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HistoriaLiteraturaBiografía

Maximiano Etrusco (¿s. VI d.C.?).

Poeta latino tardío, autor de seis elegías. Si bien se lo ha datado en una horquilla temporal muy amplia, que abarca desde el siglo VI al IX d.C., es probable que viviera durante la primera mitad del siglo VI d.C., según sugieren dos indicios: la alusión a un tal amigo Boecio (en III 48), en quien posiblemente debamos ver al famoso Boecio (480-524 d.C.) autor de la Consolación de la Filosofía; por otro lado, Casiodoro (ca. 490-583 d.C.) dirige una carta (Varia I 21) a un Maximiano en quien hemos de ver seguramente a este autor.

Había nacido en la región de Etruria (de ahí el sobrenombre de Etrusco), en Italia central (según comenta él mismo en V 5 y 40); se educó en Roma (I 10 y 63); desarrolló una exitosa carrera política (I 9-10, 13-14); y, ya anciano, formó parte de una embajada a Constantinopla (V 1-3), algo que probablemente ocurrió alrededor del 550 d.C., con ocasión de las guerras góticas en Italia. Escribió su obra poética ya a una edad avanzada, pues un motivo muy importante en la misma es el lamento por la vejez y por la cercanía de la muerte. En materia de religión no está resuelta la cuestión de si fue cristiano o pagano: más probable es que fuera pagano, porque en su poesía se advierte un sensualismo incompatible con la doctrina católica, si bien algunos giros de pensamiento, expresiones o pasajes (como el elogio de la virginidad en la elegía III) parecen acusar la influencia del cristianismo.

Las Elegías

La obra conservada de Maximiano comprende un conjunto de seis elegías (poemas escritos en dísticos elegíacos), de diversa extensión y con un total de 686 versos. Los poemas son un desarrollo tardío del género de la elegía amorosa latina, que había sido practicada en Roma en el siglo I a.C. por poetas como Cornelio Galo, Propercio, Tibulo y Ovidio. Sus rasgos constitutivos eran, desde el punto de vista del contenido, la expresión subjetiva, con apariencia autobiográfica, de experiencias amorosas con una mujer; en la forma literaria se trataba de poemas de extensión breve (aunque no tanto como un epigrama) o media, escritos en dísticos elegíacos.

Maximiano sigue esa tradición genérica (véase A. Ramírez de Verger, 1986). La primera elegía, muy extensa (292 versos), contiene un lamento por los achaques, limitaciones y cargas de la vejez: en esta poesía se contrasta el recuerdo de la juventud del autor (vv. 9-100), en el que se incluye la mención de sus conquistas amorosas, con un presente caracterizado por la vejez, que se maldice (101-288). El tono de este poema es bastante sombrío y pesimista, y el tema amoroso sólo se documenta en el catálogo de amores de juventud (vv. 59-100).

La segunda elegía exhibe una temática más propiamente amorosa (por tanto, más en la línea tradicional del género elegíaco). En ella Maximiano, ya anciano, se declara enamorado de Licóride. Ante el rechazo de ella, el poeta compone una elaborada renuncia al amor (renuntiatio amoris), obligada por las circunstancias.

La elegía III recuerda el primer amor del poeta, cuando joven, con una muchacha llamada Aquilina. Predomina, como motivo principal, la descripción de los síntomas de amor, o signa amoris (como se conoce técnicamente). El mismo tema reaparece en la elegía IV, en que se recuerdan los amores de juventud con la bailarina Cándida.

El tema de la elegía V es sorprendente. Con ocasión de la embajada, citada, al Este, Maximiano entabla relaciones con una “muchacha griega” (Graia puella), pero éstas no pueden consumarse por su impotencia sexual. El tema de la impotencia tenía tradición literaria en la poesía clásica (por ejemplo: Homero, Odisea X 309, 341, Ovidio, Amores III 7), pero el tratamiento de Maximiano se caracteriza por su crudeza y por describir la impotencia del miembro viril en términos de lamento fúnebre (como ha detectado claramente A. Ramírez de Verger, 1984).

La última elegía, con sólo seis versos, es un epílogo a manera de “sello” (sfragís) del autor, donde el poeta lamenta la vejez como muerte en vida, y remite a la fama posterior que espera le procure su obra.

Por tanto, la disposición global de las seis elegías puede interpretarse (como propone A. Ramírez de Verger, 1986, p. 192) según el siguiente esquema, que muestra una estructura de quiasmo (1~6, 2~5, 3~4):

1. Vejez y muerte.
2. Amor de vejez frustrado (por el rechazo de la amada).
3. Recuerdo de un amor de juventud: Aquilina (con descripción de síntomas de amor).
4. Recuerdo de un amor de juventud: Cándida (con descripción de síntomas de amor).
5. Amor de vejez frustrado (por la impotencia).
6. Vejez y muerte.

Valor literario

La calidad literaria de la colección es desigual. Junto a pasajes sin interés, algunas tiradas de versos resultan brillantes. La métrica (con unos pocos errores, atribuibles a la época) y la lengua y estilo (inspirados en los poetas latinos eróticos de época de Augusto, especialmente en Ovidio) no están muy alejados de los modelos clásicos. Así, se ha podido llamar a Maximiano "el último de los poetas romanos” (F.J.E. Raby, 1934, p. 125). En efecto: constituye el último eslabón, el canto del cisne, del género elegíaco amoroso. Otros críticos lo han visto como un símbolo del final de la cultura pagana en Italia.

Pervivencia

Durante la Edad Media se apreció el tono retórico y sentencioso del poeta; se le consideró ethicus (“moralizante”) por el tratamiento del tema de la vejez y por el tono ascético de las elegías III y V. En consecuencia, la colección fue usada como texto escolar y se transmitió en numerosos manuscritos y florilegios. Se percibe su influencia en autores medievales como Baudri de Bourgueil, Walter de Châtillon y Alain de Lille.

La popularidad de los poemas se mantiene durante el Renacimiento, pero con una particularidad: la obra fue falsamente atribuida a Cornelio Galo (poeta latino del siglo I a.C. a quien se considera inventor del género de la poesía latina amorosa, pero cuya obra prácticamente no se ha preservado). Pomponio Gáurico fue el autor de tal atribución, pues publicó el texto de Maximiano bajo nombre de Galo en su edición veneciana de 1501, cuidándose de ocultar la única alusión en la colección al nombre de Maximiano (en IV 26). La superchería, aunque ya fue denunciada por Petrus Crinitus en su libro De poetis Latinis, de 1505, llegó hasta finales del s. XVIII. El texto de pseudo-Galo se siguió añadiendo como apéndice a las poesías de Catulo, Tibulo y Propercio. En el siglo XIX la fama de Maximiano declinó sustancialmente. En el siglo XX la figura y obra de Maximiano ha recibido bastante atención por parte de la crítica especializada, si bien no del gran público.

Bibliografía

  • Ashton-Gwatkin, F., Max: Poet of the final hour, London: Paul Norbury Publications, 1975 [con trad. inglesa].

  • Barrio, Felisa del, “Innovaciones de Maximiano Etrusco en el género elegíaco”, en A.A.V.V., Los géneros literarios (Actes del VIIè. Simposi d’Estudis Clàssics), Bellaterra: Universitá Autonoma de Barcelona, 1985, 247-253.

  • Fo, A., “Significato, techniche e valore della raccolta elegiaca di Massimiano”, Hermes 115 (1987), 348-371.

  • Raby, F.J.E., A history of secular Latin poetry, Oxford: Clarendon Press, 1934 (reimp. 1997), 124-126.

  • Ramírez de Verger, A., “Las elegías de Maximiano: tradición y originalidad en un poeta de última hora”, Habis 17 (1986), 185-193.

  • Ramírez de Verger, A., “Parodia de un elemento ritual en Maximiano (El. V 87-104)”, Habis 15 (1984), 149-156.

  • Ratkowitsch, Ch., Maximianus amat. Zu Datierung und Interpretation des Elegikers Maximian, Wien: Verlag der Akademie, 1986.

  • Schetter, W., Studien zur Überlieferung und Kritik des Elegikers Maximian, Wiesbaden: O. Harrassowitz, 1970.

  • Spaltenstein, F., Commentaire des élégies de Maximien, Roma: S. Calvary, 1983.

G. Laguna Mariscal

Autor

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