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PeriodismoLiteraturaBiografía

Montale, Eugenio (1896-1981).

Poeta, ensayista, periodista y traductor italiano, nacido en Génova en 1896 y fallecido en Milán en 1981. Autor de una extensa y profunda producción poética que, desde unos planteamientos éticos existencialistas, revela el malestar general del hombre del siglo XX, está considerado como una de las voces líricas más relevantes de las Letras universales contemporáneas. En 1975, la Academia Sueca le otorgó el Premio Nobel de Literatura "por su singular poesía, que, con una gran sensibilidad artística, ha interpretado los valores humanos desde una perspectiva de vida desilusionada y pesimista"; en la misma nota, los académicos suecos añadían -en una acertada valoración analítica de su obra- que "el escepticismo del poeta no está basado en la misantropía, sino en un indeleble sentimiento del valor de la vida y de la dignidad humana. Esto es lo que otorga a la poesía de Eugenio Montale su innata fuerza".

Vida

Nacido en el seno de una familia de comerciantes genoveses de clase media, cursó su enseñanza secundaria en diferentes escuelas técnicas que no habrían de condicionar su posterior dedicación al cultivo de la creación literaria. Por aquellos años de su adolescencia, el joven Eugenio Montale experimentó el despertar de una vocación artística que le impulsó a emprender unos estudios de canto bruscamente interrumpidos en 1917, cuando el estallido de la I Guerra Mundial le obligó a acudir al frente de batalla, con apenas veintiún años de edad, en calidad de oficial de infantería. Acabada la contienda bélica, regresó a su Génova natal y comenzó a integrarse en los principales foros artísticos e intelectuales del lugar, lo que le permitió darse a conocer como poeta con una primera selección de sus composiciones, publicada en 1922 en la revista genovesa Primo Tempo.

Cinco años después, ya consagrado de lleno al estudio de los saberes humanísticos y orientadas todas sus actividades profesionales hacia el ámbito de la literatura, Eugenio Montale se estableció en Florencia como trabajador de la editorial Bemporad, de donde pasó, en 1928, a dirigir el famoso Gabinetto Scientifico Letterario Vieusseux (Gabinete científico-literario Vieusseux), al frente del cual se mantuvo hasta 1939, año en el que fue destituido de su cargo por haber hecho públicas en reiteradas ocasiones sus ideas antifascistas (sus primeras críticas contra esta forma de totalitarismo habían quedado plasmadas en el célebre "Manifiesto de los intelectuales antifascistas", promovido por el filósofo, historiador y crítico literario Benedetto Croce). Las fructíferas relaciones de amistad que había mantenido en Florencia con algunas de las grandes figuras de las Letras italianas del momento (como el poeta y novelista siciliano Elio Vittorini, o el narrador y ensayista milanés Carlo Emilio Gadda), le permitieron despojarse paulatinamente de los lazos culturales y emocionales que le unían a su patria chica -bien patentes en sus primeras composiciones poéticas, de honda raigambre ligur-, para ir asimilando un tono de reflexiva madurez que pronto habría de dotar a su poesía de un alcance universal. Todo ello quedó reflejado no sólo en la evolución de su obra poética, sino también en las frecuentes colaboraciones que, por aquellos años, publicó en algunas revistas tan relevantes -dentro del panorama cultural italiano de la primera mitad del siglo XX- como Solaria, Pegaso, Pan y Letteratura.

Consumada su expulsión del Gabinete Vieusseux, Montale se afilió al Partido de Acción (de claro sesgo antifascista) y aceptó un puesto de redactor en el diario milanés Corriere della Sera, donde comenzó a ocuparse de la crítica musical y literaria para acabar convirtiéndose, en 1948, en el director del difundido rotativo. Con motivo de tal nombramiento, el poeta genovés fijó su residencia en Milán, en donde permaneció -salvo en los largos períodos de ausencia impuestos por los numerosos viajes que le obligaba a realizar su trabajo- hasta el fin de su longeva existencia. En 1967, el gobierno italiano quiso recompensar sus constantes preocupaciones socio-políticas designándole senador vitalicio de la República.

Obra

Poesía

Al margen de las composiciones primerizas que el joven poeta genovés diera a conocer en la revista local Primo Tempo, su irrupción en los cenáculos poéticos italianos vino de la mano del poemario titulado Ossi di seppia (Huesos de sepia, 1925), opera prima que reveló la deslumbrante maestría de un ya maduro Montale que, próximo a cumplir la treintena, hacía público a través de sus versos el desencanto provocado por la contemplación de un mundo en crisis, profundamente confundido por el resquebrajamiento de los valores morales que hasta entonces lo habían sostenido. La crítica contemporánea, que definió esta poemario de Eugenio Montale como "áspero y esencial", quedó perpleja ante la hondura existencial de unos versos que ponían de relieve la soledad y el caos que rodeaban al hombre moderno, inmerso en un desorden interior que le impedía aislar y combatir las causas del desorden exterior que lo abrumaba y confundía. Con la mera publicación de este título, Eugenio Montale quedó consagrado como uno de los maestros indiscutibles de la denominada "escuela hermética", heredera de la renovación del lenguaje poético que había introducido en la lírica italiana la generación literaria anterior (y, dentro de ella, los representantes de la "escuela crepuscular", como Giovanni Pascoli).

Surgió, pues, la figura de Montale como uno de los mejores exponentes de la "poética de lo negativo", caracterizada por su afán de expresar las inquietudes y tensiones que afectaban, en general, al ser humano, y en particular a la conciencia intelectual de la Italia de entreguerras, apesadumbrada por la reciente confrontación mundial y, dentro de sus fronteras, por el malestar ético-existencial que producía en las mentes más lúcidas la emergente implantación del fascismo. Así, el universo poético del primer Montale quedó delimitado por la derrota, la decepción y el pesimismo, y sólo en obras posteriores habría de hallar el poeta genovés algún pequeño resquicio para dar cabida al optimismo y la esperanza.

En efecto, a comienzos de los años treinta, con la publicación del poemario titulado La casa dei doganeri e altre poesie (La casa de los aduaneros y otras poesías, 1932), galardonado con el "Premio del'Antico Fattore", Eugenio Montale imprimió a sus versos un nuevo registro estilístico que, si bien venía a respetar en esencia los planteamientos éticos presentes en su anterior poemario, daba paso, en lo formal, a un tono coloquial y narrativo que, en buena medida, rebajaba la dimensión trágica del drama existencial reproducido en Ossi di seppia. En la evolución interna de la poesía de Montale, el brusco encuentro con el "mal de vivir" se presentaba ahora como un punto de partida desde el cual era posible formular una ética del resentimiento estoico que, aunque ya se alejaba notablemente del pesimismo radical de sus primeras composiciones, seguía mostrándose disconforme con el optimismo exagerado de que hacían gala los idealistas y los pragmáticos.

En este contexto apareció el tercer gran poemario de Eugenio Montale, titulado Le occasioni (Las ocasiones, 1939), obra que, ya desde el privilegiado frontispicio de su título, anunciaba el advenimiento de ciertas ocasiones que, en su fugaz presentación -a veces tan repentina y pasajera como un parpadeo-, podían dar lugar a la esperanza y a la salvación del ser humano. Configurado como un larga evocación de recuerdos y vivencias entre los que cobra una especial importancia el desfile de los objetos familiares y cotidianos, Montale inauguró con este libro de poemas su particular búsqueda de esas ocasiones que, entreveradas en lo más inmediato y rutinario, podían arrojar alguna luz sobre los últimos esbozos de autenticidad en la vida del hombre contemporáneo.

Por este sendero discurrió el resto de su producción poética, generalmente expresada a través de un lenguaje sólido, sobrio y afilado que, desde sus orígenes herméticos adornados de un cierto tono crepuscular, fue ganando en autonomía y claridad hasta lograr una formulación estilística de acusado matiz personal. En Finisterre (1943), las moderadas esperanzas que había comenzado a albergar Montale se diluyeron ante los efectos devastadores de la II Guerra Mundial, en la línea de ese sombrío pesimismo que, por aquellos años, volvió a apoderarse del pensamiento y el arte occidentales. Pero en La bufera e altro (La tormenta y otras cosas, 1956), donde volvieron a aparecer los dolorosos recuerdos que conformaban la obra anterior, Montale echó mano de una tenue ironía que hacía palpable su triste resignación, adoptada ante lo que, para él, llevaba impreso ya el marchamo de lo irremediable. Asumió, así, el poeta genovés la idea de un universo que, en su avance sin solución de continuidad hacia la muerte, le privaba inexorablemente de todos los consuelos que él, sin embargo, desde su "generosa tristeza", deseaba para el resto de los mortales. Esta "poética o teología negativa" quedó bien plasmada en el poemario titulado Satura (1965) y, sobre todo, en Xenia (1968), dolorosamente inspirado por la reciente desaparición de su esposa. Su desesperanzada soledad -cada vez menos férrea y hermética- se hizo patente también en Le stelle de Augia (1969), ejemplo de un sereno humanismo antirretórico que, desde su ausencia de confianza en la condición humana, deseaba -ferviente y paradójicamente- lo mejor para el prójimo.

En la última etapa de su trayectoria poética, Eugenio Montale, notablemente distanciado de sus comienzos herméticos, se dedicó a elaborar una especie de recapitulación crítica de su obra anterior. Dio, así, a la imprenta algunos títulos tan interesantes para el estudio de su singularísima evolución poética como La poesía non esiste (La poesía no existe, 1971), Trentadue variazioni (Treinta y dos variaciones, 1973) y Diario del 71 y del 72 (1973), a los que, tras la obtención del Premio Nobel, añadió Quaderno di quattro anni (Cuaderno de cuatro años, 1977) y Altri versi (Otros versos, 1981). Entre estas dos últimas obras intercaló, bajo el título de Todas las poesías (1978), la recopilación de sus escritos poéticos publicados hasta entonces.

Dentro del género poético, Eugenio Montale también cultivó con acierto la traducción de autores extranjeros, labor de la que ofreció una interesante muestra en Quaderno di traduzioni (Cuaderno de traducciones, 1948).

Obra en prosa

En su faceta de prosista, el escritor de Génova publicó La farfalla di Dinard (La mariposa de Dinard, de 1960, también traducida al castellano bajo el título de La mariposa del café de la plaza), una recopilación de sus mejores artículos periodísticos; Auto da fé. Croniche in due tempi (Auto de fe. Crónicas en dos tiempos, 1966), selección de crónicas culturales y costumbristas; Fuori di casa (1969), obra miscelánea en la que tienen cabida, junto con algunos relatos de sus numerosos viajes, otras muchas anotaciones críticas y varios textos ensayísticos; y Sulla poesia (Sobre la poesía, 1976), colección de escritos críticos centrados en el género poético.

Véase Italia: Literatura.

Bibliografía.

  • - URIBE, Armando. Una experiencia de la poesía: Eugenio Montale (1962).

J. R. Fernández de Cano

Autor

  • J. R. Fernández de Cano.