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ReligiónHistoriaBiografía

Nicolás de Bari, San (ca. 280-ca. 350).

Obispo de Myra, nacido, según la tradición, en Patara, en la antigua Licia (sudoeste de la actual Turquía), y muerto en Myra (Turquía). Pese a que las fechas de su nacimiento y muerte se suelen considerar en torno a los años 280-350, algunas tradiciones, entre ellas la holandesa, sitúan su nacimiento en el año 271, y su muerte en el 342 o 343.

Casi todo lo que sabemos de la vida de San Nicolás es a través de las abundantísimas leyendas surgidas en torno a él desde la misma época en que vivió. Se cree que era de familia noble y que recibió una esmerada educación. A la muerte de sus padres, como consecuencia de una epidemia, regaló todos sus bienes a los pobres y profesó como monje en el monasterio de Sión. Cuando tenía sólo diecinueve años fue ordenado sacerdote por su tío, el obispo de Myra, a quien sucedería muy pronto. Se cree que desempeñó un papel muy activo en el concilio de Nicea, y que murió en el cargo de arzobispo de Myra, en torno al año 350.

Las leyendas de San Nicolás.

San Nicolás fue, desde muy temprano, un santo estrechamente relacionado con los niños. Según algunos autores, ello pudo deberse a su juventud en el momento de ser ordenado sacerdote y luego obispo, que le hizo acreedor del título de "niño obispo"; según otros, porque su generosidad hacia los niños y los pobres le ganó la consideración de "obispo de los niños". Lo cierto es que, desde fechas muy antiguas, se le atribuye tanto la actividad de salir por las noches, montado en un burro, a repartir regalos a los niños y a los pobres, como innumerables milagros que tienen como destinatarios principales a los niños.

Aunque son muchísimos los hechos prodigiosos que se le atribuyen, existen dos ramas de milagros principales:

- La llamada de "Las tres hermanas", que le presenta como generoso repartidor de dones y regalos. La leyenda tiene por escenario su ciudad natal, Patara, donde la falta de posibilidades económicas y de dote llevó a un padre a decidir vender a sus tres hijas. San Nicolás, en secreto, arrojó bolsas (o manzanas) de oro a través de una ventana, para que fuesen a caer en calcetines frente a la chimenea. Ello salvó de su triste destino a las tres muchachas. Sin embargo, al asistir a la hija más joven, fue descubierto por el padre, que desde entonces se dedicó a pregonar la generosidad del obispo por todas partes. De allí surgió la devoción a San Nicolás como generoso provisor de dones y regalos a los necesitados.

- La llamada de "Los tres hermanos", que le presenta como resucitador de niños. La leyenda tiene por escenario una posada donde San Nicolás sueña que tres niños hermanos que se alojaban allí eran asesinados por el posadero para robarles sus bienes. Al despertar, obligó al asesino a confesar su crimen y resucitó a los niños. Un tipo de leyenda muy relacionada con ésta, y difundida sobre todo a partir de la Edad Media en toda Europa, presenta la resurrección de tres niños quemados en un horno gracias a la intervención milagrosa del santo.

No es extraño, a la vista de estas tradiciones milagreras, que San Nicolás haya sido adoptado como patrón de los niños, y que la fecha de su onomástica (o de su muerte, según algunas tradiciones), localizada al principio en la primavera, y luego el 6 de diciembre, se instituyera como típica para hacer regalos a los niños.

San Nicolás es también patrón de las jóvenes casaderas. Otros milagros que se atribuyeron al santo fue el de la resurrección de un marinero ahogado, que le convirtió en patrón de los navegantes; y el de libertador de tres presos inocentes, que le convirtió en patrón de los inocentes (en tradiciones como la alemana sigue desempeñando un papel importante en la fiesta del 28 de diciembre). San Nicolás es también patrón de los boticarios y farmacéuticos, de los comerciantes, de los albañiles y de los constructores de puentes.

Poco después de la muerte de San Nicolás, comenzó a propagarse su culto y a erigirse iglesias dedicadas a él. Desde Oriente, su leyenda fue extendiéndose a todas partes, y pronto llegó a ser patrón tanto de los vikingos cristianizados como de Rusia. A partir del siglo X, su leyenda adquirió gran arraigo en Occidente, particularmente en Alemania. Su fama creció enormemente cuando unos marineros aseguraron haber robado sus restos de la catedral de Myra y los depositaron (en el año 1087) en la iglesia de San Esteban de Bari, que se convirtió inmediatamente en centro de peregrinaciones y en escenario de sonados milagros. La historia de los supuestos restos de San Nicolás adquirió tintes todavía más curiosos cuando, en 1970, el Papa Pablo VI envió las reliquias del santo al obispo de Brooklyn (Nueva York), que se las cedió en 1972 a la Iglesia católica ortodoxa de la misma ciudad.

Aunque hasta el siglo XIII la conmemoración de San Nicolás se realizaba en la primavera, a partir de 1254 su fiesta se trasladó al 6 de diciembre. Por aquella época, comenzaron a surgir otros grandes focos de su culto religioso, como el de San Nicolás de Port, en la región francesa de Lorena, y se afianzó su imagen de obispo viajero que, cuando iba a lomos de su burro, gustaba de entregar regalos a los niños.

A mediados del siglo XVI, el movimiento contrarreformista intentó atenuar los cultos y creencias más o menos heterodoxos en torno a su figura, y lanzó la idea, en los países germánicos, de que quien traía regalos a los niños era el propio Niño Jesús, bajo la advocación de Christkind o Christkindel, en la noche de Navidad. La figura de San Nicolás resistió bien a este competidor, y aunque se vio obligado a trasladar la fiesta de la entrega de regalos también a la noche de la Navidad, se mantuvo como protagonista de esta actividad, hasta el extremo de que el desafortunado Christkindel acabó convirtiéndose en riss Kringle, una de las advocaciones germanas de San Nicolás-Santa Claus. En diversas regiones de España, sobre todo en el País Vasco y en Navarra, los niños han seguido hasta el siglo XX pidiendo aguinaldos en la noche de Navidad (y también en las de Año Nuevo y Reyes) con invocaciones a San Nicolás.

La inmensa popularidad de San Nicolás como santo que entregaba regalos, sobre todo a los niños, hizo que su perfil se contaminase o fundiese, en diversos lugares de Europa, con otros personajes míticos y religiosos, anunciadores o portadores de la fecundidad, a los que se atribuían hechos parecidos. Por ejemplo, con diversos tipos de gnomos, a los que desde antaño se atribuían recompensas o castigos según fuera el comportamiento de los niños; con el "Father Christmas" o "Padre Navidad" inglés; con el Padre Invierno nórdico; con el "Bonhomme Noël" o "Buen Hombre de la Navidad" francés; con la vieja Beffana italiana; con el el Knecht Ruprecht alemán; con el Hans Trapp alsaciano, etc.

Innumerables fueron también los personajes más o menos derivados de él que surgieron en muchas tradiciones locales europeas e incluso americanas. Aparte del "Santa Claus*" norteamericano, pueden citarse el "Kolya" de Rusia, el "Niklas" de Austria y de la Suiza alemana, el "Pelze-Nichol" de Baviera, el "Semiklaus" del Tirol, el "Gran Klaus" o "Bonhomme Noël" ("Buen Hombre de la Navidad") de Alsacia; el "Svaty Milukas" de Chequia, el "Sinter Klaas", "Sinter Claes", "Sinterklaas", "Sint Nicolaas", "Sankt Nikolaus", "Sint Nicoloses", "Nickel Klas" o "Nikolaus" de los Países Bajos; el "Père Noël" ("Padre Navidad") de Francia, etc.

Entre todas las tradiciones europeas, es seguramente la holandesa la que más se ha dejado impregnar por las leyendas y creencias relativas a este santo de origen turco. Se tiene constancia de la vitalidad de su culto en Holanda desde al menos el siglo XIII, en que su fama fue quizás traída por los marineros, que le convirtieron en su santo patrón. Pronto también sería adoptado como patrón por la ciudad de Amsterdam.

Se tienen muchos datos sobre la celebración, desde muy antiguo, de la fiesta del 6 de diciembre en los Países Bajos, y sobre la estrecha vinculación de esa fiesta y de la figura de San Nicolás con los niños. Era común, por ejemplo, que en los monasterios y escuelas, un monje-profesor, disfrazado de San Nicolás, recompensase o castigase cada 6 de diciembre a sus alumnos, según su comportamiento durante aquel año.

Todavía hoy, en Holanda, es el 6 de diciembre la fecha en que los niños reciben sus regalos. Esta fiesta está precedida por el gran acontecimiento de la llegada al puerto de Amsterdam, el último sábado del mes de noviembre, del barco que trae al santo y sus regalos. Tras desembarcr en el puerto a bordo de la barcaza Spanje ("España"), San Nicolás es el protagonista de un vistoso desfile por la ciudad, a lomos de un caballo blanco, en traje de obispo y con una larga barba blanca. Es acompañado por un sirviente negro, "Zwarte Piet" ("Pedro el Negro"), vestido a la antigua usanza española, que lleva un saco de golosinas para regalar a los niños buenos. Cuando el saco quede vacío, se supone que meterá en él a los niños malos para llevárselos a España. Cuando llega la noche, lo común es que San Nicolás y su paje vayan llamando a las casas, escuchando a los niños, y recibiendo encargos de regalos. Después de que los niños dejen en lugares bien visibles algo de comida para el caballo del santo y de que se acuesten, se supone que, a lomos del prodigioso animal, San Nicolás sobrevuela todos los hogares y deja los regalos junto a la chimenea o en los zapatos de los niños. La tradición obliga a que cada regalo esté envuelto de forma original y acompañado de versos graciosos sobre el destinatario, que debe leerlos en voz alta delante de su familia.

La potencia y vitalidad de las creencias holandesas sobre San Nicolás hicieron que, cuando los holandeses desembarcaron en "Nueva Amsterdam", o sea, en la isla de Manhattan, en 1621, construyeron una estatua de San Nicolás, e hicieron que su leyenda adquiriese creciente arraigo en las tierras del Nuevo Mundo. De hecho, la figura de Santa Claus*, que es la advocación específicamente norteamericana de San Nicolás, nació, a comienzos del siglo XIX, como derivado directo de las tradiciones de los holandesas establecidos en Norteamérica sobre San Nicolás. En el mismo siglo XIX, el Santa Claus norteamericano daría el salto a Inglaterra, donde revitalizó y se fundió con la figura autóctona del "Father Christmas"* o "Padre Navidad" inglés. Y de allí saltaría también al continente, especialmente a Francia, para conformar la figura del "Père Noël" o "Papá Noël" francés, deudor a su vez de otra figura autóctona, el viejo "Bonhomme Noël" o "Buen Hombre de la Navidad".

Bibliografía.

  • HEINECKE, Hedwige, "Saint Nicholas et les enfants en Allemagne", Revue des Traditions Populaires IV (1889) pp. 640-642.

  • WEISER, Francis X., Handbook of Christian Feasts and Customs (Nueva York, 1958).

  • RODRÍGUEZ, Pepe, Mitos y ritos de la Navidad: origen y significado de las celebraciones navideñas (Barcelona, 1997).

J. M. Pedrosa.

Autor

  • jmp