Milans del Bosch, Jaime (1915-1997).
Militar español nacido en Madrid, el 8 de junio de 1915, y fallecido en esa misma ciudad el 26 de julio de 1997. Hijo y nieto de militares de alta graduación, comenzó su carrera al ingresar en la Academia de Infantería de Toledo en 1934; participó y fue herido en la Guerra Civil, en la defensa del Alcázar de Toledo, donde a la sazón se encontraba como cadete; desde ese mismo año de 1936 y hasta el final de la contienda, luchó como oficial en la VII Bandera de la Legión; en 1941, participó con la División Azul en la campaña de Rusia.
Como jefe, tuvo destino de agregado militar en las embajadas de España en Argentina, Uruguay, Chile y Paraguay. En 1971 ascendió a general y ocupó el mando de la XII Brigada de la División Acorazada Brunete, número 1; en 1974, como general de división recién nombrado, estuvo al frente de esta unidad de élite del ejército español hasta 1977, año en que fue ascendido a teniente general; desde ese momento y hasta su proceso por rebelión militar, tuvo su destino en la Capitanía General de III Región Militar, de Valencia.
A pesar de que era uno de los militares más respetados, su nombre quedará en la historia no por su hoja de servicios sino, más bien, por ser uno de los jefes del golpe militar fallido del 23 de febrero de 1981 (el conocido como 23-F); en esa ocasión, Milans decretó el estado de excepción en Valencia poco después de que el teniente coronel de la Guardia Civil Antonio Tejero tomara por la fuerza el Congreso de los Diputados. Sólo el mensaje de su majestad el Rey Juan Carlos hizo que retirase los carros de combate de las calles valencianas y que, horas más tarde, levantase el toque de queda.
El 8 de marzo de 1981, Milans fue procesado junto a otros veinticuatro militares golpistas (entre ellos, el citado Tejero y el general Alfonso Armada Comín). Juzgado por un tribunal militar, el 3 de junio de 1982 fue condenado a 26 años y 8 meses de prisión y expulsado del ejército; sólo salió de la cárcel en 1991 tras haber cumplido los 75 años, aunque en ningún caso se mostró arrepentido. Tras su fallecimiento, fue enterrado en la cripta del Alcázar de Toledo.
