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HistoriaPolíticaBiografía

McKinley, William (1843-1901).

Abogado y político estadounidense, vigesimoquinto presidente de los Estados Unidos de América (1897-1901). Nació el 29 de enero de 1843, en Niles (estado de Ohio), y murió el 14 de septiembre de 1901, en Buffalo (estado de Nueva York), víctima de los disparos efectuados por el anarquista Leon Czolgosz, el 6 de septiembre, mientras asistía a una exposición panamericana. Durante su administración, Mckinley siguió fiel a su política financiera con el sostenimiento del patrón oro y leyes de marcado signo proteccionista. En política exterior, preconizó con la China imperial la política bautizada de Open Door ("puertas abiertas") e inició una línea expansiva e imperialista con la anexión de las islas Hawai y, tras la Guerra Hispano-estadounidense, las de Puerto Rico, Guam y Filipinas (1898), para, por último, ocupar la isla de Cuba formalmente en el año 1899.

Primeros años

Miembro de una devota familia metodista e hijo de un fundidor de hierro, cuando apenas contaba nueve años su familia se trasladó a la pequeña localidad de Poland (estado de Ohio), donde cursó estudios en el Allegheny School, entidad religiosa privada, en la que tan sólo estuvo un año por motivos de salid. Al estallar la Guerra de Secesión, McKinley se alistó como voluntario en los Ejércitos de la Unión, en el 23 Regimiento de Ohio, sirviendo bajo las órdenes directas del futuro presidente Rutherford B. Hayes (1877-1881), que pronto le hizo su ayudante de campo y le ascendió al grado de mayor, además de introducirle en el mundo de la política, por lo que, en consecuencia, McKinley se convirtió en seguidor de los proyectos políticos de éste.

Carrera política

Una vez acabada la guerra, McKinley logró acabar la carrera de Derecho en la Universidad de Albany (estado de Nueva York). En el año 1867, McKinley estableció su propio bufete en Canton (estado de Ohio), donde, gracias a sus excelentes cualidades oratorias, pronto se convirtió en una pieza clave en la campaña de su mentor Hayes para gobernador del estado. Además fue nombrado procurador del condado de Canton, en 1869. Convencido por los miembros locales del Partido Republicano, McKinley abandonó la abogacía para dedicarse por entero a la política. Fue elegido, en el año 1877, miembro de la Cámara de Representantes en Washington por el estado de Ohio, puesto que ocupó hasta el año 1890. Durante su etapa como congresista, Mckinley reforzó su influencia dentro del partido gracias a su apoyo incondicional a la subida de los aranceles aduaneros como medida de protección contra la competencia de los productos extranjeros.

Protegido por el poderoso grupo de industriales y financieros del norte, liderado por el magnate del hierro Mark Hanna, a la sazón uno de los pesos pesados del republicanismo, McKinley logró que el Congreso aprobase la ley que llevaba su nombre, Ley McKinley, promulgada el 1 de noviembre de 1890, en virtud de la cual se aumentaron considerablemente las tarifas aduaneras para un buen número de productos extranjeros, sobre todo aquellos que pudieran perjudicar los intereses de los lobbies financieros e industriales del país. Gracias a esa medida, los productos franceses y británicos sufrieron un fuerte retroceso en el país. Pero la ley afectó sobremanera a la clase media y trabajadora de agricultores y comerciantes, en especial, a los estados agrícolas sureños, lo que provocó la caída en picado de su popularidad y la pérdida de su escaño en el Congreso en las elecciones de ese mismo año.

El camino hacia la presidencia

A pesar de semejante revés, el lobby de Hanna siguió protegiendo su carrera política tan eficientemente que, en el año 1892, McKinley consiguió ser elegido gobernador de Ohio. Permaneció en este cargo hasta el año 1896, fecha en la que la Convención Nacional del Partido Republicano, celebrada en St. Louis (estado de Missouri), le postuló como candidato presidencial para enfrentarse el demócrata William J. Bryan. En el transcurso de la campaña presidencial, McKinley siguió contando con el apoyo de Hanna y, por ende, de toda la maquinaria electoral del partido. Defendió la subida de los aranceles como medio de protección a las empresas y al mercado de trabajo frente a las importaciones extranjeras, asunto de especial relieve en un momento en que los Estados Unidos acababan de iniciar la segunda y definitiva fase de su proceso de industrialización. También defendió la preeminencia del patrón oro en contra de lo postulado por su oponente Bryan, el cual abogaba por la acuñación ilimitada de monedas de plata, lo que habría incrementado la inflación de la economía del país.

La presidencia de William McKinley

Tras una abrumadora victoria sobre su oponente por 271 votos contra 176, el 4 de marzo de 1897 McKinley fue investido presidente de los Estados Unidos de América, lo que no impidió que su elección presidencial fuera puesta en dudas por las fuerzas demócratas, que acusaron al Partido Republicano de comprar los votos en gran parte de los estados.

Política interior

Con la mayoría republicana en ambas Cámaras del Congreso, a McKinley le fue fácil lograr la aprobación, en 1897, de otra tarifa proteccionista todavía más dura que la del año 1890, y otra ley que reforzaba el Patrón oro, en 1900, con la que logró aumentar la confianza en los medios empresariales del país para que invirtieran en el proceso de industrialización. Con dichas medidas, la economía del país se recuperó espectacularmente de la profunda depresión que arrastraba desde la conclusión de la guerra civil. A partir de ese momento, el éxito económico quedó asociado al Partido Republicano, que logró mantenerse en el poder, excepto el paréntesis presidencial de Woodrow Wilson (1913-1921) hasta el año 1933.

Política exterior

La política interna de McKinley quedó pronto relegada a un segundo plano a causa de los importantes problemas exteriores a raíz de la sublevación nacionalista cubana contra el dominio de la Corona de España. Aunque McKinley se había declarado en su campaña presidencial partidario de la independencia de la isla, en su primer año en la Casa Blanca obvió por completo el problema. Pero cuando la revuelta indígena brotó con mucha más fuerza y amenazó la propia integridad territorial de Estados Unidos, a principios de 1898, McKinley decidió intervenir, presionado por los grandes grupos financieros y especulativos estadounidenses con intereses en la producción cubana de caña de azúcar y tabaco. Tras un tira y afloja diplomático entre Madrid y Washington, en el que no faltaron las amenazas de invasión por parte de Estados Unidos y ciertas notas de patriotismo obsoleto por parte de las autoridades españolas, McKinley sugirió la compra de Cuba en el Congreso, pero los senadores, encabezados por el propio secretario de Guerra Day, se negaron en redondo ya que Cuba podía caer en manos estadounidense sin necesidad de gastarse un solo dólar.

La voladura del viejo destructor estadounidense Maine, el 15 de febrero de 1898, fondeado en el puerto de La Habana, sirvió de pretexto a McKinley para desatar una guerra desigual a todas luces entre ambos países. Como consecuencia del enfrentamiento, que duró tres meses, España acabó perdiendo sus últimas posesiones coloniales de Ultramar en favor de los Estados Unidos, como las islas de Guam, Puerto Rico, Hawai y Filipinas (véase Historia contemporánea de Filipinas), aparte de la propia Cuba, ocupada formalmente por Estados Unidos en 1889.

A raíz de la enmienda Platt del año 1901, Estados Unidos pasó a ejercer un protectorado sobre la isla. La guerra imperialista desarrollada en el Caribe permitió a Estados Unidos iniciarse en la política mundial como gran potencia, lo que suscitó una gran polémica dentro de los círculos políticos del país al abandonarse la tradicional política neutral, que el presidente James Monroe (1817-1825) sancionó con la Doctrina Monroe que llevaba su nombre.

En el año 1900, McKinley se presentó a la reelección presidencial aprovechando el período de prosperidad y bonanza económica por el que atravesaba el país. Nuevamente volvió a derrotar a su anterior oponente, Bryan, por un margen más amplio que en las anteriores elecciones presidenciales.

Alarmado por el crecimiento e la influencia en la vida política nacional de los trust financieros, McKinley se propuso introducir una serie de cambios para limitar el campo de acción de estos gigantes financieros. Pero sus intenciones se vinieron truncadas cuando, en la presentación de dicho programa al calor de la Convención Panamericana de comercio desarrollada en Buffalo, fue disparado por el anarquista Leon Czolgosz. Llevado con urgencia al hospital más próximo, McKinley murió el 14 de septiembre de 1901. Tal como establecía la Constitución del país, el poder presidencial lo asumió el vicepresidente Theodore Roosevelt.

Bibliografía

  • COOKE, Donald. E: Atlas of the presidents. Nueva Jersey: Hammond Incorporated, 1977.

  • FERNÁNDEZ SUÁREZ-BARBA, Mario: Historia de los Estados Unidos de América: de la República burguesa al Poder presidencial. Madrid: Marcial Pons, 1997.

  • JONES, Maldwyn. A: Historia de los Estados Unidos (1607-1992). Madrid: Cátedra, 1995.

  • MORISON, Samuel Eliot: Breve Historia de los Estados Unidos. México: Fondo de Cultura Económica, 1993.

C. Herráiz García.

Autor

  • Carlos Herráiz García.