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HistoriaPolíticaBiografía

Mazzini, Giuseppe (1805-1872).

Político, intelectual revolucionario y patriota italiano, nacido en Génova el 22 de junio de 1805 y muerto en Pisa en 1872. Giuseppe Mazzini fue una de las figuras más importantes en el proceso llamado Risorgimiento, cuyo objetivo fue conseguir la unificación de todos los estados Italianos. El proyecto de Mazzini defendía la República como la mejor fórmula de gobierno y su ideología estaba imbuída de una fuerte carga de romanticismo y una mística creencia en el poder de liberación y en la defensa de la voluntad de los pueblos oprimidos.

Vida

Nació en el seno de una familia acomodada perteneciente a la República de Génova donde su padre ejerció la medicina. En 1815, cuando apenas contaba diez años de edad, Génova fue incorporada al reino de Piamonte-Cerdeña, hecho que marcó su personalidad y futuro pensamiento y condicionó su vocación republicana. Fue un destacado estudiante, que se graduó en Leyes en 1827, justo en el momento en el que se adscribió a la sociedad secreta revolucionaria de los carbonarios. No pasó mucho tiempo antes de que abandonara esta organización, pues consideraba que sus concepciones estaban demasiado anquilosadas en el pasado y no representaban una organización eficaz para sus ideales de libertad y unidad (solamente contaba con influencia en ámbitos rurales).

A pesar de todo, fue encarcelado en Savona en 1830, debido a lo cual tuvo que exiliarse en Marsella. Allí entró en conacto con otros grupos de italianos exiliados que pronto aceptaron su liderazgo, junto a los cuales fundó el movimiento revolucionario Giovane Italia ('Joven Italia') que, rápidamente, extendió centros de actividad en distintas ciudades italianas, en las que propagaba los ideales de libertad y unidad de todos los italianos que conformarían una república.

En 1833 fue condenado a muerte in absentia en Piamonte; el motivo era su participación en el malogrado intento de provocar una insurección en el ejército y la marina piamonteses, con el propósito de convertirlos en punta de lanza de un movimiento revolucionario que se extendería por toda Italia y la libraría del poder despótico de reyes y extranjeros. Mazzini salvó su vida al huir a Francia, país del que fue expulsado, así que tuvo que trasladarse a Suiza, mientras muchos de sus seguidores y compañeros de conspiración eran ejecutados y encarcelados.

En líneas generales, los historiadores consideran a Mazzini un absoluto fracaso como dirigente de insurrecciones comparado, por ejemplo, con otro de los héroes del Risorgimento como fue Garibaldi (discípulo de sus ideales en un principio); sin embargo, nadie niega la importancia de su labor como precursor y principal propagandista del nacionalismo y del poder de los pueblos. Las ideas de Mazzini, a partir de la década de los años cincuenta, constituyeron una fuerza política viva en toda la península italiana, pero su ideología traspasó las fronteras de Italia. Creía que el nacionalismo era la panacea que resolvería los problemas de todos los pueblos de Europa, claro exponente de lo cual fue el hecho de que hubiera fundado asociaciones como la Joven Europa en 1834 y, un año después, la Joven Alemania y la Joven Suiza, a las que consideraba la Santa Alianza de los Pueblos.

En líneas generales es muy díficil saber la influencia de su ideario y la amplitud de su movimiento con anterioridad a las Revoluciones de 1848, aunque algunos investigadores apuntan a que la organización Joven Italia contaba entonces con más de cincuenta mil miembros, cifra que muchos creen exagerada. En cualquier caso, Mazzini alcanzó su máxima influencia en ese año al ser elegido el miembro más importante del triunvirato de la proclamada República Romana, después de que hubieran fracasado movimentos similares en Florencia y Milán. Pero la utópica república social que Mazzini intentó implantar con su política en los Estados Pontificios no podía sobrevivir mucho tiempo frente a la intervención extranjera reclamada por el papa Pío IX.

Españoles y austríacos posicionaron sus fuerzas en territorios de la República Romana; no obstante, la campaña decisiva que malogró el proyeco político de Mazzini no la llevó a cabo un monarca europeo, sino el ejército de otra república, la francesa, dirigida por el príncipe-presidente Luis Napoleón, futuro Napoleón III. A pesar de contar con la presencia y la entrega para la defensa de la ciudad de Roma de Garibaldi, considerado el líder guerrillero más importante del siglo XIX, el 3 de julio de 1849, la Asamblea Nacional romana aceptó el hecho de que la rendición era inevitable y entregaron la ciudad al general francés N. Oudinot, que había dirigido la campaña militar con un destacamento de más de treinta mil hombres. En los Estados Pontificios se estableció un gobierno mucho más reaccionario que el existente con anterioridad a 1848 y el Papa regresó en abril de 1850, cuando toda huella de reforma liberal había sido borrada.

Tras este capítulo, Mazzini, al que se le permitió abandonar Roma sin problemas, viajó hasta Inglaterra donde vivió durante la mayor parte de la década de los cincuenta, junto a otros ilustres exiliados, convertidos en tales como consecuencia, igualmente, del fracaso revolucionario de 1848 en otros lugares de Europa. A pesar del duro golpe que había supuesto para su ideario político la malograda experiencia de la República Romana, Mazzini siguió conspirando junto con sus colaboradores, al tiempo que provocaba rebeliones republicanas en Mantua, en 1852, y Milán, en 1853, que igualmente fracasarían. Y es que 1849 marcó un punto de inflexión en el proceso de unificación italiana o Risorgimento.

A partir de ese año, y teniendo en cuenta las posteriores conjunciones de las relaciones internacionales que lo favorecieron, se puso de manifiesto que la unidad de Italia no sería resuelta según los ideales republicanos nacionalistas románticos defendidos por G. Mazzini, sino que ésta se lograría solamente bajo la dirección de una Reino o un Estado pujante que contase con una clase política tenaz. Es decir, frente a la unidad desde abajo, con el pueblo como protagonista, preconizada por Mazzini, salió victoriosa la opción de la unidad desde arriba, representada por Víctor Manuel II, perteneciente a la dinastía de los Saboya reinante en el estado de Piamonte-Cerdeña. La actividad política de sus dos máximos colaboradores Massimo D'Azeglio y Camilo Benzo di Cavour, consiguió convertirlo en rey de Italia en 1861, gracias al apoyo de la Francia de Napoleón III, frente a Austria, y a la fidelidad de Garibaldi a la causa de la unificación italiana, que prevaleció en él por encima del problema de cuál sería el sistema político que debía instaurarse una vez conseguida la unidad.

Cavour sintió un odio y desprecio absoluto por los revolucionarios republicanos partidarios de Mazzini, y no escatimó esfuerzos para llevar a cabo su desacreditación y persecución. Cada uno de estos personajes representaban dos ideologías o concepciones enfrentadas a lo largo del siglo XIX en Europa. El 17 de marzo de 1861, tres meses antes de su muerte, Cavour pudo ser testigo de su victoria frente a las ideas de Mazzini, que murió el 10 de marzo de 1872 en Pisa, donde se retiró durante sus últimos años de vida, no sin antes organizar por última vez una insurrección para conquistar Venecia y Roma en 1870, por lo que fue encarcelado en Gaeta.

Ninguna figura mejor que G. Mazzini representó el nacionalismo romántico de mediados del siglo XIX. Además de hombre de acción fue un intelectual cuyas ideas fueron demasiadas avanzadas para la época en que vivió. Sin embargo, nadie puede negarle su papel en la unidad italiana y la enorme influencia que ejerció en el pensamiento republicano y democrático radical en toda Europa.

Bibliografía

  • TOUCHARD, J. Historia de las ideas políticas (Madrid: Tecnos, 1969).

  • GENTILE, G. I profeti del risorgimento italiano (Florencia: 1922).

  • HALES, E. E. Y. Mazzini and the Secret Societies (Londres: 1956).

EDMC

Autor

  • Eva Mª De Miguel Ceballos