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HistoriaPolíticaBiografía

Navarra y Rocafull, Melchor de (¿-1691).

Político y administrador colonial español, duque de la Palata y vizconde de la Torrecilla, vigésimo segundo virrey del Perú (1681-1689). Aunque los datos relativos a su nacimiento permanecen en la oscuridad, sí se sabe que murió el 13 de abril de 1691, a la altura de Portobelo, en el navío que le transportaba de regreso a España, por causas desconocidas.

Sus padres fueron los duques de la Palata, familia vinculada con las casas reales de Aragón y Navarra y con los condes soberanos de Barcelona. Cursó estudios en el Colegio Mayor de San Salvador de la Universidad de Oviedo, finalizados los cuales incursionó en la carrera militar, y fue luego admitido en la Orden de Santiago. Desempeñó el cargo de vicecanciller de la Corona de Aragón y fue miembro, sucesivamente, del Consejo de Estado, del Consejo de Guerra de Castilla y de los Consejos de Nápoles e Italia. Su matrimonio con Francisca Tovalto y Aragón le confirió el título de príncipe consorte de Massa.

A finales de 1680 fue nombrado virrey del Perú, así que, apenas un mes después, el 28 de enero de 1681, zarpó de Cádiz. Hizo su ingreso oficial en Lima bajo palio el 21 de octubre de 1681. En su labor económica destaca el restablecimiento en la capital de la Casa de la Moneda en 1682, que había funcionado en Potosí desde 1572 por orden del virrey Toledo. Su preocupación principal se concentró en el aumento de la producción de las minas de plata potosinas, para lo que dispuso la realización de un nuevo padrón general de mitayos y una ampliación geográfica de las áreas que debían proveer de personal para este trabajo forzado que llegó a incluir a las provincias cuzqueñas de Canas y Canchis. Simultáneamente, dispuso una reforma en las minas de Huancavelica, para lo cual pactó con los azogueros la cesión a la Corona de la mina La Descubridora. En 1685 se publicó en Lima la recopilación de las Ordenanzas de Minas redactada por Tomás de Ballesteros.

Con respecto a la defensa, enfrentó el problema de la piratería rodeando Lima con una muralla de 14.000 varas de extensión y 34 baluartes, que fue seguida de otra defensa similar en la ciudad de Trujillo. En la capital peruana estableció 53 compañías de infantes y 13 de jinetes, fabricó 53 cañones y dispuso la creación de una Junta de Guerra encargada de aprobar todos los asuntos relativos a operaciones militares y navales. En 1686, ante el ingreso en el Pacífico del corsario flamenco Edward Davis, el duque de la Palata dispuso que la Armada al mando de Tomás Palavicino iniciara su persecución. Las naves españolas sostuvieron un enfrentamiento con Davis en las islas de las Perlas y, creyendo que habían dispersado el corsario, retornaron a Lima. Sin embargo, éste reagrupó sus fuerzas y tomó los puertos de Sechura, Chérrepe, Saña, Casma, Santa, Huaura y Pisco, y los saqueó. Con el apoyo financiero de los comerciantes limeños, el virrey ordenó la entrada en combate de las naves al mando de Nicolás de Igarza y Dionisio Artunduaga, quienes derrotaron a los corsarios en la Punta de Santa Elena en junio de 1687.

En el terreno administrativo, en calidad de presidente de la Real Audiencia conminó a los oidores a disciplinarse y cumplir sus funciones sin influencias particulares mediante la imposición de un reglamento de trabajo. Su crítica a los funcionarios se amplió a los miembros del Cabildo, tanto alcaldes como regidores, a los que acusó de falta de autoridad y dedicación al trabajo. Por último, en 1689 dictó el llamado conocido como bando de la mensura que prohibía en la capital los lujos y derroches.

En lo que se refiere al Patronato Real, se terminó en Cajamarca la construcción del convento de San Francisco en 1682 y se inició en la capital las edificaciones de la iglesia mayor de Santa Catalina y del hospital de Belén. Resaltó en este ámbito las continuas discrepancias jurisdiccionales entre el virrey y el arzobispo de Lima Liñán y Cisneros, pugnas en que también se vieron involucrados el inquisidor Álvaro Bernaldo de Quirós y los catedráticos de la Universidad de San Marcos. Durante su mandato tuvo lugar el terremoto de Lima y el de El Callao del 20 de octubre de 1687 que provocó la muerte de 1.100 personas, así como la ruina de numerosos edificios y templos.

A principios de 1689 la Corona comunicó al virrey el cese de su gobierno. En junio de ese año el duque de la Palata entregó el mando a su sucesor, el conde de la Monclova, y, transcurridos dos años en El Callao, partió después hacia España a retomar su puesto de presidente del Consejo de Aragón. Murió el 13 de abril de 1691 durante el viaje de regreso.

Bibliografía

  • HANKE, Lewis. Los virreyes españoles en América durante el gobierno de la casa de Austria. (Madrid: 1978).

  • MENDIBURU, Manuel de. Diccionario histórico biográfico del Perú. (Lima: 1933).

  • TAURO, Alberto (ed.). Enciclopedia ilustrada del Perú. (Lima: 1987).

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