Megerle, Ulrich Johann (1644-1709).
Sacerdote y escritor alemán, nacido en Kreenheinstetten bei Meßkirch (Suabia) en 1644 y muerto en Viena en 1709. Era conocido por el pseudónimo literario de Abraham a Sancta Clara, aunque a lo largo de su vida utilizó otros muchos sobrenombres, como los de Gaudentius Hilarion, Hilarius von Freudberg o Theophilus Mariophilus. Fue el octavo hijo de un tabernero. Tras asistir a la escuela en Meßkirch, Salzburgo e Ingolstadt (ciudad en la que extendió la teología y la filosofía), entró a los dieciocho años en la Orden de los Agustinos Descalzos en Mariabrunn, un lugar cercano a Viena. Fue ordenado sacerdote en 1668, y rápidamente adquirió tal reputación que fue llamado a Viena como predicador de la corte imperial. A partir de entonces, la totalidad de su actividad se desarrolló en Viena. Llegó a ser sacerdote de la corte del emperador Leopoldo I y provincial de su orden.
Megerle compuso sermones de carácter popular, llenos de energía y de imaginación, y fue uno de los representantes del género burlesco. Su fama traspasó las fronteras austriacas gracias a sus sátiras morales y de costumbres Marcks Wien (La Viena de Marck, 1680), de las que se llegaron a hacer ocho ediciones en el año de su aparición. Tomando como referencia las danzas de la muerte de la Baja Edad Media, Abraham A. Santa Clara recrea diversos acontecimientos de los años de la peste como base de sus advertencias. En sus parábolas y comparaciones se dejan ver sus fuentes de inspiración: la Biblia, la Historia y todas las sagas, mitos y cuentos de tradición germánica.
Su obra más amplia, Judas der Ertzschelm, für ehrliche Leuth (Judas el archipícaro, para gente noble, 1686-95), combina ciertos informes sobre una biografía apócrifa de Judas con antiguos motivos de sagas y textos del Antiguo Testamento para, a través de ellos, enjuiciar los vicios de los diferentes estamentos sociales. Cierra también con esta obra la tradición literaria de la literatura de locos (Narrenliteratur) que comenzara Sebastian Brant en la época del Humanismo.
Su gran dominio lingüístico y la increíble plasticidad de sus descripciones siguieron siendo admiradas muchos años después, y así, por ejemplo, su sermón acerca del peligro de los turcos Auf, auf ihr Christen (¡Vamos, vamos, cristianos!, 1683) inspiró a Schillerpara su "Sermón del capuchino" en la escena octava de su Wallenstein (1798).
Otros títulos destacados dentro de su producción literaria son ¡Chis! ¡Chis! santurrón, o Peregrinación de María Stern a Taxa, ¡Pícaro mundo! Do gratias austriaco, Algarabía saludable, Bodega bien llena en que el alma puede beber bendiciones, Especería espiritual y Capilla mortuoria bien amueblada.
