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LiteraturaBiografía

Núñez de Pineda y Bascuñán, Francisco (1607-1680).

Escritor chileno, nacido en Chillán en 1607 y muerto en Locumba en 1680.

Vida

En 1614 murió su madre y su padre, el Maestre de Campo General Álvaro Núñez de Pineda, se fue con él a Concepción, ciudad en la que se educó en el Colegio de los Jesuitas. Esta estadía, que duraría nueve años, fue significativa en los aspectos morales y humanísticos y se revelaría en su famosa obra Cautiverio feliz y razón individual de las guerras dilatadas del Reino de Chile.

Su padre lo incorporó al ejército en los grados más bajos para que “se formara en la acción”. Fue alférez, cabo y comandante de compañía antes de alcanzar el grado de capitán. Se desempeñó después, a pesar de su débil físico, en el famoso tercio de San Felipe de Austria, inicialmente con sede en Araúco y luego en Yumbel, cerca de la zona fronteriza del río Biobío.

En esa época, las correrías de Lientur asolaron los campos chillanejos y los indígenas dieron muerte a muchos soldados españoles, entre ellos al capitán general Osorio. El gobernador Luis Fernández de Córdoba lanzó los tercios hispanos sobre el enemigo. Hubo un encuentro en el estero de Las Cangrejeras el lluvioso 15 de mayo de 1629, en el que se batieron unos doscientos españoles y más de mil indios, que resultó desastroso para los hispanos. Nuestro joven soldado y posterior escritor fue herido con una lanza en la muñeca derecha, derribado de un mazazo que no llegó a matarlo y hecho prisionero por Maulicán, cacique de Repocura, lo que dio comienzo a su cautiverio, del que fue liberado, por canje de prisioneros, en el fuerte de Nacimiento el 29 de noviembre de ese mismo año. Núñez volvió luego a Chillán, donde se reencontró con su padre. Esta aventura lo habría llevado a escribir su más famosa obra, aunque también escribió, al parecer, unas Memorias del reino de Chile y de Don Francisco de Meneses.

En 1654 Núñez fue nombrado comandante del fuerte de Boroa, momento en el que se vio hostigado por las injusticias del gobernador Acuña y Cabrera. Entre 1656 y 1662 ejerció como Maestre de Campo en Concepción. Pretendió algunos cargos pero, a pesar de sus méritos, no obtuvo mayores satisfacciones. Sólo la mediación de fray Diego de Humanzoro, obispo de Santiago, ante el Rey, consiguió que hacia 1665 pudiese desempeñar cargos con mejor renta. Vivió en Arica entre 1667 y 1672 y en Valdivia, desde fines de 1673 hasta 1675. El virrey del Perú lo llamó luego a Lima para servir al corregimiento de Moquegua; sin embargo, falleció en el camino, en Locumba, el 5 de mayo de 1680.

El Cautiverio Feliz es, de esta manera, una relación autobiográfica muy importante y valiosísima desde el punto de vista histórico y literario. El relato comienza una vez que Pineda fue hecho prisionero por los indígenas al mando del toqui Lientur, quien intervino para que el cacique Maulicán, que fue quien apresó al español, no hiciese caso de los restantes indígenas y conservara la vida al prisionero:

Tú solo, capitán esforzado y valeroso, te puedes tener en la ocasión presente por feliz y el más bien afortunado, y que la jornada que habemos emprendido, se ha encaminado sólo a tu provecho; pues te ha cabido por suerte llevar al hijo del primer hombre que nuestra tierra ha respetado y conocido...”

Con estas palabras, Maulicán accedió y se convirtió, entonces, en amo y señor del cautivo y emprendió con éste el camino del sur. En su relato, Núñez contempla a los indígenas mapuche en su dimensión humana y cultural, en sus costumbres cotidianas, fiestas, excesos y en sus sentimientos nobles. Por contraste con el buen trato que le brindaron, hace ver también las injusticias y ofensas infligidas a ellos por los españoles, a los que atribuye haber provocado la justa rebelión mapuche en defensa de sus valores y su honra. Denuncia casos de crueldad y abuso sobre los “bárbaros gentiles”, como los llama en ocasiones. También, y a través de toda su obra, hace patente su profunda religiosidad, ya sea frente a las tentaciones a que continuamente lo sometían algunas muchachas indígenas o los padres de ellas, que querían casarlas con el español, o en otras situaciones apremiantes. También hizo esfuerzos en torno a la cristianización de los indígenas, especialmente de los jóvenes a quienes enseñaba a rezar y bautizaba. Este aspecto se demuestra también en los agradecimientos a Dios o a la Virgen cada vez que debía enfrentarse a algún peligro.

En su libro, Núñez aparece como un joven -tenía sólo veinte años cuando fue apresado- de buen carácter, dócil y de trato agradable, que gozó entre los indígenas, sobre todo entre los niños, de especial simpatía. Lejos de las crónicas que abundaron en el Reino de Chile en la época, la obra no está escrita con criterio científico ni pretende dar la visión de una etapa histórica. Es una narración sencilla, directa y amena, que no pretende mayores fines que mostrar una realidad, no conseguir vocaciones, impresionar a los lectores o crear una épica del fin del mundo a partir de la sobrevaloración del paisaje o las proezas de los españoles. El libro constituye asimismo un documento insustituible para conocer las costumbres de los indígenas.

Bibliografía

  • ANADÓN, J. Pineda y Bascuñán, defensor del araucano: vida y escritos de un criollo chileno del siglo XVII. (Santiago:1977).

Autor

  • Andrea Viera