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LiteraturaBiografía

Negrón Muñoz, Mercedes o Clara Lair (1895-1973).

Poetisa puertorriqueña, nacida en 1895 y fallecida en 1973. Aunque su verdadero nombre era el de Mercedes Negrón Muñoz, publicó sus obras de creación bajo el pseudónimo literario de Clara Lair. Por la hondura y calidad de su producción lírica, que aportó una de las mayores renovaciones postmodernistas a la evolución de la poesía puertorriqueña, está considerada como una de las grandes poetisas universales de las Letras hispanoamericanas del siglo XX, equiparable a otras figuras femeninas de la talla de la argentina Alfonsina Storni, la uruguaya Juana de Ibarbourou o, dentro de su propio país, Julia de Burgos.

Nacida en el seno de una familia acomodada de provincias, altamente influyente en las esferas políticas y culturales de la isla antillana, recibió una esmerada educación que le permitió desarrollar muy pronto su innata vocación literaria. Alentada por estas preocupaciones intelectuales (en las que iban adquiriendo gran peso las cuestiones relacionadas con los derechos de la mujer), en su juventud se trasladó a San Juan y comenzó a integrarse en los principales círculos culturales y artísticos del país, al tiempo que trababa contacto con algunos autores consagrados, como Luis Lloréns Torres y Nemesio R. Canales. Así las cosas, pronto empezó a darse a conocer como escritora a través de las páginas de las prestigiosas revistas literarias Juan Bobo e Idearium, dos publicaciones de tendencia modernista que airearon los primeros artículos valientes y decididos de Clara Lair, en los que la joven escritora mostró su vivo interés por los derechos de la mujer y, muy especialmente, por el sufragio femenino.

Su vocación poética se despertó a raíz de un largo período de estancia en los Estados Unidos de América (1918-1928), donde experimentó un fuerte choque cultural que, sumado a una apasionada aventura amorosa, se tradujo en el poemario titulado Un amor en Nueva York (poemas de los años 1920 al 1928), libro que fue publicado póstumamente en 1979, seis años después de la desaparición de su autora, entre el conjunto de su Obra poética rescatada y ordenada por Vicente Géigel Polanco (San Juan: Instituto de Literatura Puertorriqueña, 1979).

De nuevo en su país natal, Clara Lair siguió cultivando el género poético hasta culminar un interesante volumen de versos que vio la luz a mediados de los años treinta, bajo el título de Arras de cristal (San Juan: Biblioteca de Autores Puertorriqueños, 1937). Considerado inmediatamente como uno de los grandes poemarios de las Letras antillanas del siglo XX, este libro reveló la voz de una poetisa plenamente inmersa en la corriente lírica postmodernista que, por aquellos años, alentó el quehacer poético de las grandes escritoras hispanoamericanas.

La buena impresión causada por la aparición de Arras de cristal se acrecentó aún más cuando, al cabo de trece años, la poetisa puertorriqueña dio a la imprenta un nuevo poemario titulado Trópico amargo (1950), obra que, junto a la anterior, venía a confirmar la plena asimilación, por parte de Clara Lair, de las principales claves que anidaban en la poesía femenina hispanoamericana de la primera mitad del siglo XX, particularmente dentro de su temática amorosa. En efecto, a través de ambas obras puede juzgarse una experiencia vital apasionada que, partiendo del inicial desbordamiento de la ilusión ante el nacimiento de una relación amorosa, culmina en la tristeza y el escepticismo final, derivado de la falta de correspondencia obtenida a cambio de la total entrega amorosa. Pero, dentro de esta casuística amatoria común a tantas obras poéticas de autoras hispanoamericanas, en la poesía de Clara Lair surge una propuesta original que enriquece e individualiza su acento lírico: la proclamación gozosa de los goces sensuales del amor (en ocasiones, llevada en el papel hasta la exaltación de la relación erótica), en medio de un tono sincero y desinhibido que exige la equiparación de la mujer con el derecho del hombre a experimentar y exhibir su plenitud sensual. Hay, además, en los versos sensuales y jubilosos de Clara Lair una gozosa celebración de la pasión amorosa integrada en las fuerzas cósmicas, y presidida por una especie de panteísmo que exalta la dimensión natural -no trascendente- del placer que deparan los sentidos al ser humano.

Posteriormente, Clara Lair incrementó su corpus poético con la publicación del volumen de versos titulado Más allá del poniente (1950), libro que, ya desde su sombrío epígrafe, anuncia un contenido desprovisto de la exaltación gozosa presente en sus entregas anteriores, para mostrar a una autora vencida por la desilusión amorosa y solo expectante ante la rondadora presencia de la muerte.

Bibliografía

  • CUCHI COLL, Isabel. Dos poetisas de América. Clara Lair. Julia de Burgos (San Juan: Departamento de Instrucción Pública, 1965).

  • FERRÉ, Rosario. "Entre Clara y Julia. (Dos poetas puertorriqueñas)", en RI (Pittsburg), LII, 137 (1986), págs. 999-1006.

  • RAMÍREZ DE ARELLANO, Diana. "Tributo a la poesía de Clara Lair", en Revista del Instituto de Cultura Puertorriqueña (San Juan), X, 34 (1967), 51-55.

J. R. Fernández de Cano

Autor

  • JR