculos intelectuales de su entorno.

Sin embargo, en 1854 ingresó en el malagueño Convento de San Bernardo, institución monástica que, por aquellos años, gozaba de una extraordinaria situación económica y sólo acogía novicias de las clases más favorecidas. Cuatro años después (concretamente, el 16 de julio de 1858; sin embargo, hay algunas discrepancias acerca de esta fecha, ya que una buena conocedora de la figura de María Josefa Oliver, la abadesa del Convento de la Asunción de El Atabal, asegura que la joven tomó el hábito 19 de junio de 1857), la poetisa malagueña profesaba en el mencionado convento de San Bernardo con el nombre religioso de María Josefa de Santa Teresa de Jesús, y allí permaneció durante más de treinta años, hasta que la muerte la sorprendió -siendo ya abadesa de su monasterio- a los cincuenta y dos años de edad. Durante todo ese tiempo no abandonó el cultivo de la poesía, si bien es cierto que dedicó mucho menos empeño a la composición de versos, y que éstos fueron, desde su profesión monacal, únicamente religiosos (algunos de ellos, claramente orientados a la mística).

Según los testimonios de sus contemporáneos, la escritora cantaba muy bien, por lo que se dedicó también a la composición de algunos villancicos y canciones que, en la actualidad, se consideran desaparecidos (al parecer, muchos de ellos fueron destruidos por la propia autora, tal vez consciente de su valor circunstancial, o tal vez impulsada por el firme rechazo de cualquier tentación de vanidad). Lo cierto es que prácticamente la totalidad de su producción lírica que se conserva actualmente permanece inédita, relegada aún a los papeles manuscritos que la contienen. Son algunos poemas que, tal vez por su acentuado contenido religioso, se salvaron de la destrucción que la propia María Josefa Oliver aplicó al resto de su obra, sin duda llevada por esa vehemente espiritualidad que la impulsó, incluso, a disciplinarse con desusado rigor (según relata la susodicha abadesa del Convento de la Asunción de El Atabal): "[...] al amortajarla [...] se vio tenía todo su cuerpo acribillado materialmente de cicatrices causadas por los instrumentos de mortificación [...] y sin duda se puede asegurar que su sangre se derramó con profusión por medio de disciplinas y por incisiones [...] de las que tenía cubiertos los brazos y el pecho [...] en que tenía impresos con hierro candente el nombre de Jesús y María".

Por los títulos de algunos de esos poemas manuscritos de María Josefa Oliver y Hurtado que han llegado hasta nuestros días puede calibrarse hasta qué punto estaba imbuida en la materia religiosa: "Mi conversión", "A la Asunción de Nuestra Señora", "En la Comunión" (que aparece fechado el 15 de agosto de 1865), "A Jesús en el Sacramento del Amor", "A Jesús" y "Al Sacramento del Amor".

Bibliografía

  • DÍAZ DE ESCOVAR, NARCISO. Galería de malagueñas. Apuntes para una obra biográfica de las mujeres, hijas de esta provincia, o residentes en ella, que se han distinguido por su talento, piedad, valor, ilustración (Málaga: Tipografía La Equitativa, 1901).

  • JIMÉNEZ MORALES, María Isabel. Escritoras malagueñas del siglo XIX (Málaga: Universidad, 1996).

  • QUILES FAZ, Amparo. "Escritoras malagueñas del siglo XIX. (Notas sobre el silencio y el olvido)", en M. D. Ramos y M. T. Vera (eds.), Actas del I Congreso Internacional. El trabajo de las mujeres. Pasado y presente (Málaga: Diputación Provincial, 1996).

J. R. Fernández de Cano.

Autor

  • J. R. Fernández de Cano.