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HistoriaBiografía

Nithard , Johannes Eberhard (1607-1681).

Jesuita austríaco nacionalizado español -Johaness Everhard Nithard en alemán-, nacido el 8 de diciembre de 1607 en Schloss Falkenstein (Tirol austríaco) y muerto el 1 de febrero de 1681 en Roma, que fue confesor de la reina Mariana de Austria (regente durante la minoría de edad de su hijo Carlos II) y fue también valido suyo entre 1666 y 1669.

Vida

Miembro de una familia perteneciente a la pequeña nobleza, aunque empobrecida, sufrió en su niñez las rivalidades religiosas de la Guerra de los Treinta Años: su padre -funcionario imperial- sufrió persecución y su casa quemada, y él mismo fue maltratado y estuvo a punto de morir lapidado por manos protestantes, de las que se salvó gracias a la llegada de tropas amigas. Tras ello, participó en dicha guerra como alférez de la Liga Católica (1625), hasta que en 1628 decidió hacerse jesuita -según parece, por la lectura de la obra de Tomás de Kempis, La imitación de Cristo-. Hizo sus estudios en Graz, institución en la cual ejerció como profesor de Filosofía y Derecho Canónico y de donde saltó al colegio de Viena para enseñar Teología. Posteriormente, el emperador Fernando III de Austria le encomendó la dirección espiritual de sus hijos los archiduques Leopoldo y Mariana, la cual fue acompañada de Nithard cuando, tras su matrimonio con Felipe IV, se trasladó a España (1649).

Al morir Felipe IV en 1665 y hacerse cargo Mariana de Austria de la dirección del Consejo de Regencia constituido a causa de la minoría del heredero, Carlos II (nacido en 1661), y formado por el presidente del Consejo de Castilla, el vicecanciller de Aragón, el arzobispo de Toledo, el Inquisidor General, el consejero de Estado y un representante de la nobleza, el propio Nithard -por influencia de la Reina- entró en él como primer ministro después de ser nombrado presidente del Consejo de Inquisición (1666); ni siquiera el doble impedimento de ser jesuita y extranjero (los miembros de la Compañía de Jesús tenían prohibida la actividad política, y por otra parte el cargo de Inquisidor General estaba reservado a españoles) lo impidió; es más, en su intención de evitar lo primero, el papa Alejandro VII dio las licencias necesarias, y para que no sucediera lo segundo, la Reina le naturalizó español.

Aunque Nithard llevaba una vida ejemplar y se dedicó voluntariosamente a su nuevo cargo, no tenía dotes políticas y pronto se hizo impopular. A la predisposición que existía hacia él por ser extranjero le siguió una abierta oposición por sus medidas morales y sus fracasos militares; se encontró, pues, con la antipatía de todos: nobleza (especialmente del hijo natural de Felipe IV, el influyente Juan José de Austria), clero (incluido el papa Clemente IX) y pueblo. Prohibió diversiones tan populares como las representaciones teatrales y las corridas de toros, e implicó a España en la Guerra de Devolución (1667-1668) contra Luis XIV, con derrotas españolas en los Países Bajos y el Franco Condado. Así, Juan José de Austria, que ya había tratado sin éxito de apartar a Nithard del poder y hacer a la Reina retirarse a un convento, volvió de su exilio en Aragón y reanudó sus presiones sobre Mariana de Austria para que despidiese a su valido. Ésta consultó el parecer de la Junta de Gobierno y de los consejos, que recomendaron la destitución para evitar el riesgo de sublevaciones. La poca ventaja obtenida en la paz de Aquisgrán con Francia en 1668, en que se cedieron algunas plazas del Flandes meridional aunque se recuperara el Franco Condado, y el fracaso de la paz de Lisboa en 1668, por el que se debió reconocer la independencia portuguesa, urgido además por una posible prisión por traición, ya que había tramado una conspiración para atentar contra Nithard, fueron aprovechados por don Juan José para marchar de Barcelona a Torrejón de Ardoz -a una treintena de kilómetros de Madrid-, desde donde dio un ultimátum a la reina.

Una segunda consulta a la Junta de Gobierno y al Consejo de Castilla fue desfavorable a Nithard, quien por su parte había pedido a Mariana de Austria ser retirado de sus cargos; así, fue finalmente destituido, y enviado a Roma como embajador extraordinario en febrero de 1669. Nombrado obispo de Edesa en 1671 y cardenal en 1672 por el papa Clemente X, permaneció en la ciudad papal hasta su muerte en 1681, aunque fue reclamado por la reina en más de una ocasión. Escribió en los úúltimos años de su vida unas Memorias, en que se justificaba políticamente; y algunas obras teológicas en defensa de la Inmaculada Concepción y otras cuestiones.

Bibliografía

  • ALDEA, Q., MARÍN, T. y VIVES, J. Diccionario de Historia Eclesiástica de España. Vol. III. (Madrid: CSIC, 1973).

  • ARTOLA, M. (dir.). Enciclopedia de Historia de Españña. Vol. 4: “Diccionario biográfico”. (Madrid: Alianza Editorial, 1994).

Autor

  • Bernardo Gómez Álvarez