Miguel, María Esther de (1929-2003).
Narradora y periodista argentina, nacida en Larroque (en la provincia de Entre Ríos) en 1929 y fallecida en Buenos Aires el 28 de julio de 2003. Inclinada desde su temprana juventud hacia el estudio de las humanidades y el cultivo de la creación literaria, su vida laboral ha girado siempre en torno a las Letras, tanto en su larga dedicación a la docencia como en su condición de periodista. Además, ha desplegado una intensa labor como animadora e impulsora de la creación artística y literaria en su país natal, desarrollada desde elevados cargos dentro de la administración cultural argentina, como el de directora del Fondo Nacional de las Artes. También ha ocupado altos puestos dentro de la iniciativa privada (como el de miembro del Consejo de Administración de la Fundación El Libro), y ha colaborado asiduamente en algunos de los medios de comunicación más difundidos de su país, hasta el extremo de convertirse en una de las voces más autorizadas dentro de la crítica inmediata de la Argentina de finales del siglo XX. En los primeros años del nuevo siglo ha ejercido la crítica literaria en las páginas del rotativo bonaerense La Nación.
La propia autora ha ofrecido a sus lectores, dentro del libro titulado Mujeres argentinas, una breve semblanza biográfica en la que pone especial hincapié en su innata vocación literaria: "¿Qué decir de mí? Que fue en un pueblo pequeño y polvoriento de Entre Ríos -Larroque- donde, apenas comenzado el segundo cuarto de este siglo, nací un día de Todos los Santos 'para servir a usted', como me enseñaron a decir; que dos ríos distintos poblaron mi sangre: una vertiente se remontaba a Soria, en Castilla la Vieja; la otra se perdía en los campos de Betsarabia; que desde pequeña supe que mi destino era ser 'cuentera', como me decía mi mamá, para compartir el mundo con los demás, y por eso escribí novelas y escribí cuentos entre los que están La hora undécima, Puebloamérica, Calamares en su tinta, Los que comimos a Solís, Jaque a Paysandú, La Amante del Restaurador, Las batallas secretas de Belgrano, El general, el pintor y la dama, En el otro lado del tablero; que algunos premios y muchísimos lectores me dan ánimos para seguir, mientras las velas ardan".
Algunos de estos títulos mencionados por María Esther de Miguel pueden incluirse entre lo mejor de la narrativa argentina de finales del siglo XX, empezando por esa novela que la dio a conocer como escritora a comienzos de los años sesenta, titulada La undécima hora (1961) y galardonada, en el mismo año de su aparición, con el Premio Emecé de Novela. A partir de entonces, la autora de Entre Ríos figuró siempre entre los grandes prosistas de su generación, a la que pronto acompañó en esa predilección por el cultivo de uno de los géneros narrativos más complejos: el relato breve.
En efecto, cuatro años después de la publicación de su opera prima, María Esther de Miguel volvió a los anaqueles de las librerías con Los que comimos a Solís (1965), una espléndida colección de narraciones breves que fue saludada por la crítica especializada con la entrega de dos importantes galardones: el premio Fondo Nacional de las Artes y el premio Municipal de la Ciudad de Buenos Aires (en su modalidad de cuento). Alentada por este temprano reconocimiento de los valores literarios de su obra, la escritora de Entre Ríos siguió ampliando una interesante -y, a la postre, fecunda- producción narrativa en la que sobresalen otras novelas de tanta calidad como las tituladas Pueblamérica (1973), Espejos y daguerrotipos (1980, galardonada con el primer premio de la modalidad de novela en el certamen Municipal de la Ciudad de Buenos Aires, y con Premio de Cultura de la Provincia de Entre Ríos) y Jaque a Paysandú (1983). Posteriormente, María Esther de Miguel volvió a asombrar a críticos y lectores con una nueva recopilación de cuentos, Dos para arriba, uno para abajo (1986), a la que siguió una excelente biografía de la poetisa y narradora argentina Norah Lange (1991).
El resto de su producción impresa se completa con otras obras tan sobresalientes como las novelas La Amante del Restaurador (1993), distinguida con otro prestigioso galardón de las Letras australes (el Premio Nacional del Literatura); Las batallas secretas de Belgrano (1995); El general, el pintor y la dama (1996); Violentos jardines de América (1998) -nueva versión de su antigua narración extensa titulada Pueblamérica-; y Un dandy en la corte del Rey Alfonso (1998); y el volumen de relatos breves En el otro lado del tablero (1997). Además de los honores y galardones ya mencionados, la magnífica prosa de ficción de María Esther de Miguel ha sido objeto de otros tributos y reconocimientos tan relevantes en el panorama literario argentino como el Premio Feria del Libro (1994), el Premio Silvina Bullrich (1995), el Premio Planeta (1996) -otorgado a su novela El general, el pintor y la dama-, la Palma de Plata del Pen Club, el Konex de Platino para cuento y el Premio Dupuytrén.
J. R. Fernández de Cano.
