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ReligiónBiografía

Montoya Upegui, Laura (1874-1949).

Misionera colombiana, nacida en Jericó (Antioquia) el 26 de mayo de 1874 y fallecida en Medellín el 21 de octubre de 1949. Cuando tenía apenas dos años de edad, Laura perdió a su padre, y sus abuelos decidieron, de mala gana, llevársela a vivir con ellos a su finca, cerca de Amalfi (Antioquia). Muy pronto falleció también su abuelo, y su familia decidió que ella debía estudiar magisterio para sostener a su madre y a sus hermanos. Laura se trasladó a Medellín y se alojó en un manicomio. Pronto asumió la dirección de la institución. Esto le brindó la oportunidad de manifestar su carácter emprendedor.

Simultáneamente fue obsequiada con una beca del gobierno y entró a estudiar en el Instituto Normal.
En 1893 terminó sus estudios e inmediatamente comenzó a trabajar en la Escuela Superior de Amalfi. Trasladada a la Escuela Superior de Fredonia en 1895, un año más tarde pasó a Santo Domingo (Antioquia). Un sacerdote amigo le propuso a Laura fundar un colegio en Jardín (Antioquia). Al principio ella se negó, pero luego se entusiasmó cuando comprobó que cerca de este pueblo existía una tribu de indios Guapa a los que ella podía ayudar y visitar. Finalmente los indios fueron catequizados y bautizados por Laura. A partir de este momento dicó el resto de su vida al apostolado.
Al principio tuvo muchos opositores, porque algunas personas no entendían cómo y por qué una mujer se dedicaba a este tipo de actividades. El arzobispo de Medellín llegó a considerar a Laura como un "hervidero de ideas liberales" y trató, por todos los medios, de impedir su apostolado con los indios de Antioquia. Laura agotó todos los recursos disponibles en aquella época (1910) como pedir ayuda al presidente de la República, Carlos E. Restrepo y a las superioras de las comunidades religiosas. Ante la negativa, decidió enviarle una carta al Papa, donde le exponía la real situación de abandono y marginación política, social, económica e incluso religiosa en que se encontraban los indígenas latinoamericanos. La respuesta del Papa le llegó a través de la encíclica Lacrimabili statu, donde Su Santidad pedía a los obispos americanos velar por el bienestar material, moral y espiritual de los indígenas.
En 1916, la Santa Sede erigió a la Comunidad de la madre Laura como Congregación Diocesana, reconocida como la primera congregación misionera de Colombia, para la difusión de la fe entre indígenas y no cristianos. Fue así como en 1917, la madre Laura emprendió camino con sus misioneras por la zona de Dabeiba (Antioquia) y luego, en 1918, hacia San Pedro de Uré, lugar desconocido en medio de la selva. Allí permanecieron casi un año, hasta consolidar su obra. Cuando regresaron a Dabeiba, acababa de ser constituida la prefectura apostólica. Su primer prefecto fue el padre José Joaquín Arteaga, quien trató de revisar y cambiar el carisma que la fundadora había dado a su grupo de misioneras. La Madre Laura acudió al Obispo para solicitar su ayuda, pero éste le aconsejó que abandonara todo y regresara. En 1940 las misioneras lauritas se trasladaron a Medellín y allí pasó sus últimos nueve años la madre Laura, casi siempre sentada en una silla de ruedas sin poder visitar a sus indígenas.
Murió sin alcanzar a ser testigo de la aprobación canónica de su congregación. En 1964 se inició el proceso de su beatificación. Cuatro años más tarde recibió la aprobación pontificia y finalmente, en 1991 la Madre Laura fue declarada Venerable, como reconocimiento a su labor evangelizadora entre enfermos, desvalidos y, especialmente, entre indígenas. Actualmente las misioneras de la congregación popularmente conocida como de la Lauritas, se encuentran en más de 15 países de América, Europa y África.

Bibliografía

  • MESA, Carlos E.: La madre Laura, Medellín, Secretaría de Educación y Cultura de Antioquia, 1986.

Autor

  • CCG