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CineBiografía

Meyer, Russ (1922-2004).

Director de cine estadounidense, nacido el 21 de marzo de 1922 en Oakland (California) y fallecido en Los Ángeles el 23 de septiembre de 2004.

El regalo de una cámara de cine cuando cumplió la edad de catorce años alentó su vocación de convertirse en director de cine. Rodó cortometrajes protagonizados por otros adolescentes de su ciudad natal, Oakland, en los ratos libres que le dejaba su trabajo como mensajero, ocupación con la cual mantenía a su madre y a su hermana. Estalló la Segunda Guerra Mundial y fue entonces cuando Meyer leyó un informe sobre los Signal Corps de la Armada estadounidense. Esta organización militar reclutaba camarógrafos a quienes destinaba al frente para filmar las operaciones de los distintos escuadrones.

El cineasta Art Lloyd fue su instructor cinematográfico en la 166th Signal Photographic Company, acuartelada en Missouri. Una vez completada su formación, Meyer fue destinado a Europa, donde acompañó a las tropas del general Patton, filmando parte de su exitosa campaña en el sur del continente. Asimismo, rodó el entrenamiento de un grupo de doce convictos de asesinato y violación a quienes el Alto Mando prometió el perdón a cambio de su intervención en misiones arriesgadas. Años después, ese grupo fue inmortalizado en la película Doce del patíbulo (1967), de Robert Aldrich.

Otra de las experiencias del joven operador fue un encuentro con el escritor Ernest Hemingway en un pueblo cercano a París. El contacto de Meyer con personajes tan carismáticos influyó en su perspectiva de la realidad, de modo que, a su regreso, no encontró un camino profesional adecuado al exaltado romanticismo que había dominado su actividad durante la guerra. No fue admitido en la industria de Hollywood y tuvo que conformarse con rodar documentales técnicos para algunas compañías del área de San Francisco.

Por casualidad, un antiguo compañero de los Signal Corps le puso en contacto con Hugh Hefner, fundador de la revista Playboy, con quien colaboró como fotógrafo de desnudos. Por esas fechas estaban de moda los espectáculos de burlesque, que combinaban el humor más grueso con escenas protagonizadas por mujeres más o menos desvestidas. Pete DeCenzie, estrella de ese tipo de funciones, recomendó a Meyer que trasladara esos contenidos de las salas de fiestas al celuloide. El resultado fue un film con el cual Meyer abanderó la moda del destape en el cine independiente americano de los años cincuenta, The immoral Mr. Teas (1959), que pasó por ser uno de los primeros nudies (películas eróticas).

Las dificultades para estrenarlo fueron enormes, pero su inesperada acogida popular compensó esas complicaciones, de forma que, a pesar de la censura y sus exigencias de cortes y remontajes, la recaudación alcanzó el millón de dólares. Sus nuevas películas repitieron un buen resultado económico.

Esa rentabilidad de los productos de este singular cineasta fue mucho más evidente en Vixen (1968), película producida por un total de 72.000 dólares y que llegó a recaudar a lo largo de su explotación comercial más de siete millones y medio de dólares. La actriz protagonista, Erica Gavin, encarnó a la perfección el prototipo femenino habitual en los filmes de Meyer: heroínas de busto prominente que toman la iniciativa en el juego amoroso y, llegado el momento, saben imponerse con picardía e inteligencia en las circunstancias más escabrosas. Vixen fue, además, un modelo del cine denominado exploitation, caracterizado por una inversión mínima en producción y el recurso a temas como la violencia o el sexo para obtener un rápido rendimiento económico.

Casado con la actriz erótica Edy Williams, Russ Meyer fue consolidando, película tras película, una reputación de buen cineasta, malograda sólo por su empeño en exhibir los cuerpos de sus intérpretes a la menor ocasión. No obstante, nunca aceptó caer en la pornografía y criticó con dureza la moda de este tipo de cine iniciada en los setenta. A pesar del casi nulo reconocimiento de la industria, que no valoró los productos de contenido moralmente dudoso, el realizador fue apoyado por un número cada vez mayor de seguidores, que entendían su cine como un divertimento picante, rodado con eficacia y, ante todo, caracterizado por unos argumentos cada vez más grotescos y divertidos.

En 1970 entró en contacto con el crítico de cine Roger Ebert para que éste escribiera el guión de su nuevo proyecto, Beyond the valley of the dolls. Juntos elaboraron el texto a lo largo de seis semanas. Su pretensión era reírse de los géneros cinematográficos, planteando una sátira sobre las fórmulas más habituales de la industria del espectáculo y, en particular, sobre la moraleja frecuente en muchas producciones del momento. De ahí el título de la película, inspirado en El valle de las muñecas (1967), de Mark Ronson, filme que a su vez se basaba en un conocido libro de Jacqueline Susann en el cual quedaban de manifiesto muchas de las corruptelas de Hollywood a través de la oscura peripecia de las tres jóvenes protagonistas.

Pero lo que en el largometraje de Robson era abordado con seriedad de miras, en la película de Meyer quedaba a expensas de su demoledora ironía. Así, uno de los personajes, Ronnie Barzell, era una caricatura nada favorable de uno de los grandes nombres de la industria del disco, Phil Spector. No obstante, pese a sus inquietudes cinéfilas, Meyer recibió para este film una X, calificación moral que denunciaba su inequívoco erotismo.

Cercano a los movimientos contraculturales, Meyer tuvo, pocos años después, la idea de dirigir una película protagonizada por el grupo musical más representativo del movimiento punk, los Sex Pistols. En un principio, corrió el rumor de que Sid Vicious, líder del conjunto musical, encarnaría a un cazador de ciervos luego asesinado por un niño que venga así la muerte de un cervatillo. Desconfiando de las posibilidades comerciales del proyecto, titulado Who killed Bambi?, las fuentes financieras a las que acudió se negaron a pagar este nuevo capricho de Meyer, quien tuvo que conformarse con proseguir su irregular carrera dentro del cine erótico. Otro proyecto malogrado, también ajeno a los temas sexuales, fue el filme de terror Eleven, que intentó rodar, sin suerte, en 1972.

A lo largo de su trayectoria en el cine, Meyer ha ido mejorando su capacidad como realizador, si bien nunca ha perdido esa libertad que, en su caso, forma parte de una filosofía personal no negociable. Con objeto de mantener esa independencia, ha mostrado su rebeldía frente a compañías como Warner Bros., que intentaban ganarlo para el cine comercial, alejándolo de los circuitos periféricos del cine para adultos. Es así como el hombre que revolucionó el género erótico, llevando a la fama a estrellas del destape como Tura Satana y Erica Gavin, ha completado una carrera ajena a las modas, en la que se combinan el melodrama, el fetichismo, la farsa y la violencia.

Diversas ligas por la decencia y asociaciones puritanas ven a Meyer como un corruptor de la juventud, que promueve espectáculos aberrantes y morbosos. Frente a esa oposición frontal de diversos sectores sociales, su filmografía también ha sido valorada por la crítica, y Russ Meyer es uno de los escasos nombres del cine erótico aceptado fuera del ámbito de ese género. Instituciones del prestigio de la Universidad de Yale y el Museo de Arte Moderno de Nueva York le han dedicado homenajes y jornadas especiales, dándose así la paradoja de que muchos de sus antiguos adversarios reivindican hoy su valor como hombre de cine.

Filmografía

1957: The french peep show.
1959: The immoral Mr. Teas.
1960: Eve and the handyman; The naked camera.
1961: Erotica.
1962: The immoral West and how it was lost.
1963: Heavenly bodies!; Skyscrapers and brasseries; Europe in the raw.
1964: Lorna; Fanny Hill: Memories of a woman of pleasure.
1965: Motor Psycho; Mudhoney.
1966: Faster, Pussycat, Kill! Kill!; Mondo topless.
1967: Good morning and goodbye; Common-law cabin!
1968: Finder keepers, lovers weepers!; Vixen.
1969: Cherry, Harry and Raquel.
1970: Beyond the valley of the dolls.
1971: The seven minutes.
1973: Blacksnake.
1975: Supervixens.
1976: Megavixens.
1979: Beneath the valley of the ultravixens.
1991: Up the valley of the beyond.
2001: Pandora Peaks.

Bibliografía

  • EBERT, Roger: "Russ Meyer. Ten years after the Beyond". Rev. Film Comment, vol. XVI, n. 4 (julio-agosto 1980).

  • FRASIER, David K. Russ Meyer: The life and films. Jefferson (Carolina del Norte, Estados Unidos: McFarland & Co. 1990).

  • JACKSON, Jean-Pierre. Russ Meyer, ou trente ans de cinéma érotique a Hollywood. (París: PAC, 1982).

  • MEYERS, Richard. For one week only: The world of exploitation films. (Piscataway, Nueva Jersey, Estados Unidos: New Century Publishers, 1983).

  • TURAN, Kenneth y ZITO, Stephen F. Sinema (sic): American pornographic films and those who make them. (Nueva York: Praeger, 1974).

Autor

  • Guzmán Urrero Peña.