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LiteraturaBiografía

Mihura, Miguel (1905-1977).

Escritor español, nacido en Madrid el 21 de julio de 1905 y fallecido en su ciudad natal en 1977, que fue una de las figuras más brillantes del humorismo literario español, y fundó la revista cómica más famosa del periodismo hispano: La Codorniz.

A mediados del siglo XX, algunos autores europeos como el francés (de origen rumano) Eugène Ionesco y el irlandés Samuel Beckett pusieron de moda el llamado teatro del absurdo. En él, los diálogos incomprensibles y las situaciones disparatadas intentaban reflejar que la propia existencia humana era, en sí, un hecho absurdo: no tiene sentido nacer para morir, y mucho menos teniendo en cuenta todos los sufrimientos que se pasan por el camino.

Algunos autores españoles, como Miguel Mihura y Enrique Jardiel Poncela, anticiparon (tal vez por casualidad) los rasgos principales de este teatro. Su peculiar sentido del humor les llevó a crear situaciones tan grotescas y ridículas que, en cierto modo, podían ser vistas también como trágicas.

Vida

Desde niño vivió inmerso en los ambientes escénicos, pues su padre, Miguel Mihura Álvarez, era actor, autor y director teatral. Muy pronto decidió dedicarse a escribir, y empezó publicar sus artículos en revistas de humor. Durante la Guerra Civil, fundó su propia revista, bautizada como La Ametralladora. En ella ganó fama como autor de artículos humorísticos.

En 1941, Miguel Mihura fundó la revista cómica más importante del periodismo español. Se trata de La Codorniz, dirigida por el propio Mihura hasta 1944. En La Codorniz colaboraron las principales firmas de la literatura humorística de posguerra, como Antonio Lara Gavilán (Tono) y Álvaro de Laiglesia.

Pero Mihura se hizo célebre no sólo por sus artículos de humor, sino sobre todo por sus obras de teatro. Escribió muchas piezas originales y algunas obras en colaboración con sus colegas de La Codorniz. Por ejemplo, a medias con Tono escribió Ni pobre ni rico, sino todo lo contrario (1943), considerada como una de las obras maestras del teatro cómico español. Y en colaboración con Álvaro de Laiglesia escribió otra obra de gran éxito: El caso de la mujer asesinadita (1946).

Su gran creatividad y su agudo ingenio le permitieron dedicarse a otras actividades, casi siempre relacionadas con los aspectos más divertidos de la vida cultural y artística. Así, por ejemplo, fue un notable autor de chistes gráficos publicados en muchos periódicos y revistas; y colaboró en la redacción de guiones de varias películas (entre ellas, la genial Bienvenido Mr. Marshall, de Luis G. Berlanga).

A lo largo de su vida, Miguel Mihura fue objeto de muchos honores y distinciones. Ganó el Premio Nacional de Teatro en dos ocasiones, y fue galardonado en 1964 con el Premio Nacional de Literatura Calderón de la Barca.

En 1976 fue elegido miembro de la Real Academia Española.

Obra

Miguel Mihura es uno de esos grandes escritores que, durante muchos años, fueron despreciados por haber cultivado casi exclusivamente el género cómico. Se diría que, para muchos críticos y lectores, las obras humorísticas no formaban parte de la literatura seria.

Por otra parte, sus tendencias políticas de derechas (cercanas a la ideología del régimen de Franco) le hicieron antipático tras la caída de la dictadura. Sin embargo, superadas ya esas diferencias políticas, en la actualidad está considerado como uno de los grandes dramaturgos del teatro español del siglo XX.

Entre sus méritos, hay que reconocer su acierto al adelantarse al teatro del absurdo que luego triunfó en los escenarios de Europa. Mihura, tal vez sin quererlo, llegó, a través del humor, a situaciones tan extremas y disparatadas como las que más tarde propusieron algunas de las grandes figuras "serias" de esta corriente, como Ionesco o Beckett.

La primera obra teatral de Miguel Mihura, con la que se adelantó casi veinte años al teatro del absurdo, es Tres sombreros de copa (1932). Se trata también de su obra maestra, aquélla en la que el autor madrileño demostró más deseos de innovar (pues, en el resto de su obra, se dedicó más bien a satisfacer los gustos del público).

La obra no se estrenó en el momento en que fue escrita, por lo que Mihura no fue reconocido en su tiempo como uno de los pioneros del teatro del absurdo. Más tarde se vio que Mihura había roto por completo con el teatro cómico tradicional; e incluso el propio Eugène Ionesco, considerado como uno de los padres del teatro del absurdo, alabó el acierto del escritor madrileño a la hora de mezclar lo trágico con lo ridículo.

En sus piezas teatrales posteriores, Mihura fue menos innovador. Decidió dar al público lo que éste pedía, sin entrar en muchas profundidades ni seguir innovando. Practicó, en suma, el llamado teatro convencional: un teatro ameno y amable, que ponía sobre el escenario unos conflictos que, al quedar resueltos al final, dejaban al público tranquilo después de un rato de inquietud y entretenimiento.

A pesar de ser menos innovador y mucho más convencional, este teatro de madurez de Mihura es también de gran calidad. En él se aprecia el genial sentido del humor que poseía el escritor madrileño, así como su ingenio para inventar situaciones disparatadas.

Entre sus obras más notables, cabe recordar: A media luz los tres (1953), El caso del señor vestido de violeta (1954), Sublime decisión (1955), Mi adorado don Juan (1956), Melocotón en almíbar (1958), Maribel y la extraña familia (1959), Ninette y un señor de Murcia (1964), La bella Dorotea (1964), Milagro en casa de los López (1965) y Sólo el amor y la luna traen fortuna (1969)

Autor

  • J. R. Fernández de Cano.