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HistoriaPolíticaBiografía

Mendoza y Luna, Juan Manuel de. Marqués de Montesclaros (1571-1628).

Político y administrador español, X virrey de Nueva España (1603-1607) y XI virrey del Perú (1607-1615), nacido en Guadalajara en enero de 1571 y muerto en Madrid en 1628.

Debido a la muerte de su padre, el II Marqués de Montesclaros, unos meses antes de producirse su alumbramiento se hizo cargo de él, en calidad de tutor, Íñigo de Mendoza, III Duque del Infantado. Desde muy joven incursionó en la carrera militar, fue nombrado capitán de lanzas y participó en 1583 en la jornada de Portugal. En 1591 Felipe II le concedió el hábito de Santiago. Heredó los títulos nobiliarios de III Marqués de Montesclaros y de Castil de Bayuela, y se casó en 1595 con Ana Messía de Mendoza, con la que tuvo un hijo. Participó en la comitiva que acompañó hasta Valencia a Felipe III para recibir a su prometida Margarita de Austria.

En 1601 este monarca le concedió el puesto de asistente, cargo similar al de corregidor, de Sevilla, y en 1603 lo nombró virrey de Nueva España. Partió de Cádiz rumbo a su destino el 29 de junio de 1603; tomó posesión de su cargo en Ciudad de México el 26 de octubre. De inmediato procedió a acusar a su antecesor, el conde de Monterrey, por gastos abusivos y por haberse excedido en sus facultades, sin embargo estos cargos no prosperaron. Entre sus principales acciones de gobierno destacaron las nuevas disposiciones relativas a los servicios personales de los indios, así como su reducción a pueblos, la fundación del Tribunal de Cuentas, la ejecución de obras hidráulicas en la laguna de la capital mexicana y el envío de un socorro a Filipinas destinado a la conquista de Terrenate. Correspondió a su gestión el ordenamiento de las cuentas de la Hacienda Real, la introducción de nuevos sistemas de explotación de las minas de plata y el envío de varias expediciones de descubrimiento hacia la frontera norte del territorio novohispano. En 1604 se produjo una gran inundación en Ciudad de México y el virrey propuso como remedio trasladar la capital a otro lugar, pero su recomendación fue desechada por costosa. El virrey encomendó a 15.000 indios la ejecución del desagüe de Huehuetoca, pero la obra quedó interrumpida. En su lugar, se construyeron las calzadas de San Antonio Abad, Guadalupe y San Cristóbal, así como el acueducto que permitió la conducción del agua de las fuentes de Chapultepec al centro de la capital. Ante las denuncias por presunta corrupción administrativa, venta ilícita de cargos públicos y favoritismo hacia algunos particulares, la Corona envió en 1605 al visitador Landeras a comprobar tales acusaciones.

En noviembre de 1606 el marqués de Montesclaros fue investido como gobernante del Perú; zarpó de Acapulco en agosto de 1607. Este personaje fue absuelto de todos los cargos en contra de su gobierno en México en 1609, al ordenarse a Landeras que suspendiera su visita y retornara a España. El marqués llegó a su nuevo destino, Lima, el 12 de diciembre de 1607, y el 21 de ese mismo mes la Audiencia le entregó el poder. En el ramo de la Hacienda Real su máximo interés fue lograr el incremento de las remesas de plata enviadas a España. Para lograrlo, visitó el asiento minero de Huancavelica y dispuso una serie de mejoras técnicas, así como el aumento de la mita indígena, para mejorar la producción del azogue que pasó de 900 a 8.200 quintales anuales. A continuación ordenó que en el cerro de Potosí se estableciera un poblado indígena exclusivamente destinado a extraer la plata. Este proyecto fracasó y el virrey tuvo que restablecer el antiguo sistema de la mita o trabajo forzado ideado por el virrey Francisco Álvarez de Toledo. Para garantizar su efectividad se sancionó en 1609 la Real Cédula sobre servicios personales de los indios, que prohibía, simultáneamente, cualquier servicio gratuito y toda mita que no fuera la destinada a la minería, con prioridad a la de Potosí; además, obligaba a los capitanes de mina a pagar un jornal por el trabajo realizado. Se dispuso que en los asientos mineros de nueva fundación los indígenas fueran alquilados voluntariamente. Dentro de la política hacendista, que fue la faceta más importante de este gobernante, también se intentó mejorar el sistema de recaudación con el fin de incrementar los ingresos fiscales. Para conseguirlo se establecieron Juntas de Hacienda quincenales y se dio prioridad en el control de las operaciones de comercio al Tribunal del Consulado fundado en Lima en 1613. Paralelamente, se amplió el pago del quinto real al oro en polvo, se controló la evasión en la cobranza del almojarifazgo, la alcabala, la avería y el expendio de naipes. Menos éxito tuvo el intento de cobrar el tributo a los mulatos y negros. En lo que se refiere a defensa, y con el fin de ahorrar gastos al erario, se mandó reformar la Armada de la Mar del Sur, reducir la flota existente y restringir el número de plazas de gente de mar y tierra. El 17 de julio de 1615 la reducida armada se enfrentó en la playa de Cerro Azul (Cañete) a las seis naves del corsario holandés Jorge Spilbergen, y a consecuencia del cañoneo ordenado por este último se fue a pique la nave comandada por el almirante Pulgar con 500 tripulantes. Pese a ello, Spilbergen no se atrevió a desembarcar y se retiró a Paita. Otra importante decisión en el terreno social fue la sanción del reglamento para la sucesión de los caciques o curacas indígenas, en el que destacaba el papel conferido a la Audiencia para decidir en los pleitos de mayor complejidad y duda. Ordenó en 1613 el censo de los indígenas de la ciudad de Lima, que llegó a contabilizar 1.999 individuos. En cuanto al ornato público, se terminaron de edificar en 1610 las casas del Cabildo y el puente de piedra sobre el río Rimac, y en 1611 la Alameda de los Descalzos. Autorizó tres expediciones militares a la selva, la de Martín de Almendras hacia la tierra de los Chiriguanos, la de Luis de Armas Betancourt hacia la zona habitada por los jíbaros y, por último, la de Álvaro Enríquez del Castillo al valle del Huallaga habitado por los motilones. En lo que respecta al patronato regio, en 1609 fue creado el arzobispado de Charcas, en 1614 se separaron del arzobispado del Cuzco las diócesis de Huamanga y Arequipa y ese mismo año se creó el obispado de Trujillo separándolo de Lima y Quito. En 1613 el virrey colaboró en la realización en la capital peruana del sínodo convocado por el arzobispo Bartolomé de Lobo Guerrero. Asistió a los autos de fe celebrados en Lima el 1 de junio de 1608 y el 17 de junio de 1612. En febrero de 1614 el Duque de Lerma comunicó al marqués de Montesclaros el fin de su gobierno y su retorno a España. Antes de partir, confeccionó su memoria y la entregó a su sucesor, el príncipe de Esquilache, en diciembre de 1615. En España fue nombrado miembro del Consejo de Estado antes de ser fallado su juicio de residencia en Perú. En premio a sus servicios se le concedió la encomienda peruana de Conchucos. En 1623 fue nombrado presidente del Consejo de Hacienda. Falleció en Madrid cinco años más tarde.

Bibliografía

  • LATASA VASALLO, Pilar: Administración virreinal en el Perú: Gobierno del Marqués de Montesclaros (1607-1615). Madrid, 1997.

  • TAURO, Alberto (ed.): Enciclopedia Ilustrada del Perú, t. 4, Lima, 1987.

  • OROZCO LINARES, Fernando: Gobernantes de México desde la época prehispánica hasta nuestros días, México, 1985.

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