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PolíticaDerechoBiografía

Michelena, José Mariano (1772-1852).

Político mexicano nacido el 14 de julio de 1772 en la ciudad de Valladolid (hoy Morelia, Mich) y muerto el 10 de mayo de 1852.

Fue miembro de una familia muy distinguida de la provincia mexicana. Realizó sus estudios en esta ciudad y consiguió el título de abogado en el Seminario de Morelia. Sin embargo muy pronto, siguiendo los deseos de sus más cercanos, se inclinó por la milicia y en 1806 se alistó en el Regimiento de Infantería de la Corona, en el que pronto alcanzó el grado de teniente. Su primer destino fue el llamado Cantón de Jalapa, creado por el virrey José Iturrigaray en previsión de posibles asaltos de los corsarios ingleses que frecuentaban las costas de Veracruz. Desde pocos años antes se conocían los preparativos del agente estadounidense Aaron Burr, que alistaba voluntarios en Nueva Orleans. En Jalapa, Michelena conoció y trabó amistad con otros oficiales criollos como Ignacio Allende, Juan Aldama, Arias y Mariano Quevedo, más tarde insurgentes destacados.

Durante su estancia en Veracruz llegaron las primeras noticias de los sucesos de la Península, la caída de la Monarquía y la invasión de los ejércitos de Napoleón, así como la crisis política que se vivió en la Ciudad de México y el derrocamiento del virrey Iturrigaray, al que sucedió el mariscal de campo Pedro Garibay, apoyado por los grupos de españoles peninsulares más radicales. Decidida la supresión del cantón de Jalapa, a mediados de octubre de 1808 fue enviado a Valladolid (Mor), en misión de reclutamiento y para afianzar la formación de su regimiento.

En su ciudad natal se encontró con la sorpresa de que sus familiares y amigos, entre ellos su hermano Nicolás y el capitán José María Obeso, estaban implicados en la trama local que preparaba una conspiración de protesta por la situación de Nueva España, a la que se incorporó de inmediato. Con esta intención viajó a Pátzcuaro y a Querétaro, donde se encontró con el capitán Ignacio Allende, máximo dirigente del levantamiento en la zona. Era opinión generalizada entre los conjurados que la invasión francesa del territorio peninsular significaba el dominio de Napoleón, y por lo tanto la extensión del imperio francés a las colonias de América. La conspiración se haría en nombre del rey Fernando y en defensa de la independencia y la libertad. Michelena, por su parte, se encargó de proclamar el levantamiento en los pueblos y haciendas de Guanajuato.

Se había fijado la fecha del 21 de diciembre de 1809 para el inicio de la rebelión, pero la indiscreción de alguno de los implicados llegó a oídos del cura del Sagrario de la catedral de Valladolid, Manuel de la Concha, que dio cuenta de sus intenciones a las autoridades virreinales. El mismo día que se iba a producir el grito del levantamiento, el gobernador José Alonso Terán procedió a la detención de los conspiradores, llevada a cabo por el teniente Agustín de Iturbide. Gobernaba provisionalmente Nueva España el virrey y arzobispo Lizana, quien trató de proceder con la mayor prudencia y cautela, para evitar males mayores, tras los acontecimientos de 1808. Decidido a aplicar medidas de cierta moderación, en enero de 1810 ordenó a Michelena, retenido en el convento del Carmen, que regresara a su destino anterior, en el regimiento de Jalapa.

El levantamiento del cura Miguel Hidalgo, y "el grito de Dolores" del 14 de septiembre de 1810, que desembocó en la revolución de Independencia, obligó al nuevo virrey Francisco Javier Venegas a replantearse una política de represión, entre cuyas víctimas se encontró el teniente Michelena, que fue encerrado en las mazmorras del castillo de San Juan de Ulúa, cerca de Veracruz, donde permaneció durante algo más de dos años. Sin embargo, y a pesar de la dureza del encierro, mediado 1812 tuvo la oportunidad de participar con otros compañeros de milicia en la "conspiración de Veracruz", aunque resultó exonerado de culpa gracias a la discreción y resistencia de los demás implicados. Al iniciarse 1813 se ordenó su traslado a la península, donde alcanzó el grado de capitán del Regimiento de Burgos, y participó en algunas acciones militares, como la batalla de Bayona, en febrero de 1814, durante la retirada de los franceses.

Se encontraba de servicio en La Coruña cuando ocurrió el Pronunciamiento de Riego de 1820, y participó en la detención y arresto del capitán general Venegas, al que trató de manera muy distinta a cómo éste lo había hecho con él en México. En las Cortes del Trienio Liberal recibió el acta de diputado en representación de su provincia, formó parte del grupo de diputados americanos que defendió los intereses y abogó por la autonomía de las antiguas colonias, presentando iniciativas y proyectos de difícil aceptación por parte de los liberales peninsulares. Al producirse la declaración de Independencia en 1821, abandonó Madrid y regresó a México, en concreto a Veracruz, a comienzos de 1822.

Iniciaba así una intensa carrera política, ya que a pesar de ser nombrado general de brigada, se declaró enemigo de Iturbide, contrario al Plan de Iguala y fervoroso defensor del sistema de gobierno republicano federal. Conspiró con Ramos Arizpe en apoyo del Plan de Casa Mata y, formando parte de una amplia oposición, se enfrentó a Iturbide, que se había proclamado emperador y que abdicó el 19 de febrero de 1823. Michelena fue elegido para integrar el Poder Ejecutivo, como suplente del general Bravo, en un triunvirato que compartió con Miguel Domínguez y el general español Pedro Celestino Negrete, reciente converso a favor de la Independencia. En el curso de su breve mandato se aceleró la salida de Iturbide del país, se declararon nulos el Plan de Iguala y el Tratado de Córdoba, firmado por Iturbide con Juan O'Donojú, y se preparó la recepción del general Bravo en la capital, que tuvo lugar el 31 de enero de 1824.

El 24 de junio de este año Michelena, nombrado primer ministro plenipotenciario de México en el Reino Unido, llegó a Londres en compañía del colombiano Vicente Rocafuerte, en calidad de secretario de la Legación, con instrucciones precisas de conseguir el reconocimiento británico, firmar acuerdos comerciales y conseguir armas y barcos, además de someter a estrecha vigilancia los movimientos del exiliado ex emperador Iturbide. En esta misión consiguió la colaboración de otros hispanomexicanos residentes en Londres, como Tomás Murphy y Manuel E. Gorostiza, a los que envió a Francia y a los Países Bajos con idéntica misión. La situación en Europa y América estaba llena de complicaciones y peligros: la Santa Alianza mantenía sus exigencias legitimistas; Iturbide había regresado a México, aunque pronto fue detenido y ejecutado al desembarcar en Soto la Marina; la intervención francesa en España había terminado con el Trienio Liberal; el presidente Monroe formulaba su ambiguo plan de "América para los americanos", etc.

Michelena y los representantes de Gran Colombia y Argentina, que integraron un frente común, trataron de responder a esa situación y a las reticencias británicas formulando propuestas arriesgadas: la creación de una "unión hispanoamericana", antecedente inmediato del proyecto bolivariano; el apoyo a los liberales españoles para que forzaran el derrocamiento de Fernando VII; la concesión de favores especiales a los países dispuestos a reconocerles; y el acercamiento a Prusia con la intención de dividir a los integrantes de la Santa Alianza. Finalmente, el 30 de diciembre de 1824 el ministro Canning, venciendo toda suerte de resistencias, declaró formalmente que Gran Bretaña reconocía a los tres gobiernos. La compra de barcos y armas siguió ocupando el interés de Michelena, hasta que en julio de 1825 decidió regresar a México, donde crecía una fuerte oposición a sus gestiones y políticas.

En los años siguientes se vio metido de lleno en el avispero político de las divisiones y faccionalismos políticos entre "escoceses" y "yorkinos", moderados y radicales, decidido a seguir comprometido en las actividades de sus correligionarios federalistas Ramos Arizpe y Gómez Pedraza, entre otros. Por designación del presidente Guadalupe Victoria, fue delegado mexicano en el Congreso de Panamá de 1826, convocado por Bolívar, y consiguió que se aceptara convocar una nueva reunión en la villa de Tacubaya. En 1833, en una de tantas revueltas políticas que convulsionaron a la nueva república, fue encarcelado y se le expulsó del país, pero a su regreso se retiró a Morelia (Mich), donde permaneció varios años en oscuro retiro hasta su muerte en mayo de 1852.

Bibliografía

  • ALAMÁN, L. Historia de México. Fondo de Cultura Económica, México, 1985.

  • BUSTAMANTE, C. de. Cuadro Hstórico de la Revolución Mexicana. Fondo de Cultura Económica, México, 1985.

  • MIQUEL Y VERGÉS, J. M. Diccionario de Insurgentes. Editorial Porrúa, México, 1969.

  • VILLASEÑOR Y VILLASEÑOR, A. Biografías de los héroes y caudillos de México. Biblioteca El tiempo, México, 1910.

  • ZÁRATE, J. La Independencia. Vol III de México a través de los siglos. Cía Gral de Ediciones, México, 1951-1952.

Manuel Ortuño

Autor

  • 0304 Manuel Ortuño