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LiteraturaHistoriaBiografía

Núñez, Enrique Bernardo (1895-1964).

Narrador, ensayista e historiador venezolano, nacido en Valencia (Carabobo) el 20 de mayo de 1985, y fallecido en Caracas el 1 de octubre de 1964. Considerado como uno de los grandes narradores venezolanos de la segunda mitad del siglo XX, con su novela Cubagua alcanzó una de las mayores cotas de la prosa de ficción de su época, merced a la superposición de tiempos interpolados, a los efectos de simultaneidad y a su ingeniosa contraposición de historia y fábula.

Tras cursar sus primeros estudios en la escuela del doctor Rafael Pérez, en 1907 ingresó en el Colegio Requena, en donde empezó a dar muestras de su innata vocación literaria y de su interés por los conocimientos históricos, con la fundación de una publicación escolar que llevaba el significativo título de Resonancia del pasado. Completado el ciclo de enseñanza media, se matriculó en la Universidad Central de Caracas para cursar, simultáneamente, estudios de Medicina y Derecho, al tiempo que se entregaba al cultivo de la literatura. Así, en 1918 obtuvo su primer reconocimiento literario en unos Juegos Florales, con su composición titulada Bolívar orador.

Alentado por este galardón, aquel mismo año de 1918 dio a la imprenta su primera novela, Sol interior, obra de indudable interés para el historiador de la literatura hispanoamericana, a pesar de que al cabo de los años fuera despreciada por el propio Enrique Bernardo Núñez. En ella, convertía en material narrativo las anécdotas y las figuras de los miembros de su grupo literario, conocido entonces como "Generación del 18".

Su segunda entrega narrativa, Después de Ayacucho, vio la luz en 1920, año en el que contrajo nupcias con Mercedes Burgos. A partir de entonces, convertido ya en una figura descollante en el panorama intelectual de Venezuela, se embarcó en otros proyectos socio-culturales, como la fundación en la isla Margarita del diario Heraldo (1924), y el desempeño de las funciones de Secretario de Primera Clase en las embajadas venezolanas en Colombia (1928), Cuba (1929) y Panamá (1930-1932). Mas no por ello abandonó su actividad creadora, que en 1931 dio el fruto más granado de toda su producción literaria, la novela Cubagua.

Publicada en París por la editorial Le Livre Libre, Cubagua es una especie de narración histórica en la que Enrique Bernardo Núñez juega a su entero capricho con los planos temporales del presente y del pasado. En ella cobran una importancia decisiva los ecos populistas y el acento criollo que ya habían aparecido en Después de Ayacucho, así como el peculiar estilo sincopado del autor, caracterizado por el empleo sistemático de oraciones simples y frases cortas, en ocasiones de brevísima extensión.

En 1932, Enrique Bernardo Núñez fue nombrado Secretario de gobierno del Estado de Anzoátegui, cargo que desempeñó durante dos años. En el mismo año de su nombramiento vieron la luz tres narraciones breves salidas de su pluma, y publicadas bajo el título de Don Pablos en América: tres relatos. Allí aparece una de sus piezas más logradas, titulada "Martín Tinajero (relato de santidad)".

Posteriormente, Núñez se trasladó a los Estados Unidos de América con la misión de resolver algunos problemas territoriales de Venezuela. Al parecer, estaba en Nueva York cuando recibió las pruebas de su nueva novela, La Galera de Tiberio, publicada en Bruselas en 1938, pruebas que le causaron tal decepción que fueron arrojadas por el propio autor al río Hudson. El mismo rigor que había mostrado en el juicio sobre sus primeras narraciones, que se le antojaban harto inmaduras, lo aplicó Enrique Bernardo Núñez a esta última muestra de su creación novelesca; sin embargo, se reservó algunos ejemplares de la obra, sobre los que continuó trabajando hasta que dio con la versión que más le satisfizo.

Pero la desilusión que le había causado esta última incursión en el género narrativo le impulsó a abandonar la literatura de ficción para centrarse en el cultivo de la historia. Así las cosas, en 1943 dio a la imprenta El hombre de la levita gris, una minuciosa investigación sobre el período de gobierno de Cipriano Castro (1899-1908); y en 1948 publicó La ciudad de los techos rojos, una recopilación de sus trabajos como Cronista Oficial de Caracas, cargo que desempeñó entre 1945 y 1950, y, posteriormente, volvió a ejercer desde 1953 hasta 1964. Finalmente, completó sus estudios históricos con la publicación del fruto de su trabajo en Estados Unidos, aparecido bajo el epígrafe de Una ojeada al mapa de Venezuela (1949). Además, publicó también un ensayo en el que expuso su punto de vista acerca del panorama literario de su país, titulado Escritores venezolanos.

Su legado historiográfico, Cacao, es una recopilación de sus trabajos de investigación publicada después de su muerte. En el estudio preliminar de esta obra, Orlando Araujo destaca la enorme habilidad de Enrique Bernardo Núñez a la hora de "romper los velos de la fábula con los que las clases dominantes de nuestro país han querido, desde el cacao hasta el petróleo, endulzarnos la historia".

Autor

  • JR.