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PinturaBiografía

Montenegro, Roberto (1885-1968).

Pintor mexicano, nacido en Guadalajara en 1885 y fallecido en Ciudad de México en 1968. Sus primeros estudios de pintura los realizó con Feliz Bernardelli. En 1904, viviendo ya en la ciudad de México, inició la carrera de arquitectura, que abandonó al poco tiempo para estudiar en San Carlos con Antonio Fabres, Julio Ruelas, Leandro Izaguirre y German Gedovius. Allí compartió aulas y docencia con los también estudiantes Diego Rivera, Ángel Zarraga y Francisco Goitia.

Becado por el gobierno mexicano, ingresó a la Academia de San Fernando, en Madrid. Durante su periodo de estudios en la capital española asistió a los talleres de Joaquín Sorolla e Ignacio Zuloaga. En 1907 viajó a París, donde se relacionó con el medio artístico y con figuras ya consagradas, como Picasso, Gris y Cocteau. Bajo el estímulo del ambiente parisino, Montenegro realizó algunos dibujos para la revista Le Temoin, ilustró La lámpara de Aladino y escribió un libro sobre el bailarín ruso Nijinsky.

Con el estallido de la Primera Guerra Mundial se vio obligado a residir en Mallorca, lugar en el que permaneció casi cinco años. Durante su destierro provisional conoció a Anglada Camarasa, pintor catalán de gran prestigio por entonces, que ejerció una influencia notoria, aunque momentánea, sobre la obra del mexicano.

De regreso a su país, empezó a pintar los frescos del convento de San Pedro y San Pablo por encargo de José Vasconcelos, quien apreciaba sus dones artísticos. En 1924 terminó el mural Fiesta de la Santa Cruz -obra justamente elogiada- en la escalera principal del citado edificio. Admirador y promotor de las artes populares, contribuyó a su revalorización colectiva mediante diversas iniciativas, entre las que destacó la organización de la primera muestra de artes populares, en 1921.

En los años treinta, además de publicar el libro Pintura Mexicana del periodo 1800-1860, colaboró con Marc Chagall en el diseño de la coreografía del ballet Aleko, y con Antonio Leal en Le simoun, ballet de Lenormand.

Se consagró como un retratista consumado, dueño absoluto de sus medios, que desplegaba con elegancia, como puede apreciarse en el retrato que hizo a su amigo Chucho Reyes Ferreira, obra que hoy forma parte de la colección del Museo Regional de Guadalajara.

En 1951, fiel al gusto que tuvo siempre por el arte popular y colonial, publicó el libro Retablos mexicanos. Exhibió su obra con éxito, tanto en su país como en el extranjero, lo que le supuso múltiples reconocimientos. En 1965 recibió el honor de una exposición antológica en el Palacio de Bellas Artes de México, que abarcaba cinco décadas de su producción artística.

Autor

  • Sánchez