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BiografíaCineMúsica

Morgan, Lina (1937-2015).

Nombre artístico por el que es conocida la actriz española Ángeles López Segovia, nacida en Madrid el 20 de marzo de 1937 y fallecida, también en Madrid el 20 de Agosto de 2015. Especializada en la creación e interpretación de personajes cómicos, a los que sabe dotar de una dimensión humana que despierta inmediatamente la ternura del espectador, ha triunfado ruidosamente en la escena teatral, en los platós cinematográficos y en los estudios televisivos, donde está considerada como una de las actrices más populares, taquilleras y captadoras de audiencia de todos los tiempos.

Lina Morgan

Sin duda alguna, su nacimiento en el castizo barrio madrileño de La Latina fue determinante en la forja del gracejo, el ingenio, los registros gestuales, la capacidad de improvisación, la habilidad lingüística y, en definitiva, todos los ingredientes que constituyen la poderosa vis cómica que ha adornado siempre a esta actriz singular. Todos estos factores, unidos a sus orígenes humildes (era la cuarta de los cinco hijos nacidos del enlace entre Emilio López y Julia Segovia), explican el desbordado cariño y la ininterrumpida fidelidad que siempre ha mostrado hacia ella su nutrida legión de admiradores, generalmente procedentes de unas capas sociales medias o bajas, en las que resulta fácil encontrar muchos seres reales que se identifican plenamente con los personajes ficticios encarnados por Lina Morgan.

Las limitaciones que afectaban a la economía doméstica de su familia impidieron que la joven Ángeles López Segovia completara los estudios primarios que había recibido en una escuela municipal (institución tan modesta que, para albergar a sus alumnos, les exigía la aportación de sillas y otros enseres de sus propias casas). Así las cosas, pronto se vio obligada a contribuir en el mantenimiento de la economía familiar, para lo cual se empleó, junto con su hermano José Luis, en la recogida callejera de cartones y envases de vidrio. Sin embargo, y a pesar de la escasa formación que había recibido, su inteligencia natural, su condición despierta y el tesón que animaba cada uno de sus proyectos lograron convencer a sus padres para que la inscribieran en unas clases de baile, aprobando así los proyectos artísticos que orientaron desde siempre la vida de su hija.

Apenas tenía trece años de edad cuando debutó como solista de baile clásico español, dentro de una compañía infantil llamada "Los Chavalillos de España". Un año después ya formaba parte del coro de una revista, género musical en el que, andando el tiempo, acabaría por convertirse en la mayor estrella de su tiempo, tanto en su condición de intérprete como en su calidad de empresaria teatral. Ya por aquel entonces se anunciaba bajo el nombre artístico de Lina Morgan, cuya sonoridad -captada a través de las aventuras del pirata Morgan- les pareció muy adecuada a la propia actriz y a su inseparable hermano.

Contaba todavía catorce años de edad cuando se embarcó en su primera gira artística, que la llevó hasta el "Teatro Pérez Galdós" de la capital canaria. De regreso a Madrid, se encontró con que la compañía en donde bailaba había decidido prescindir de sus servicios, por lo que recurrió a la recomendación de su hermano mayor (que, a la sazón, trabajaba en el Ballet Nacional) para conseguir un contrato en una sala de fiestas de la Gran Vía madrileña. Corría entonces el año de 1952, primero de una serie de ellos en los que la incipiente carrera de Lina Morgan habría de pasar por numerosas dificultades.

Pero al comienzo de la década de los sesenta, cuando su nombre ya era de sobra conocido en los ambientes musicales y teatrales de Madrid, Lina Morgan comenzó a desempeñar pequeños papeles en algunas películas, por medio de los cuales demostró que estaba capacitada para triunfar en el mundo del Séptimo Arte. Enseguida le llovieron ofertas procedentes de varios directores y productores españoles que, conscientes de su enorme tirón popular, vislumbraron los futuros éxitos de las películas protagonizadas por ella. Y así, en 1962 rodó Vampiresas de 1930; en 1962, Objetivo, las estrellas; en 1963, Julieta engaña a Romeo; en 1965, Las que tienen que servir; en 1967, Soltera y madre en la vida; y en 1970, La tonta del bote, uno de sus trabajos más aplaudidos, junto con el espléndido papel que desempeñó en Una pareja distinta, del director zaragozano José María Forqué, en compañía del actor José Luis López Vázquez. Además, ha trabajado en el cine junto a cómicos de la talla de Tony Leblanc, Miguel Gila y Juanito Navarro -con quien protagonizó, en 1967, Escala en HI-FI, su primera serie para la televisión-. No es de extrañar, por ende, que ya en 1969 fuera galardonada con el Premio de la Popularidad.

Estos éxitos en el mundo del celuloide, reforzados por los papeles teatrales que seguía representando en Madrid (y divulgando luego, en giras, por todas las provincias), hicieron de Lina Morgan una estrella del firmamento artístico español, aupada y sostenida por un público incondicional que, poco a poco, iba apoderándose del repertorio de tics y personajes propios de la actriz, y exigiendo una y otra vez su puesta en escena. Advirtió entonces Lina Morgan que, lejos de experimentos o innovaciones, a esta legión de incondicionales debía ofrecerle siempre (tanto en teatro como en cine o televisión) el mismo esquema argumental y los mismos personajes básicos que esperaba encontrar en cualquiera de sus actuaciones, con lo que pasó a convertirse en una actriz encasillada que, lejos de cansar con sus reiteraciones, cada vez ganaba un mayor número de adeptos. Creó, a partir de este convencimiento, su propia compañía teatral, con la que debutó en el madrileño Teatro Barceló en 1979; y, a pesar de que esta primera aventura empresarial acabó en un rotundo fracaso, la tenacidad de Lina Morgan -y su convencimiento personal de que había dado con una fórmula infalible para colgar todos los días el cartel de "no hay billetes"- la animó a volver a presentarse en el Teatro de La Latina, en el que cosechó un sonoro triunfo con la revista titulada La marina te llama, que permaneció en la cartelera madrileña durante tres temporadas.

Al comienzo de la campaña siguiente presentó, en el mismo escenario, la revista musical Vaya par de gemelas, en la que asumía la representación de los papeles de las dos protagonistas; con este montaje no sólo colgó ininterrumpidamente el susodicho cartel de "no hay billetes", sino que batió todos los récords de recaudación en taquilla. Su profesionalidad, acrecentada por la devoción de sus fieles seguidores, la mantuvo sobre las tablas el día 8 de diciembre de 1982, fecha en la que el cadáver de su padre estaba de cuerpo presente. Ya por aquel entonces se había convertido en un fenómeno inusual dentro del mundillo del espectáculo artístico español, fenómeno que rebasaba los límites castizos del público madrileño para llegar hasta el último rincón de la Península, desde donde se organizaban excursiones a Madrid para asistir, como principal objetivo de las mismas, a las funciones de Lina Morgan en el teatro de La Latina.

Tras haber recibido, en el transcurso de aquel mismo año de 1982, el Premio "Miguel Mihura" (otorgado a la mejor actriz española) y el Premio Naranja (concedido por los periodistas españoles a la personalidad del año que con mayor simpatía les ha atendido), en 1983 estrenó en Valencia una nueva revista, siempre basada en su exitosa fórmula teatral, titulada Hay que decir sí al amor. De nuevo la masiva asistencia de espectadores colmó las expectativas de la actriz y empresaria, que se valió de las fuerzas recibidas a través de estos triunfos para superar un grave desprendimiento de retina que, en 1984, le obligó a someterse a una intervención quirúrgica y a permanecer durante tres meses en reposo, alejada de cualquier actividad laboral.

Pero el respaldo de su público seguía refrendando su quehacer artístico. Alentada por todos esos éxitos profesionales, despreció los malos recuerdos de su primera aventura empresarial y convenció a José Luis, su hermano y mánager, para que ambos hipotecaran todo cuanto tenían, con la valiente decisión de adquirir aquel teatro de su barrio y convertirlo en la sede estable de su propia compañía. Este sueño de Lina Morgan se hizo realidad en 1985, año en el que se le concedieron la Medalla de Oro al Mérito en el Trabajo y la Medalla al Mérito Artístico -concedida por el Ayuntamiento de Madrid-, y en el que fue distinguida y homenajeada con la entrega del "Garbanzo de Plata".

En 1987 estrenó en su teatro de La Latina la revista El último tranvía, dirigida por Víctor A. Catena, que, tras permanecer en cartelera hasta 1991, dejó un balance de dos millones de espectadores. Realmente, pocas veces ha subido a escena una pieza que haya sido tan contemplada y aplaudida; pero, cuando todo parecía indicar que este éxito había de resultar insuperable, el estreno de su siguiente revista, Celeste no es un color (original de Roberto Romeo) causó tal conmoción que arrancó las lágrimas de la propia actriz, sobre las tablas, en medio de una atronadora ovación. Estos logros profesionales venían refrendados por el éxito empresarial, como lo confirma el nombramiento de "Empresaria del Año" que, en 1989, recibió por parte de la Cámara de Comercio.

Tanta felicidad se vio súbitamente truncada en 1995, cuando, víctima de una penosa enfermedad, falleció su hermano José Luis, que había sido su mánager y compañero de aventuras empresariales a lo largo de toda su trayectoria artística. El dolor de Lina Morgan fue tan intenso que le llevó a declarar que nunca se repondría de tal pérdida, lo que causó una honda preocupación entre sus fieles partidarios. En efecto, desde entonces el viejo Teatro de La Latina ya no registra los impresionantes llenos que había de albergar, noche tras noche, cuando estaba anunciada la aparición de Lina Morgan sobre sus tablas; pero, a cambio, la veterana actriz madrileña continuó acrecentando el número de sus seguidores a través de la pequeña pantalla, sobre todo a raíz de un pase por televisión de la ya mencionada obra Celeste no es un color, que, en la noche de Navidad de 1993, fue contemplada por más de nueve millones de espectadores.

Las grandes cadenas de televisión, conscientes del reclamo que supone anunciar a Lina Morgan como un componente fijo de su programación, comenzaron a disputarse sus servicios, hasta que Antena 3 comenzó a emitir Compuesta y sin novio, una serie de Pedro Masó que, protagonizada por la actriz madrileña, alcanzó una de las mayores cuotas de pantalla. En reconocimiento de esta labor en televisión, la revista TP, que concede los premios anuales que llevan su mismo nombre, otorgó el "TP de oro" de 1995 a Lina Morgan. A partir de entonces, su presencia en la pequeña pantalla empezó a ser constante: ese mismo año presentó el programa especial de Navidad de Televisión Española, y en 1996 estrenó en la Primera de Televisión Española una serie de 26 capítulos, llamada Hostal Royal Manzanares, que batió todos los índices de audiencia hasta alcanzar cotas insospechadas, lo que obligó a sus productores a ofrecer una nueva entrega de episodios en septiembre de aquel mismo año. Nuevamente en TVE-1 reapareció en 2001 con la serie Academia de baile Gloria, una serie de 17 capítulos y en 2004 la serie ¿Se puede?, que la dirección de la cadena estatal decidio programarla en verano en horario de noche (23:00), lo cual fue criticado duramente por la actriz.

Lina Morgan en Hostal Royal Manzanares

Desde entonces no se la veia mucho por la pequeña pantalla, algunas apariciones en series como Aquí no hay quien viva o Escenas de matrimonio. En junio de 2010 vendió al grupo Focus el Teatro de La Latina. Su última aparicion fue en la gala de La 1 de TVE para la noche de los Reyes Magos del año 2012, donde acompaño a Ana Obregon.

Durante los últimos años arrastró una grave neumonía, que terminó de complicarse con el fallecimiento de su hermana mayor Julia en la Nochebuena de 2014. Lina Morgan decidio pasar el resto de su enfermedad en su domicilio, donde falleció el 20 de Agosto de 2015.

Además de los numerosos galardones y homenajes ya mencionados, Lina Morgan ha sido distinguida también con el Premio "Fotogramas de Plata" a la mejor intérprete teatral en 1987, y con el Premio Empresa y Economía de 1992, por su labor empresarial al frente del teatro. En 1999 fue premiada con la Medalla de Oro al Mérito en las Bellas Artes que concede el Consejo de Ministros. Obtuvo tres premios TP de Oro a la mejor actriz por Compuesta y sin novia en el año 1994 y por Hostal Royal Manzanares en los años 1996 y 1997. En 1998 obtuvo el Premio especial del jugador en los Premios Ondas y una Antena de Oro en el año 2003.

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